Admito que me encanta el Halloween porque es una fecha perfecta para dejar volar la imaginación. Que sea un día en el que se permita ir disfrazados al cole me parece fantástico para los niños (y para nosotros, porque a mi se me cae la baba viendo a mis pequeñas totalmente metidas en sus roles), así que directamente soy yo la que prepara un arsenal de pinturas -siempre apto para su uso en menores- para que usen lo que quieran. Claro, al final del día viene "el trabajo sucio": quitar todo aquello que aplicamos en la mañana (mas lo que se acumula a lo largo del día), sin agredir su delicada piel.
Doble limpieza, el truco para limpiar perfectamente, pero de forma suave
El maquillaje que se suele utilizar en Halloween es distinto, por ejemplo, al que utilizamos los adultos a diario. Este contiene muchos más pigmentos y también muchos más aceites para que la textura pueda trabajarse mejor y para que todos los componentes se adhieran a la piel. Por eso la mejor manera de retirarlo es a través de la limpieza en dos pasos: uno que lo retire todo (incluidos los aceites), y otro que elimine los restos que puedan quedar. Ten en cuenta siempre que no todos los productos cosméticos son aptos para la piel de los niños.
Para el primer paso, lo mejor que podemos utilizar es un bálsamo o aceite desmaquillante (preferiblemente que esté libre de aceites minerales). También podemos optar por un agua micelar, aunque solo lo recomiendo en caso de que el maquillaje no sea muy "potente" (de lo contrario vas a necesitar muchos discos y puedes terminar causando alguna irritación por el roce continuo del algodón en la piel).
Para el segundo, es recomendable usar un gel limpiador sin jabón, aclarando muy bien con agua tibia y verificando que la piel haya quedado perfectamente limpia. Posteriormente es recomendable aplicar un poco de crema hidratante sin perfume para calmar e hidratar la piel.
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