Hoy terminamos la entrevista a la especialista en aprendizaje infantil creativo Isabel Fernández del Castillo, una mujer que, desde la publicación de su obra "La Revolución del nacimiento" ha continuado investigando y trabajando ahora en el campo de la formación de educadores.
En la primera y la segunda parte de esta extensa entrevista hemos hablado con ella de los hemisferios cerebrales y de la construcción del pensamiento de los seres humanos desde su infancia, con especial énfasis en la necesidad que la experiencia física y sensorial en la Naturaleza tiene para los niños.
Te he escuchado hablar del ecosistema del niño, y es un término que me encanta, ¿puedes explicar a los lectores a qué te refieres con esto?
Ya la mayoría de las personas entienden ya qué es un ecosistema cuando hablamos de la naturaleza; si quieres salvar al lince, no actúas sobre el lince, sino sobre su hábitat. Si no hay hábitat, no hay lince.
También se entiende cuando hablamos del parto, la lactancia materna o la crianza. Cuando el entorno es apropiado, la fisiología y el instinto pueden manifestarse. Solo hay que ver cómo se comporta un recién nacido si está en un entorno apropiado: encuentran y se enganchan al pecho por sí mismos de un modo perfecto. Es prodigioso, la inteligencia de la naturaleza en acción.
¿Hay entornos adecuados y entornos que no lo son para los niños?.
Se trata de extender ese concepto más allá. El niño pequeño necesita principalmente unas sólidas raíces afectivas, y luego alas, es decir, autonomía para tener esa experiencia intensa en el mundo real, y mucha vivencia de la naturaleza.
¿En la actualidad está sucediendo lo contrario?
Muchos niños ahora son empujados prematuramente a una autonomía afectiva, mientras que su autonomía en la vida diaria y sus actividades ha quedado limitada hasta un punto nunca visto antes en la historia.
No solo eso, además están ingresando prematuramente en el mundo virtual, sin antes de haber experimentado a fondo el mundo real.
Me inspiró tu reflexión sobre que hacemos aprender el mapa antes que el territorio hablando de como se ofrece a los niños el aprendizaje sobre el medio natural y social, ¿puedes darnos algunas claves sobre cómo los niños tendrían que poder aprender de verdad?
Cuando en el colegio se aprende lo que es un “árbol”, verás a una veintena de niños coloreando el dibujo correspondiente en una ficha. Es patético, sinceramente.
El niño viene diseñado para experimentar el árbol: subirse a él (cuando tiene la edad), jugar a su sombra, escuchar el ruido de las hojas cuando hace viento, coger las ramas caídas para hacer una cabaña, comer su fruta, si es un frutal.
O recoger las bellotas y germinarlas, observar las hojas en otoño cuando se secan y caen, maravillarse con las hojas y flores cuando brotan en primavera, dibujarlo...
Después ya podrá estudiar al árbol en la clase de ciencias, pero después de haber tenido la experiencia física y sensorial, el aprendizaje adquiere otra cualidad. Primero hay que explorar el territorio, luego puedes entender el mapa. Eso es “conocimiento del medio” auténtico.
¿Cuán importante es la Naturaleza para que el niño crezca sano intelectual y emocionalmente?
Me encantó la afirmación de Nils Bergman “el ecosistema natural del recién nacido es el regazo de su madre”. Es así.
Dando un paso más, es fácil entender que el ecosistema natural de la humanidad es la naturaleza, al menos en alguna medida.
Pero es que la medida es cada vez menor. La humanidad ha perdido el contacto con la naturaleza porque ha perdido el contacto con la suya propia.
Si hay futuro en este planeta, pasa por sentirnos “parte de” y no “propietarios de” la Tierra. Y ese sentimiento de pertenencia se adquiere en las experiencias tempranas de fusión con la madre, y en la vivencia de la naturaleza, que también es nuestra madre.
¿Y si vivimos en una ciudad y apenas tenemos tiempo entre colegio y trabajo, qué podemos hacer para darle al niño un entorno lo más adecuado posible?
Entre el negro y el blanco hay muchas tonalidades intermedias. Es cuestión de encontrar la que sea factible en cada momento. Es importante que los niños, y también nosotros, vivamos y tengamos una referencia, aunque sea de vez en cuando, de lo que es naturaleza salvaje, sin ninguna intervención humana.
En la medida de lo posible. En lo cotidiano, a veces tenemos más opciones de las que vemos: se puede escoger entre ir a un sucedáneo de parque con suelo sintético, o caminar 3 manzanas e ir a uno que tenga árboles, plantas, arena, y si tiene charcos, mejor.
Entiendo, deberíamos optar por un ocio más natural, especialmente pensando en los niños. ¿Nos das más sugerencias?
Podemos pasar las tardes de los sábados en el centro comercial, o coger el tren de cercanías e irnos a montar en bici al campo, o a un pueblo pequeño.
En casa podemos neutralizar al niño durante horas frente a la tele, o dejarle jugar con objetos reales, con personas reales. Podemos hacerle vivir en el mundo del juguete de plástico, u ofrecerle otras experiencias más auténticas. En realidad, tenemos más opciones de las que imaginamos.
Por supuesto, Isabel, hay más opciones que seguro podemos lograr con un poco de imaginación y empeño.
Le agradecemos enormemente a Isabel Fernández del Castillo la entrevista que ha concedido a Bebés y más y continuaremos investigando sobre propuestas para cambiar la Educación y ofrecer a los niños la formación más sana, libre y completa posible para permitirles desarrollar todo su potencial.
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