Mientras los padres intentamos que nuestros hijos sean comprensivos, tolerantes y respetuosos con los niños con cualquier tipo de discapacidad, indigna que sean los propios profesores (algunos sin corazón), quienes deberían velar por lo mismo, quienes hagan bullying a una niña con autismo.
Al observar cambios de comportamiento en su hija de siete años, unos padres de Dos Hermanas (Sevilla) decidieron poner una grabadora en la mochila de la niña. Más de seis horas de grabaciones les permitieron dar el paso y formalizar un denuncia contra cuatro profesoras del colegio de Educación Infantil y Primaria Cervantes de Dos Hermanas, por burlarse de su hija por su condición.
Una grabadora en la mochila
Según se recoge en la querella adelantada por Diario de Sevilla tiene un Trastorno Generalizado del Desarrollo con Trastorno del Espectro Autista (TEA), Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y epilepsia, acudía a un aula específica para niños con problemas similares al suyo.
Los padres observaron que su hija había sufrido dos crisis epilépticas en poco tiempo “y desarrolló conductas autolesivas desconocidas hasta la fecha con importantes y habituales mordeduras en las manos”, conducta que iba en aumento cuando iba al colegio, y dejaba de evidenciarse cuando llegaba el fin de semana.
Al apreciar este cambio, y después de que las profesoras "negaran la mayor" y dijeran que no habían notado nada extraño en la niña, el 22 de abril decidieron meterle una grabadora en la mochila para saber qué pasaba en clase.
En la seis horas de grabación, según la denuncia, se escuchan gritos de las profesoras con frases como “esta niña tiene el cerebro cascado”, “yo también sé dar golpes”, “ya se ha trastocado”, “lávate las manos, cochina, que te estoy viendo jugar con los mocos” o “en el manicomio de Miraflores había este perfil en adultos”.
Maltrato intolerable
Los médicos que atendieron a la menor concluyeron la “incidencia del estrés” como causa de los ataques y llegaron a recomendar a los padres el cambio de centro.
Por su parte, Javier Jaenes, abogado de la Fundación Antonio Guerrero que representa a la niña, asegura al Diario de Sevilla que ve “intolerable” este tipo de comportamientos hacia una menor en un aula específica, en la que “el personal debe tener una capacidades técnicas específicas para tratar con estos niños”.
Y va más allá. Considera que los hechos pueden ser constitutivos de un delito de trato degradante y otro de violencia psíquica continuada, con penas de prisión que podrían ir de seis meses a tres años.
Educación, por su parte ha dicho que analizará el caso para "tomar las medidas oportunas".
Esperamos que este caso sirva como ejemplo para que maltratos de este tipo no se vuelvan a producir en las aulas, y para que los padres que sospechan que su hijo puede estar sufriendo algún tipo de acoso en el colegio, se atrevan a denunciar.
Vía | Europa Press
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