Los óvulos son unas células fascinantes, tanto por su tamaño (son las células humanas más grandes) como por su función. Estas células sexuales o gametos femeninos son esféricas e inmóviles, visibles al ojo humano (lo cual nos ha dejado algunas imágenes impresionantes) y los más llamativo es que el feto empieza a fabricar óvulos desde las nueve semanas de gestación.
Apenas acaba de pasar de la etapa de embrión a feto, pero los órganos están desarrollándose y el organismo empieza a producir óvulos. Aún no habrá nacido y el feto contará con millones de ovocitos. Pero antes de conocer cómo es este impresionante proceso, veamos un poco más cómo son los óvulos.
Fueron descubiertos por primera vez en 1827, por el biólogo Karl Ernst von Baer, que logro identificarlos como gametos femeninos en sus investigaciones con mamíferos. Como decimos, son las células más grandes del cuerpo humano, miden unos 0,14 milímetros, mientras que sus "compañeros" los espermatozoides son unas 10.000 veces más pequeños.
El óvulo maduro, de forma esférica, está lleno de fluidos, contiene gran cantidad de citoplasma y un núcleo con 23 cromosomas (se unirá al núcleo de 23 cromosomas del espermatozoide si se produce la fecundación). El ovocito está envuelto en un folículo lleno de células cargadas eléctricamente dispuestas para liberar el óvulo maduro.
Después de nueve semanas de ser concebidos, los fetos femeninos empiezan a producir óvulos y alrededor del quinto mes de gestación ya cuentan con un impresionante número: alrededor de siete millones de ovocitos. Los llamamos ovocitos porque es el nombre que reciben los óvulos inmaduros.
Cuando nacemos, sin embargo, ese número desciende considerablemente en un proceso llamado "apoptosis" por el cual se produce una muerte celular programada y provocada por las mismas células. Es una especie de "suicidio celular" que probablemente tiene como fin controlar su desarrollo y crecimiento, aunque hay hipótesis variadas.
Entonces, al nacer, las bebés cuentan con alrededor de un millón de ovocitos y ya no se producirán nuevos. Además, se trata de un número que sigue descendiendo a lo largo de los años. La inmensa mayoría de los ovocitos dentro de los ovarios muere continuamente, hasta que se agotan en la menopausia.
Al final, no parece demasiado descabellado este baile de números, ya que la vida fértil de la mujer está bastante limitada. Una mujer producirá entre 350 y 450 óvulos a lo largo de su vida. En cada regla, se pierden unos mil ovocitos que no han llegado a madurar en óvulos. La comparación con las células sexuales masculinas es abismal: una sola eyaculación contiene un número mayor que las "reservas" totales de las mujeres.
Desde la pubertad, cada 28 días aproximadamente, en el ciclo menstrual, madura un ovocito en uno de los ovarios y pasa a una de las trompas de falopio. Si se fecunda por un espermatozoide a la finalizacion de la fusion de los dos nucleos (masculino por parte de la cabeza del espermatozoide y femenino localizado en el citoplasma del óvulo) la celula pasa a convertirse en cigoto.
Si el óvulo no es fecundado, será expulsado, junto con la membrana que recubre el útero, cuando llegue el periodo, la menstruación: el ciclo vuelve a comenzar. La estimulación ovárica (por ejemplo, en un tratamiento de fertilidad) puede liberar numerosos óvulos en un solo ciclo, de ahí que aumenten las posibilidades de embarazo múltiple.
Muchas personas pueden pensar que con tal cantidad de óvulos de reserva, la fecundación no debería ser tan complicada, pero esto no siempre es así. Un gran número de óvulos no garantiza el embarazo, hay que tener en cuenta también otros factores (junto a la fertilidad masculina) como el de la calidad de esos óvulos.
Más propiamente, la reserva ovárica es la combinación resultante del número de óvulos y de la calidad de los mismos. Y esa reserva ovárica desciende mucho a partir de cierta edad de la mujer.
¿Por qué es difícil concebir a partir de cierta edad?
Es sabido que la fertilidad de la mujer desciende considerablemente a partir de los 35 años y en picado a partir de los 40. No obstante, a estas edades aún existen muchos ovocitos dispuestos a ser óvulos y el ciclo menstrual sigue adelante durante años. ¿Qué es lo que sucede? ¿Han envejecido estos ovocitos? Podríamos decir que sí.
Los ovocitos son unas células muy frágiles, vulnerables frente a estímulos muy diversos. No están dotados de mecanismos de "autorreparación" que sí poseen otras células y cuando hay algún estímulo, alguna "descarga", los ovocitos se dañan. Cuando se produce a ovulación en mujer de más de 35 años, existen muchas más posibilidades de que el óvulo liberado esté dañado.
Las mitocondrias, unos orgánulos encargados de proporcionar energía a los óvulos, con el paso de los años se debilitan y no son capaces de proporcionar tanta energía.
Para que un óvulo se transforme en embrión necesita estar fuerte y saludable, con la cantidad de cromosomas adecuados y la capacidad de combinarlos con los del espermatozoide. Necesita energía para dividirse tras ser fertilizados. Si estas condiciones no se cumplen, puede no producirse la fecundación o no llevar adelante con éxito el embarazo.
Determinados problemas de salud, la herencia genética, la radioterapia, quimioterapia o algunos hábitos como fumar pueden ser causa de daño en los óvulos (y no solo a partir de los 40).
Pero, en general, podemos decir que las mujeres de entre 15 y 25 años de edad tienen un 40% de probabilidades de poder concebir durante cada uno de sus ciclos. Sin embargo, superados los 40 años las mujeres tienen menos de un 25% de posibilidades de quedar embarazadas naturalmente.
En definitiva, a pesar de que el feto femenino empieza a producir miles de óvulos a las nueve semanas de gestación y a los cinco meses cuenta con millones, este número empieza a descender considerablemente tras el nacimiento y los óvulos sanos que puedan fecundarse y seguir adelante empiezan a escasear conforme pasen los años.
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