La lejía es uno de los desinfectantes más eficaces y utilizados del mundo, pero muchos padres dudan si utilizarla en casa por temor a que resulte perjudicial para los niños. Sin embargo, usada debidamente, la lejía es uno de los desinfectantes más seguros del planeta. Te contamos cuáles son los beneficios de limpiar y desinfectar con lejía y cómo tomar las precauciones necesarias para un uso responsable de este producto.
¿Qué es la lejía?
La lejía o hipoclorito de sodio es el compuesto químico que se obtiene al hacer circular corriente eléctrica a través de una disolución de sal común (cloruro de sodio), como la que utilizamos para nuestras ensaladas. Al final de este proceso, conocido como electrolisis, nace el hipoclorito de sodio, un producto muy eficaz para blanquear o desinfectar. Por lo tanto, la lejía es una forma “activada” de la sal común. Y una vez que ha cumplido su función, vuelve al medio ambiente donde se degrada en pocos minutos, convirtiéndose de nuevo en sal.
La lejía en el hogar
La lejía, siempre que se haga un uso responsable de ella, es un producto totalmente seguro y necesario dentro de nuestro hogar. Aunque invisibles, bacterias como la salmonela, o los gérmenes fecales se encuentran ampliamente distribuidas en nuestras casas. Las zonas del hogar más susceptibles de estar contaminadas suelen estar en nuestra cocina y cuarto de baño. Son generalmente las esponjas y estropajos de cocina, los desagües, las toallas húmedas, el inodoro y los pomos de las puertas. Por ejemplo, en un trapo de cocina húmedo y sucio puede haber hasta un millón de gérmenes... ¡por centímetro cuadrado!
Algunos mitos sobre la lejía
- La lejía puede usarse en casi todas las superficies y objetos del hogar. Puedes lavar con lejía diluida, como Estrella, el acero inoxidable, las encimeras de piedra natural o artificial, el parquet, las superficies de madera y el mármol. Y desinfectar con ella cualquier objeto que pueda haberse contaminado como esponjas, bayetas, tablas de cortar o tuppers.
- No estropea la ropa. Neutrex, por ejemplo, contiene fibroprotectores que protegen los tejidos, para que tu ropa dura más. Se puede usar para tus prendas blancas o de colores claros de algodón y de tejidos sintéticos. También puedes utilizarla para desinfectar la ropa de tu bebé con ella. Sólo debes evitar su uso en prendas delicadas como la seda, la lana o el nylon.
- No emite vapores. La lejía no supone ningún riesgo para nuestra salud ni la de nuestros hijos si se usa adecuadamente y de forma responsable. Nunca se debe mezclar con ningún producto de limpieza, y sobre todo no mezclar con productos ácidos como el antical o el amoníaco. La mezcla de la lejía con estos productos genera vapores.
- La lejía y la piel. La lejía diluida puede entrar en contacto con nuestra piel durante el remojo de la ropa o durante la limpieza de superficies, como la cocina o el WC, sin generar ningún tipo de problema. El olor particular que queda en nuestras manos tras el uso de lejía se debe a trazas de compuestos que se generan cuando la lejía se combina con las proteínas de las capas muertas de nuestra epidermis. El olor desaparece por sí solo con relativa rapidez.
Múltiples propiedades positivas para la limpieza y la desinfección. Incluso cuando hay niños en casa
La lejía es un producto seguro y necesario dentro de nuestros hogares. Una vez desmitificadas sus falsas propiedades nocivas, hay varios argumentos de peso para no dejar de limpiar y desinfectar con lejía dentro de tu hogar:
- Limpieza y desinfección asegurada. La lejía es un desinfectante eficaz para actuar contra gérmenes de todo tipo en casi cualquier superficie, material y objeto, como hemos visto. A nivel doméstico, su uso es especialmente recomendable para desinfectar las zonas y utensilios que utilizamos en la manipulación de alimentos y como limpiador del cuarto de baño.
Neutraliza y elimina alérgenos. Siempre asociamos la lejía a la desinfección sin pensar en el beneficio a la hora de eliminar los principales agentes que causan alergias en el hogar, como el polen, moho, pelo de mascota y los ácaros del polvo. Con niños, tenemos que pensar que algunos juguetes, como los peluches, son un nido de ácaros... Por eso, es conveniente que los laves semanalmente, ¡sobre todo si el peque duerme con ellos! Puedes hacerlo en la lavadora, con un poco de tu detergente. Antes de hacerlo consulta en la etiqueta si puedes lavarlo a máquina. También en zonas húmedas, como el cuarto de baño, la presencia de moho es otro factor de riesgo ya que sus esporas pueden provocar brotes de asma y otras enfermedades respiratorias, especialmente en los más pequeños.
Frena las contaminaciones cruzadas. Una contaminación cruzada es cuando los gérmenes se transmiten de una superficie contaminada a algún alimento. Para evitarlo, desinfecta con lejía la encimera de la cocina, las tablas de cortar, los estropajos, trapos de cocina, tuppers, etc
Elimina los malos olores. Los restos de alimentos en estado de descomposición son la principal causa de los malos olores domésticos y un claro indicio de la presencia de bacterias. La lejía es una buena solución para su limpieza, desinfección y eliminación de olores de raíz.
Blanqueante por excelencia. La lejía es muy eficaz para devolver la blancura a la ropa. Además, es un excelente quitamanchas que ayuda a disolver las manchas difíciles en la colada blanca de los más pequeños. Como las de zumos, frutas o leche, que elimina eficazmente incluso en agua fría.
Respetuosa con el medio ambiente. Y, además de las razones prácticas, resulta que la lejía es respetuosa con el medio ambiente. ¡Seguro que es algo en lo que no habías pensado! Se extrae de la sal común y, una vez ha cumplido su función, va a parar al alcantarillado y vuelve a convertirse en pocos minutos nuevamente en sal, cerrando su ciclo de vida de forma natural.
Precauciones para usar la lejía con seguridad, especialmente con niños
La lejía ha sido utilizada en el ámbito doméstico en todo el mundo durante siglos debido a sus propiedades de limpieza. Ya hemos visto que no se debe mezclar con otros productos de limpieza como el amoníaco. Además es importante separar la ropa de la colada, diferenciando colores claros de colores oscuros, estos últimos pueden estropearse por el gran poder blanqueante de la lejía. En una casa con niños además habrá que tener en cuenta estas consideraciones:
No dejes al alcance de la mano de los más pequeños ningún producto de limpieza. Lo mejor es guardarlos en estanterías altas. ¡Nunca los escondas detrás de la taza del váter, por inaccesible que te parezca! También puedes asegurar los cajones o puertas donde almacenes los productos de limpieza con dispositivos que estén expresamente pensados para ello.
No rellenes botellas o recipientes con lejía. Por muy obvio que esto te parezca, al cabo de un tiempo puedes perder la referencia de lo que contiene y provocar una confusión. Manteniendo la lejía en su envase original, evitarás que se ingiera por error o se le acabe dando un uso inadecuado.
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