Durante la infancia es muy habitual que algunos niños muestren un interés desmedido por un tema concreto, llegando a convertirse en auténticos expertos en la materia y dejando boquiabiertos con sus conocimientos a quienes les rodean.
A menudo, estos niños son catalogados de forma peyorativa como 'frikis' por otros compañeros o incluso adultos. Y es que aunque el término 'friki' no es ni mucho menos negativo o despectivo, por desgracia todavía hay personas que lo emplean para burlarse o criticar las extravagancias o gustos inusuales de otros.
Si crees que tienes en casa a un pequeño friki, debes saber que lejos de ser un problema, vivir un hobby con pasión desbordada tiene cosas muy positivas para los niños y sus padres. ¡Te las contamos!
¿Es mi hijo un friki?
El término friki está aceptado por la RAE y hace referencia a las personas que practican de forma desmesurada y obsesiva una afición, lo que les lleva a parecer pintorescas, extravagantes o raras.
Hasta hace poco tiempo la palabra 'friki' tenía connotaciones negativas y a menudo se empleaba a modo de burla o insulto para señalar al "diferente". Aunque actualmente ya no suele ser así, todavía hay quien usa este calificativo de un modo peyorativo, sin tener en cuenta el verdadero significado de la palabra.
Por lo general, solemos tildar de frikis a los seguidores de sagas como 'Harry Potter', 'El Señor de los Anillos' o 'Star Wars', aficionados a los videojuegos o lectores de cómics. Pero puesto que ser friki es practicar una afición de forma apasionada, podríamos decir que cualquier persona obsesionada con un tema concreto es un friki.
Leyendo esta definición, si tu hijo es un loco de los dinosaurios, los coches, los Pokémon, el universo Marvel o Frozen -por poner solo algunos ejemplos-, quizá creas que tienes a un pequeño friki en casa. Pero lo cierto es que es muy habitual que los niños pasen por etapas en las que se obsesionan con un tema concreto hasta volverse auténticos expertos.
Estas aficiones forman parte de su desarrollo natural y sano, y aunque en algunos casos podrían perdurar hasta acabar formando parte de su carácter definitivo en la etapa adulta, lo habitual es que se trate de pasiones pasajeras que vayan cambiando conforme el niño crece.
Aspectos positivos de que los niños vivan su afición con pasión
Durante mucho tiempo fui madre de un niño obsesionado hasta la médula con el universo de Star Wars. Puesto que en casa nunca hemos sido fans de la saga (de hecho, hasta ese momento yo no había visto ni una de las películas), la afición de nuestro peque siempre nos pareció curiosa y pintoresca, y a menudo nos preguntábamos de dónde habría salido semejante pasión.
Hasta tal punto llegaba su obsesión que se sabía de memoria los guiones de las películas, contaba con disfraces de todos los personajes (disfraces que, por supuesto, lucía orgulloso cuando le llevábamos al estreno de alguna película, exposición o evento relacionado), solo leía lecturas relacionadas con la saga y tuvimos que comprar una estantería grande para dar cabida a las decenas y decenas de Lego Star Wars que se llegaron a acumular en casa.
Con el tiempo, su afición fue volviéndose más mesurada, pero aquellos años de extravagancias me hicieron aprender mucho de las cualidades o aspectos positivos de los niños que viven sus hobbies con semejante pasión, es decir, los que habitualmente conocemos como 'niños frikis'.
Son entusiastas
Son niños que derrochan entusiasmo por los cuatro costados, pues su pasión por algo llega a ser tan grande que son plenamente felices de poder practicar su hobby sin límites. Además, son muy fáciles de sorprender y regalar, y todo lo que tenga que ver con su afición es acierto seguro.
Como madre, os aseguro que era maravilloso ver a mi hijo disfrutar como nadie con un sencillo cómic de Star Wars, lucir una sonrisa perenne cuando vestía su camiseta de Yoda o esperar meses el estreno de la última película con la emoción desbordada.
Tienen una gran imaginación
Muy al hilo de lo anterior destacaría su inmensa creatividad y su imaginación sin límites. Son niños que nunca se aburren y siempre encuentran un plan que les ocupe, pues su mente está en continua ebullición ideando, imaginando y queriendo saber más sobre su tema favorito.
Son curiosos e inteligentes
Por todo ello, son también niños muy curiosos que disfrutan aprendiendo cosas nuevas sobre la temática por la que sienten pasión. Así, cualquier exposición, evento o biblioteca se convierte en el sitio perfecto en el que perderse durante horas, con los ojos bien abiertos y unas constantes ganas de aprender.
Destacan por su capacidad de concentración
Cuando un tema te apasiona tanto que tu deseo es aprender siempre más y más, llegas a desarrollar una capacidad de concentración asombrosa.
En este sentido, lo que más me llamaba la atención de mi hijo era escucharle describir con todo lujo de detalles determinados aspectos de la película que acabábamos de ver, la vestimenta de un personaje o la exposición que habíamos visitado recientemente, y que habían pasado completamente inadvertidos ante mis ojos.
Aprendizaje de otras competencias
Un niño profundamente aficionado por un tema no solo se convierte en experto del tema en cuestión, sino que al mismo tiempo va aprendiendo y desarrollando otras competencias y habilidades.
Así por ejemplo, leer e investigar sobre su hobby le llevará a mejorar la comprensión lectora y la ortografía. Exponer el tema ante sus amigos le hará desarrollar habilidades lingüísticas y de exposición oral. Si el tema que le gusta se ubica en un marco temporal (por ejemplo, los dinosaurios), aprenderá todos los detalles sobre los diferentes Periodos o escalas temporales geográficas...
Siempre tienen tema de conversación
Un niño con una pasión desbordada por un tema siempre tendrá algo que contarte, y además lo hará gustoso y entusiasmado por compartir contigo su afición.
Entre su grupo de amigos será el experto en la materia, y al que todos preguntarán, y para los padres supondrá una forma fácil de conectar con nuestros hijos, muy especialmente cuando llegan a la adolescencia y sentimos que nuestros caminos se separan.
Así pues, si tu hijo es fanático de un tema disfruta con él de su afición, aprovéchate de los muchos aspectos positivos que tiene, y hazle ver que sus gustos peculiares y pasionales, aunque estrafalarios para muchos, son una seña de identidad por la que sentirse orgulloso.
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