El útero, al igual que ocurre con el resto de los órganos que intervienen en la gestación, se va entrenando durante la gestación para soportar el trabajo del parto.
Por eso, a partir de la semana 20 (incluso antes) la futura mamá puede notar cómo su tripa se contrae y se endurece en algunos momentos. Se trata de las llamadas contracciones de Braxton Hicks, por el nombre del médico que las describió por primera vez, en 1872.
No deben asustar, ya que no solo no suponen un peligro para el embarazo, sino que son necesarias: ablanda el cuello uterino y lo prepara para las contracciones reales que ayudarán al bebé a atravesar el útero en el momento del parto.
Cuál es la función de estas contracciones 'falsas'
Según la Asociación Americana del Embarazo, estas contracciones fisiológicas ayudan a tonificar el músculo uterino, ablandando la cérvix y facilitando el flujo de sangre a la placenta.
Se intensifican más a medida que se va acercando el momento del parto, por lo que también ayudan a dilatar y borrar el cuello del útero, incluso en 3-4 centímetros.
Son importantes, ya que permite llegar al parto con esos centímetros de ventaja, facilitando el trabajo.
De hecho, las contracciones de Braxton Hicks se señalan incluso como la primera fase del parto, la fase de dilatación precoz o latente.
En qué se diferencian de las contracciones propias de parto
Se diferencian de las contracciones propias del parto porque abarcan todo el útero, comenzando en la parte superior y extendiéndose gradualmente hacia abajo.
Son indoloras, aunque pueden resultar algo molestas, ya que la mujer nota cómo su abdomen se endurece y una cierta tensión abdominal. Tampoco son regulares y duran menos (entre 30 y 60 segundos).
Pero a medida que el embarazo avanza, estas contracciones se van tornando más frecuentes y duraderas, incluso dolorosas una o dos semanas antes de dar a luz.
Se conocen como contracciones preparto o prodromos de parto. Se diferencian de las propias del parto:
Se producen de forma rítmica, pero no regular. Es decir, puede haber tres o cuatro contracciones con molestia e incluso a veces dolor a intervalos similares, pero intermitentes.
No van aumentando su intensidad, ni su duración, ni su frecuencia, como ocurre en la fase de dilatación del parto donde las contracciones son muy regulares: suceden cada 2 o 3 minutos y llegan a durar 90 o 120 segundos cada una.
La Asociación Americana del Embarazo señala que pueden aparecer con más frecuencia:
Cuando la madre está más activa.
Si alguien le toca la barriga.
Cuando la vejiga está llena.
Después de tener relaciones sexuales.
Si la mujer necesita beber agua.
¿Cómo aliviar las molestias?
Si notas que tu abdomen se tensa:
Descansa y relájate, cambiando de posición. Es decir, recuéstate sobre un lado, si estás de pie o sal a dar un paseo, en caso de estar sentada o tumbada.
Date una ducha caliente durante unos 30 minutos.
Bebe un par de vasos de agua, ya que las contracciones pueden ser provocados por falta de hidratación.
Bebe una infusión o un vaso de leche caliente, para relajarte.
Y acude al médico si:
Tienes más de 4 contracciones por hora antes de la semana 36 de embarazo o más de 5 contracciones, cumplida la semana 36.
Si sientes contracciones acompañadas de dolor abdominal, de espalda o pélvico.
Contracciones acompañadas de cualquier tipo de flujo vaginal inusual.
Historial de parto prematuro.
Pueden ser señales de que el parto ha comenzado.
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