Cinco consejos para sacarle el mayor partido a leerles historias a tus hijos
Leer historias a tus hijos es una de las mejores formas de inculcarles la afición por la lectura. Sin embargo, en nuestro reciente estudio más de un cuarto de los niños de primaria a los que hemos entrevistado decía que nunca les leían en casa. Normalmente a los niños les gusta que les lean y obtienen beneficios educativos, sociales y emocionales de esta actividad. Pero las familias no suelen tener tiempo para leer con todas las obligaciones de la rutina.
También hay que tener en cuenta que no a todos los padres les leían libros cuando eran pequeños, por lo que no han tenido una experiencia que puedan repetir con sus hijos y hay muchos adultos a los que se les atraganta la lectura. Teniendo en cuenta todo esto, aquí os dejamos cinco sugerencias que pueden hacer que la experiencia de leer libros a tus hijos sea algo divertido, relajante y educativo.
1. Dedícale toda tu atención
Para muchos, el mejor momento para leer con sus hijos es por la noche cuando se meten en la cama. Pero si tu hijo se encuentra demasiado irritable y despistado a estas horas (o si tú estás muy cansado), puede que prefieras leerles en otro momento del día.
En realidad da igual cuál sea el momento, puesto que lo importante es dedicarle toda la atención durante ese tiempo al libro y a tus hijos. Para ello hay que desactivar las notificaciones de los teléfonos y del resto de dispositivos, todas las personas implicadas tienen que sentirse a gusto y los niños han de asociar el tiempo que pasan con la lectura con un momento ameno.
En la medida que sea posible, recomendamos que la lectura con los niños forme parte de la rutina diaria. Cuanto más se les lea a los niños, más se beneficiarán. Leerle a los niños es tanto una oportunidad para enseñarles cómo suenan las palabras escritas como una ocasión para fortalecer los lazos familiares.
2. Métete en la historia
Normalmente a los niños no les gusta que se interrumpa la lectura cada poco para preguntarles si están entendiendo la historia. Por eso sugerimos que solamente hagas una pausa cuando sea necesario.
Sin embargo, recapitular puede ser útil al retomar un libro tras una pausa. Si los padres hacen que los niños hagan el repaso ("Bueno, ¿por dónde íbamos?"), podremos comprobar si están entendiendo la historia. También son buenas las posibles predicciones ("Vaya... ¿Qué crees que va a a pasar ahora?").
Compartir tu opinión sobre un libro y preguntarle a tus hijos lo que piensan hace que se estimule su pensamiento crítico. Estas y otras técnicas pueden mejorar su capacidad de aprendizaje y de comprensión, pero no deberían interrumpir el ritmo de lectura o hacer que se convierta en una especie de examen.
Puedes hacer que los niños también sean los que lean, algo que es beneficioso para varias capacidades de lectura, como la comprensión lectora, el reconocimiento de las palabras y el desarrollo de su vocabulario.
3. No hay un límite de edad
Puedes empezar a leerles a tus hijos desde que son muy pequeños para ayudarles a desarrollar sus capacidades lingüísticas, así que nunca es demasiado pronto para comenzar. Las habilidades que los más pequeños desarrollan con la lectura compartida pueden hacer que posteriormente destaquen en las capacidades lingüísticas en la escuela.
Leer a tus hijos también es importante cuando dejan de ser tan pequeños, puesto que siguen habiendo beneficios para el el desarrollo de su alfabetización y las capacidades cognitivas.
Deberíamos leerles a los niños hasta que sea posible. No existe una edad en la que deje de obtener beneficios cuando les leemos cosas.
En una investigación muy reciente llevada a cabo en el Reino Unido se demostró que los adolescentes a los que se les daba mal la lectura podían mejorar mucho su comprensión lectora si se les leían libros en el instituto. Puede deberse a que de esta forma los alumnos pueden disfrutar aquellos libros que de otra forma les resultan demasiado complicados.
4. Escoge un libro que os guste a ambos
Recomendamos que escojas un libro que os interese a ambos, puesto que leer juntos es una buena oportunidad para compartir vuestros intereses a la vez que amplías los horizontes de tus hijos con diferentes libros.
No tengas miedo de empezar a leer libros largos a tus hijos cuando todavía sean muy pequeños. La edad para empezar dependerá de la capacidad de atención de tu hijo, pero muchas veces es posible empezar con niños que están en edad de guardería.
Siempre y cuando la historia no sea demasiado compleja, a los niños les gusta disfrutar de un buen libro que de otra forma sería demasiado difícil de leer por su cuenta. Esto también puede ayudarles a ampliar su vocabulario, entre otros beneficios.
Es una buena idea ir con tus hijos a la biblioteca y enseñarles la forma en la que escoges los libros que te interesa leer con ellos. La investigación muestra que a muchos alumnos de primaria y de secundaria les cuesta escoger un libro cuando lo tienen que leer por su cuenta, por lo que si los echamos una mano les ayudaremos a desarrollar esta capacidad.
5. No te preocupes por la forma en la que lees
No todos estamos destinados a ser actores de voz que ganan premios y es algo normal. Está muy bien utilizar diferentes expresiones y voces para los personajes de un libro, pero no todo el mundo es capaz de leer así en voz alta.
En muchos momentos de nuestra investigación nos hemos encontrado con gente que alababan los esfuerzos de lectura de padres a los que no se les daba bien leer, pero que no tiraban la toalla. Por ejemplo, en nuestro reciente artículo uno de los entrevistados describía la experiencia que supuso que su madre disléxica le leyera libros. Esta madre, al igual que otros muchos padres, han conseguido inculcar el amor a la lectura a sus hijos gracias a su perseverancia.
Que te ayuden a viajar a otros mundos e historias de la mano de la literatura es una experiencia placentera e inolvidable. La lectura a los hijos les proporciona a los padres una oportunidad valiosa para tomarse las cosas con calma, relajarse y compartir el maravilloso mundo de los libros con sus hijos.
Autores: Margaret Kristin Merga, profesora titular de educación, Universidad de Curtin; Paul Gardner, profesor Titular Curtin University; Saiyidi Mat Roni profesor de la Universidad Edith Cowan y Susan F Ledger, decano asociado, Murdoch University School of Education, Murdoch University.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.
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