"Secundinas" (Del latín secundinae, -arum). Med. Placenta y membranas que envuelven el feto.
Casualmente me encuentro con este término y veo que el Diccionario de la Real Academia lo recoge del modo que cito arriba. Las secundinas que alimentan y envuelven al feto tienen que salir del cuerpo de la madre en un momento dado. Después del bebé, cómo no.
Está claro que el trabajo más importante ya lo hemos hecho. El bebé ya está con nosotras tras la expulsión, pero aún queda algo más por salir. Aquello de lo que se ha estado alimentando durante nueve meses, la placenta y lo que lo ha estado envolviendo junto al útero.
La expulsión de las secundinas o "el parto de la placenta" se produce entre cinco y 30 minutos tras el nacimiento del bebé. Algunas mujeres cuentan que en su parto se quedaron sorprendidas cuando el ginecólogo o la matrona les pidieron que empujaran un poco más. No es que vengan dos bebés, no. Se trata de la fase de alumbramiento.
Gracias a unas contracciones más débiles que las que se producen durante las fases anteriores del parto, el útero va empujando a la placenta a su salida. Este órgano reduce su tamaño y se desprende de las paredes del útero para su expulsión a través del canal de la vagina, por donde acaba de pasar el bebé. Junto a la placenta sales los restos de membrana y de cordón umbilical.
Para favorecer estas contracciones se pone al bebé al pecho de la madre, pues la succión estimula las contracciones uterinas. Los profesionales también pueden optar por dar un masaje en el vientre de la madre o administrar oxitocina si es que ya se le estaba poniendo antes a la madre.
Existe cierta controversia sobre si los profesionales deben ayudar a que salga la placenta o dejar que salga sola, aunque en los últimos años los especialistas recomiendan el manejo activo del alumbramiento de la placenta como método inicial, ya que disminuye el riesgo de hemorragia posparto, acorta la duración de la tercera etapa y disminuye la necesidad de utilizar oxitocina de manera terapéutica.
La matrona examina la placenta para comprobar que está completa y no ha quedado ningún resto en el útero, lo cual podría ocasionar complicaciones en el postparto (como infección puerperal).
Solo en el raro caso de que no se produjeran las secundinas de manera espontánea o con las ayudas que hemos mencionado al cabo de una hora tras el nacimiento, tendría que intervenir el ginecólogo de urgencia en un proceso más peligroso para la madre. Si tiene anestesia epidural se podrá hacer en el paritorio, si no, habrá que trasladar al quirófano con anestesia general para desprender la placenta manualmente.
Pero lo más habitual es que apenas nos enteremos, tras la emoción del parto verdaderamente importante, de este otro momento secundario (aunque necesario) cuando aparecen las secundinas en la fase de alumbramiento, el "parto" de la placenta y las membranas.
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