Este fin de semana nos fuimos al pueblo a pasar unos días con los abuelos. Dando un paseo, me encontré con una escena que se repitió varias veces con una pasmosa naturalidad: niños y adolescentes con bebidas energéticas en la mano, bebiendo como si de una botella de agua se tratase.
Por desconocimiento o moda, se trata de un problema que no solo afecta a las grandes ciudades. Por eso Galicia ha decidido dar un paso al frente y hacer uso de sus competencias en materia sanitaria: a partir de 2024, la Consellería de Sanidade publicará una ley que prohibirá su venta a adolescentes al equipararlos al alcohol por los riesgos que tiene para la salud.
Una ley que piden muchos organismos estatales y que entraría en vigor en 2024
Aunque Galicia es la primera comunidad que prohibirá directamente la venta de bebidas energéticas y vapeadores a menores de 18 años, su alto consumo dentro de la población más joven es un tema sobre el que se viene alertando desde hace años, empezando por el Ministerio de Consumo a través del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, ya que las competencias del Estado en el ámbito sanitario abarcan la sanidad exterior, las bases y coordinación general de la sanidad y la legislación sobre productos farmacéuticos.
Este es el azúcar que contienen algunas bebidas energéticas. pic.twitter.com/21Qqdv137w
— sinAzucar.org (@SinAzucarOrg) October 15, 2023
Los motivos por los cuales se desaconseja su consumo en adolescentes (y por supuesto en niños), se debe a su composición: una lata contiene el doble de la cantidad de ingesta de azúcar recomendada diaria para una persona, la cafeína de una taza y media de café, taurina (un estimulante del sistema nervioso), además de otros ingredientes como extractos y conservantes.
Los datos de consumo no son muy alentadores: según indica la Encuesta sobre uso de drogas en enseñanza secundaria en España realizada en 2022, más de 4 de cada 10 estudiantes toman bebidas de este tipo, siendo mayor la prevalencia en los chicos (50,7%) que en las chicas (39,0%).
Los efectos de las bebidas energéticas se ven a corto y a largo plazo
Una lata de cualquier bebida energética es una "bomba de relojería" con efectos casi inmediatos: ansiedad, trastornos del estado de ánimo, dificultad para concentrarse, para dormir y aumento de la presión sanguínea.
Sin embargo, y no menos preocupantes, son los efectos que tiene a largo plazo, empezando por los altos niveles de adicción que genera por su contenido en cafeína, llegando a producir dependencia a partir de 100 mg/día.
Pero el problema no para ahí: pueden tener efectos negativos en el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso (cuestión bastante importante cuando se trata de una persona que aún está en crecimiento), puede aumentar la frecuencia cardíaca y generar problemas digestivos y renales, ya que la taurina afecta al flujo sanguíneo de los riñones, así como sobrepeso y obesidad.
Además de los riesgos para la salud que entraña su consumo, no se puede pasar por alto que mezclar bebidas energéticas y alcohol también es una práctica común. Este último es un depresor del sistema nervioso, mientras que la cafeína es un estimulante que "mitiga" de forma artifical sus efectos, con lo cual es fácil perder la noción de lo bebido y así aumentar exponencialmente la posibilidad de sufrir una intoxicación etílica.
¿Es suficiente esta medida?
Aunque la prohibición puede ser una medida poco popular, lo cierto es que su radicalidad puede traer consecuencias muy positivas para todos en general. Primero para concienciarnos a todos sobre el peligro que tiene el consumo este tipo de productos (seguramente muchos padres piensen que se trata de otro refresco más y muchos adolescentes no sepan exactamente qué contiene una bebida energética).
IBAI x PRIME
— Ibai (@IbaiLlanos) October 12, 2023
Prime ha llegado a España y han querido contar conmigo para ser su embajador los próximos años.
Yo estoy en mi prime. Y vosotros también. @PrimeHydrate pic.twitter.com/FubDHgC1lN
Publicidad de Ibai para Prime, una bebida energética vegana y sin azúcares, pero con 200 miligramos de cafeína, casi el doble de un Red Bull y el equivalente a seis latas de Coca-Cola.
Aunque el borrador también incluye la prohibición de publicidad de estas bebidas dirigida hacia la población infantil, es importante tener en cuenta que la contundencia que necesita la medida no llegará hasta que se convierta en una ley a nivel nacional, especialmente por las complicaciones que surgen en un ámbito como internet y las redes sociales, en donde youtubers, streamers e influencers las publicitan sin ningún tipo de filtro ético ni legal, y en donde el mensaje llega directo a un público que generalmente solo quiere consumir lo mismo que sus "ídolos": el más joven.