Otras visiones y alternativas al tratamiento del TDAH

Otras visiones y alternativas al tratamiento del TDAH
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Como hemos visto las semanas precedentes el TDAH es un diagnótico rodeado de polémica para que el que, cada vez más expertos, incluído uno de los médicos que lo definió, consideran que se está, posiblemente, sobrediagnosticando y que no se aborda de manera integral. Vamos a repasar hoy otras visiones y tratamiento alternativos a la medicación para los niños que se considere que pueden tener TDAH.

Realmente el diagnóstico del TDAH no puede realizarse, hoy por hoy, de manera científicamente demostrable pues no hay pruebas que determinen un funcionamiento alterado del cerebro o que se pueda explicar sin depender de las opiniones externas al paciente.

Un niño que no se concentra en la escuela o es muy movido no tiene un TDAH, partiendo de esto, se puede investigar, antes de buscar un diagnóstico o un tratamiento farmacológico, que situaciones hay en su entorno que puedan estar desencadenando comportamientos peligrosos o molestos para el propio niño u otras personas.

La dieta

Quizá lo primero que podemos hacer es revisar la dieta del niño y averiguar si puede padecer una intolerancia a algún alimento o una alergia. Los niños con celiaquía a veces presentan síntomas de comportamientos que podrían confundirse con el TDAH y que dismunuyen cuando su dieta evita que se sientan mal y con dolores o molestias. Igual sucede con otras intolerancias.

Además, no olvidemos que algunos aditivos se han llegado a relacionar con problemas de concentración e hiperactividad. Igual sucede con el azúcar. Por tanto controlar estos compuestos y eliminarlos o mantenerlos en dosis bajas en su alimentación puede tener efecto. Hay niños pequeños a los que, seguramente lo habréis observado, el tomar dulces los altera bastante.

Una dieta sana, basada en carbohidratos integrales, verduras, frutas y proteínas de calidad, usando alimentos no procesados, sería la primera cosa que podríamos cambiar para tratar de descartar que exista otro problema.

El entorno y la vida diaria

Por mucho que los padres queramos siempre habrá cosas la crianza y educación de nuestros hijos que podemos mejorar. Revisemos su entorno y su vida diaria, verifiquemos si las normas, límites, expectativas y rutinas que indicamos a nuestros hijos son respetuosas con ellos y sus necesidades naturales.

No todos los niños son iguales. Para algunos es indispensable absolutamente disponer de tiempo libre, mucho juego y ejercicio no reglamentado para "quemar el exceso de energía". Si nuestro hijo es un niño muy fisico y movido, nuestra obligación es ofrecerle esas oportunidades de desarrollo en la naturaleza y el espacio libre.

Los niños de hoy apenas pueden ser niños. Desde pequeños se ven rodeados de paredes, parquecitos y tronas que impiden que se muevan libremente. Algunos sufren mucho si deben separarse de sus madres antes de estar preparados para ello.

Cuando nuestro hijo empiece a presentar síntomas de falta de concentración o una hiperactividad realmente preocupante, no natural en un niño (en los niños es natural ser muy activos) o, sobre todo, comportamientos en los que no sea consciente del peligro poniéndose en situaciones de riesgo que debería ya poder conocer, mi consejo sería acudir a buscar asesoramiento de un psicólogo respetuoso si nosotros, los padres, no sabemos entender que está pasando.

El estrés, las emociones no asimiladas, traumas en el embarazo, parto o la primera infancia, o situaciones que no nos han contado (maltratos o abusos de otras personas) pueden preocuparles y dejan salir esa tensión como un síntoma secundario que puede confundirnos del verdadero problema. No temamos hacer un ejercicio de autocrítica y de investigación. La hiperactividad o los problemas de concentración que se diagnostican como TDAH pueden ser un síntoma, pero no el problema de base.

Normalmente no habrá nada que sea serio, pero seguramente el buscar como mejorar las dinámicas familiares siempre va a ayudarnos si la relación con nuestros hijos o su vivencia no son satisfactorias.

La escolarización temprana, si se realiza en un entorno educativo muy autoritario, les priva de la libertad de juego y de actividad física que tanto necesitan para desarrollar su programa interno de desarrollo.

Todo esto deberíamos revisarlo y cambiarlo antes de comenzar a preocuparnos por un posible trastorno de hiperactividad y déficit de atención. Mañana os hablaré con más detaller de la complicada cuestión educativa y de lo mucho que influye, en mi opinión, en el aumento de diagnósticos.

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