¿Son vuestras parejas de esos que os tocan la barriga y le hablan al bebé? Y vosotras, ¿habláis con él? Porque en los tres embarazos de mi mujer ella siempre me decía que le tocara, que saludara al bebé, que le dijera cositas, y aunque siempre he sido un padre muy implicado con mis hijos, a la hora de hablar a través de la barriga lo confieso: apenas lo he hecho.
No puedo decir por qué, quizás porque no veía la razón de hacerlo, ni la necesidad, quizás porque me gusta hablar a los ojos de las personas y no a una barriga (tomároslo con humor, por favor), el caso es que no lo hice y ahora hay estudios que lo están recomendando por considerarse algo positivo para el bebé. ¿Por qué? ¿Por qué se recomienda hablar con el bebé antes de que haya nacido?
El desarrollo del oído del bebé
Se sabe que el oído del feto está desarrollado entre el tercer y cuarto mes. Esto quiere decir que, a partir de ese momento, empieza a oír lo que sucede en el interior del útero y, en cierto modo, de una manera atenuada, porque no olvidemos que está flotando en líquido amniótico, lo que sucede en el exterior.
¿Y por qué oyen tan pronto si aún faltan meses para salir al exterior? Porque parece un poco ilógico tener la capacidad de oír ya al principio del segundo trimestre de gestación. Pues bien, todo podría responder a que, ya dentro del útero, el bebé empieza a adaptar su desarrollo a los estímulos que recibe.
¿Que a qué me refiero? Pues a que parece ser que el sonido del corazón de la madre y su voz, además de lo que puede oír del exterior, tienen mucho que ver con el desarrollo de la audición y con las habilidades lingüísticas en adelante.
A esta conclusión han llegado investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, que decidieron trabajar con 40 bebés nacidos de manera muy prematura (entre las semanas 25 y 32) para ver qué diferencias había a nivel cerebral cuando a unos les ponían grabaciones con la voz de su madre y los latidos del corazón y a otros les dejaban solo con el ruido ambiental.
Un mes después de iniciar el experimento, cuando en teoría ninguno de los niños debería haber nacido todavía (a los más mayores, los de 32 semanas, aún les faltaban 8 semanas para ser considerados a término cuando empezaron), les hicieron ecografías craneales para observar las posibles diferencias.
Vieron que los bebés que habían estado escuchando los sonidos maternos tenían una corteza auditiva, que es la parte del cerebro que se encarga de la audición y de procesar el lenguaje, mayor que los que recibieron una atención normal. Con ello demostraron la plasticidad de esa zona concreta del cerebro "antes de nacer", o mejor dicho, antes de que el cerebro alcance la madurez de un bebé a término.
Concluyeron que el cerebro en formación de los fetos se ayuda de los sonidos que provienen del interior del cuerpo de la madre y del exterior, para ir desarrollándose y preparándose. Y así, una vez el bebé nace, seguir desarrollando la capacidad de entender la entonación con que hablan sus padres y, poco a poco, el mensaje que les quieren hacer llegar.
En el caso de los bebés que reciben menos estímulos durante el embarazo el desarrollo dependerá más de lo que suceda al nacer, cuando, en caso de recibir también menos estímulos, hablará probablemente más tarde.
¿Y qué hay de los prematuros?
Obviamente, dado que el estudio se realizó con prematuros, las conclusiones también sirven para ellos. No solo el método madre canguro es muy importante para ellos. Ahora podrá hacerse uso de la voz y los latidos de la madre cuando ni ella ni el padre estén, en vez de dejarles con el sonido ambiental de la unidad de cuidados intensivos, pues como vemos en el estudio el desarrollo es mejor.
También es positivo para los padres
Imaginemos que el estudio no dice eso, sino que concluye que es indiferente hablarle o no hacerlo porque no hay mejoría con la voz de la madre ni los latidos. Seguirá siendo positivo que la madre le hable y que el papá lo haga, si lo siente, porque todo lo que sea comunicación con él, aun cuando aún no ha nacido, es una buena manera de empezar a crear lazos con él.
Si los padres le hablan antes de nacer será mucho más fácil y habitual hablarle una vez ha nacido y entonces sí (también), sus palabras tienen mucha influencia en el bebé, en su desarrollo, en la adquisición del lenguaje y en el vínculo que madre, padre y bebé crean. Y ya se sabe, que cuanto mejor relación haya entre todos, mejor irá siempre todo.
Así que ya sabéis, si no le habláis a la barriga, papás, ya tenéis un motivo para hacerlo. Y si no le habláis, mamás, lo mismo.
Más información | Estudio en Pubmed, DailyMail
Fotos | bradfordst219, Leo Grübler en Flickr
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