Comenzamos ayer nuestra entrevista a la maestra Irene Álvarez sobre guarderías y alternativas a ellas. Continuamos hoy hablando de como las guarderías y escuelas infantiles serían realmente respetuosas con los pequeños.
Existen algunos proyectos que tienen una filosofía de aprendizaje más libre y respetuoso con las necesidades de los niños, ¿que opinas sobre ellos?
En este sentido cada vez hay más proyectos que se salen de la norma, que buscan otra manera de educar y de presentar a los niños la escuela.
Las llamadas escuelas libres son proyectos educativos que buscan otro modelo educativo, otra forma de hacer y cada vez hay más centros en más lugares de España. Desde mi punto de vista ofrecen una alternativa válida y maravillosa a la escuela tradicional.
El único problema es que no están reguladas por la administración lo que supone que el niño consta como no escolarizado aunque vaya a esa escuela. Esto a mí no me supone un problema pero es bueno que las familias sepan que este tipo de alternativas no tienen nada que ver con las escuelas y los currículos tradicionales.
Una vez hemos decidido usar una guardería o escuela infantil, ¿cómo ayudar a nuestros hijos a su adaptación óptima?
Respetando. Es fundamental respetar al niño.
Para cualquier cosa que vayamos a hacer con él deberíamos respetarle y si además se trata de dejarlo en una guardería o al cuidado de alguien debemos hablar con él, explicarle la situación que va a vivir y darle espacio para que se adapte.
¿Qué quieres decir con "dar espacio"?
Cuando digo "dar espacio" me refiero a tiempo para que se adapte, a no obligarlo a ir a la guardería todos los días si no es necesario, a hacer las cosas de manera paulatina, despacio… me refiero a dejarlo que exprese si no le gusta, a que nos cuente qué le pasa a que pueda expresar libremente que no está cómodo.
¿Y si no es posible dar tanto tiempo como el niño precisa?
Dando amor. El amor es un bálsamo maravilloso que cura todas las heridas, o casi todas.
Si nuestro hijo se siente querido, siente que no lo “abandonamos” en la guardería sino que es un sitio al que va a pasarlo bien, a hacer cosas nuevas y divertidas y no siente nuestro rechazo sino que nos alineamos con los profesionales del centro, seguramente la adaptación será mucho menos traumática.
¿Qué alternativas tenemos realmente las familias para conciliar respetando las necesidades de los niños?
Pocas, muy pocas, la verdad. La vida laboral a la que estamos sometidos nos obliga a dejar bebés en guarderías a los cinco meses o antes, a recogerlos en algunos casos a más de las cinco de la tarde y a casi no poder pasar con ellos más que un día o día y medio a la semana a tiempo completo.
Así las cosas, hemos de re-pensar, de recapacitar, de replantearnos qué queremos para nuestra familia y nosotros, qué necesitamos para que la situación sea lo menos mala posible para el niño y la familia.
Y en lo práctico, ¿donde podemos acudir para mejorar la conciliación y darle al niño un cuidado más humano?
Una de las mejores alternativas es contar con el apoyo de la tribu. Como dice el proverbio “para educar hace falta la tribu entera” y si, para criar también.
Contar con abuelos, tíos, primos o incluso vecinos o allegados familiares que suplan nuestra presencia cuando no podemos estar es desde luego una buena alternativa a la guardería y fomentará lazos de unión entre el bebe y su entorno familiar cercano.
No olvidemos que los primeros agentes de socialización (eso que preocupa tanto a los padres que piensan que tienen que llevar a sus hijos a la escuela para que lo hagan) somos los padres y el entorno familiar. Entonces, ¿por qué no acudir a ellos?
¿Y si no tenemos "tribu"?
En caso de que no podamos, si contamos con pareja, es importante que se involucre también en lo que pueda. Quizá podamos renegociar horarios y que uno trabaje por la mañana y otro por la tarde para así tener a nuestro hijo siempre con alguno de nosotros.
Si así y todo no podemos contar con nadie y tenemos que apañárnoslas, ofrecer a nuestro hijo el mayor tiempo que podamos estar con él, estar “presentes” cuando estemos haciendo actividades, juegos o lo que quiera que sea que hagamos con él, le dará la visión de que, aunque no estemos todo el tiempo, cuando estamos juntos, el tiempo es solo suyo y eso mitigará al menos en parte, nuestra falta durante el día.
¿Cuál sería la edad mínima para dejar a un niño al cuidado de otros de forma ideal?
Desde mi punto de vista, en torno a los dos o tres años es una buena edad. Digo dos o tres porque aunque es un abanico muy amplio también los niños tienen un desarrollo muy dispar a esas edades. Hay niños que con dos años ya están preparados y lo manifiestan así y hay niños que no.
¿Debemos pedirle opinión a los niños?
Claro. Lo importante aquí es tener en cuenta al niño, que le preguntemos si quiere o no ir a la guardería o con los abuelos o la niñera. Si no nos queda más remedio que dejarlo porque nos ha surgido un imprevisto será una situación puntual que, aunque el niño pueda pasarlo mal sabemos que será pasajera pero, si vamos a tomar la decisión de dejarlo al cuidado de otro es importante saber qué opina el niño, qué le parece (claro está si puede responder porque ya tenga cierta edad) quedarse al cuidado de otra persona y ver si está o no preparado.
En mi caso particular con mi hija fuimos haciéndolo de manera paulatina, en contadas ocasiones cuando era muy pequeña y teníamos algún imprevisto (cuando me surgía algo y el papá estaba trabajando y no podía ocuparse) y más adelante la hemos dejado alguna vez con la abuela para ir al cine o una tarde completa porque teníamos algo que hacer pero en general siempre se queda con su padre si yo no estoy.
Terminamos por hoy esta entrevista a la maestra Irene Álvarez, a la que os recordamos que podéis conocer mejor en su página Educando en Positivo. Mañana terminaremos hablando de otras alternativas a la guardería, especialmente de los abuelos cuidadores y de las madres de día.
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