La irresistible atracción por la piscina de bolas

La irresistible atracción por la piscina de bolas
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En algunas ocasiones hemos hablado de los "encantadores" de niños en el parque, pero si duda esta atracción se llevaría la palma si estuviera al alcance de los pequeños en cualquier lugar. La irresistible atracción por las piscinas de bolas es fácilmente entendible, hasta yo me lanzaría en ellas.

De hecho, creo que a algún padre se le habrá pasado por la cabeza crear su propia piscina casera (incluso puede que alguno ya hayáis probado), eso sí, si se dispone de espacio para ello, lo cual no suele ser muy habitual en los pisos que se estilan hoy día (misteriosos pisos menguantes).

Pero incluso en una "mini-toy" los peques pueden hacer virguerías, tan solo hay que encontrar un montón de las bolas adecuadas, ¡y a nadar entre círculos multicolores! Precisamente el colorido tendrá mucho que ver en esa irresistible atracción por la piscina de bolas.

Esconderse bajo las bolas, lanzarlas sobre las redes, paredes y otros pobladores de la piscina (¡cuidado con eso!; hay niños que se transforman en tiradores al blanco profesionales dentro de la piscina, siendo "el blanco" la cara del otro), saltar, bucear, coleccionar bolas de un color, buscar la bola marcada... son algunas variantes para disfrutar de este juego que les fascina.

Cuidado también con todo aquello que pueda "desprenderse del niño": pulseras, pendientes, ganchos, objetos en los bolsillos... porque ya podemos darlos por perdidos casi con toda seguridad, aparte del posible daño que puedan hacerse los pequeños.

Un invento que ha alcanzado niveles de sofisticación en los últimos años, cuando los "parques de bolas" han ido ampliando el tamaño y las posibilidades de estos recipientes aptos para el buceo de los peques, rodeándose de toboganes, escaleras, laberintos... Porque, que yo recuerde, cuando yo era pequeña no existían piscinas de bolas, aunque cualquier caja llena de bolas de papel nos sirviera para casi lo mismo.

Claro, que no era tan bonito. Pero más barato sí, desde luego. Porque esa es otra, pocas veces encontramos este divertimento de manera gratuita. Alguna vez en fiestas, en barcos, en algún restaurante amigo de los niños... Un complemento ideal para que los niños estén entretenidos en algunos lugares donde se pueden sentir limitados.

Pero casi siempre hay un precio por "nadar" en la piscina de bolas, y si el precio se multiplica por no sé cuántos en un cumpleaños por ejemplo, nos lleva a plantearnos si no elaborar nosotros mismos esa piscina. Si tuviéramos espacio, claro.

Foto | Eva Paris En Bebés y más | La irresistible atracción del agua del inodoro, La irresistible atracción por el rollo de papel higiénico, Encantadores de niños en el parque: las pequeñas mascotas

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