En Bebés y más defendemos, desde hace tiempo, una educación basada en el compromiso, en la cercanía, en el afecto y la comprensión y en la satisfacción de las necesidades emocionales de nuestros hijos para que crezcan seguros de sí mismos, con una gran autoestima y siendo personas empáticas y responsables.
Una de las medidas educativas de las que hemos hablado recientemente es la de los castigos, tan habituales hasta la fecha, pero que al parecer empiezan, por fin, a estar cuestionados en las Consejerías de Educación.
Este es el caso de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, que presentó hace cosa de una semana un borrador con un nuevo decreto en el que los menores de 6 años que se porten mal no podrán ser castigados en los Centros de Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Educación Especial.
¿Y los mayores de seis años?
Para los mayores de seis años se aplicarán diferentes correctivos según la edad. Cuanto mayor sea el niño más responsabilidad tendrán sus actos y mayores serán las consecuencias.
Mayor implicación de los padres
La educación de los niños es, realmente, una función de la familia. Sin embargo gran parte de la responsabilidad ha recaído en la escuela y por esta razón se intenta conseguir una mayor implicación de los padres.
Se creará la figura del delegado de padres, que representará a todos los padres de una clase (habrá uno por clase) y que servirá para aumentar la comunicación entre el profesorado y los padres para que éstos conozcan las normas de convivencia de sus hijos en clase, el sistema de evaluación y para que formen parte activa del desarrollo social e intelectual de sus hijos.
Más autonomía al director
Además de esta medida se otorgará mayor autonomía al director de cada escuela, que podrá elegir la composición de los departamentos de los institutos, elegir a los jefes de área, etc. Así se le dota de mayor responsabilidad y autoridad (ya han surgido las primeras voces de crítica ante esta medida por quitar autoridad al claustro de profesores para otorgarla en la figura única del director).
Volviendo a la prohibición de castigar
La medida suena peligrosa, tanto que dará la sensación a muchos padres de que están jugando con fuego y que tarde o temprano se quemarán.
Sin embargo no lo es tanto si detrás de un “no al castigo” hay un “sí a la reflexión”. Cada mal comportamiento, cada agresión, cada actitud que se considera fuera de lugar es una oportunidad para aprender.
Cuando un niño abre una puerta que no debería abrir tenemos dos opciones, cerrársela en los morros (castigo) o centrarnos en la puerta, en qué hay detrás de ella y en qué puede pasar si se cruza.
Si se reflexiona sobre estos actos y, sobretodo, si se hacen extensivos al resto de la clase desde que son pequeños (“hoy menganito ha pegado a fulanito, vamos a hablar de ello”), podemos conocer qué ha pasado realmente, podemos permitir que los niños hablen sobre el tema (“fulanito ha llorado porque le dolía”, “a mí una vez me pegaron y me dolió”, “a nadie le gusta que le peguen”, “mejor hablar”) y de esta manera les educamos para que entiendan qué no nos gusta que nos hagan, porqué no nos gusta que se haga, qué siente el otro cuando se hace y qué alternativa se puede utilizar cuando alguien necesita mostrar o expresar su enfado.
Los niños menores de seis años tienen una capacidad de aprendizaje emocional limitada que va aumentando poco a poco. Si aprovechamos los inicios del “aprender a ser personas”, para enseñarles a serlo de manera positiva lograremos que ellos mismos se sientan responsables de sus actos, que ellos mismos sean capaces entre ellos de hablar de los problemas y que ellos mismos busquen soluciones para dichos problemas.
Si además de esto, se consigue una mayor implicación de los padres (es muy triste que la escuela tenga que pedir a los padres una mayor implicación en la educación de los hijos), será más fácil que los niños aprendan a ser responsables.
Lo dicho, una gran medida, si se lleva bien a término.
Vía | ADN Foto | Flickr (lepiaf.geo) En Bebés y más | El castigo es un método poco educativo, ¿Por qué el castigo no funciona?