Empecemos por definir qué es la episiotomía, una palabra algo difícil de pronunciar pero muy fácil de recordar cuando la has sufrido en carne propia.
Es una incisión quirúrgica en el perineo (o periné) femenino, concretamente en la parte que se encuentra entre la vagina y el ano, que se realiza en el momento del parto para agrandar la abertura vaginal y permitir la salida de la cabeza del bebé.
Se realiza con tijeras o bisturí justo cuando la cabeza del bebé está a punto de coronar. Hay dos formas de realizar el corte: una línea media hacia abajo o una incisión mediolateral en ángulo, que es la que menor riesgo de daño implica al esfínter anal y al recto, pero también se dice que tarda más en cicatrizar. Una vez producido el nacimiento, el médico realiza unos puntos de sutura para cerrar la abertura.
La episiotomía es una práctica obstétrica bastante frecuente, especialmente en el caso de las madres primerizas, pero su uso es muy controvertido.
Quienes la defienden argumentan que la lesión de un desgarro es peor que el corte limpio de la episiotomía y que con la incisión se acorta la fase de expulsión del bebé. En contra hay muchas cosas más.
La episiotomía es una práctica muy habitual
Desde muchos sectores se denuncia la episiotomía como una práctica médica rutinaria que no es necesaria, ni beneficiosa, ni está justificada. Y que además, se realiza sin el consentimiento de la madre. Inclusive se ha puesto en marcha una campaña para erradicarla como práctica rutinaria. Pero lo cierto es que su uso está muy extendido en algunos países consiguiendo que muchas mujeres crean que conservar sus genitales íntegros durante el parto es meramente una cuestión de suerte.
Suele pensarse que es un cortecito de nada, inofensivo, pero la episiotomía tiene sus riesgos y secuelas a corto y largo plazo. En cuanto a los riesgos se encuentran el sangrado excesivo, el riesgo de infecciones y las complicaciones en el proceso de cicatrización. Las secuelas a corto plazo son la hinchazón y el dolor en la zona durante el postparto. Hay mujeres, entre las que me encuentro, que consideran que es mil veces más dolorosa la cicatriz de la episiotomía que el parto en sí, se pasa mucho peor después que durante el parto. Ni hablemos cuando queremos sentarnos o tenemos que ir al baño los primeros días. Es muy molesto e interfiere para llevar a cabo una vida normal, para darle el pecho al bebé, cuando queremos cogerlo o cambiarlo.
Pero no sólo trae problemas para eso sino también al reiniciar las relaciones sexuales y en algunos casos hasta problemas graves de incontinencia. Además, haber tenido una episiotomía previa eleva el riesgo de desgarro en el siguiente parto. Esto puedo confirmarlo por experiencia propia, pero prefiero un puntito por un desgarro que una cicatriz de episiotomía, y eso que la mía ha sido pequeña.
Una de las respuestas más frecuentes al por qué de la episiotomía es “porque un desgarro es peor”, pero no todas las mujeres sufren necesariamente un desgarro durante el parto. No es o uno o lo otro. Y en el caso de sufrirlo, la lesión de un desgarro es menos profunda que la de una incisión por lo que suele cicatrizar más rápido.
Dado que las investigaciones están demostrando que sus riesgos son mayores que sus beneficios, creo (y espero) que la episiotomía es una práctica que con el tiempo dejará de usarse, o al menos dejará de realizarse de forma indiscriminada como sucede ahora. Habrá casos en la que estará justificado realizarla para acelerar la salida del bebé como al presentarse sufrimiento fetal, pero parece ilógico que se realice como si fuese una parte obligada del proceso en un parto normal.
Por supuesto, la mujer tiene derecho a expresar por escrito en su Plan de Parto que será presentado en el hospital antes de dar a luz que no desea que se le practique la episiotomía.
¿Debe realizarse siempre una episiotomía?
Hemos hablado en el blog de ciertas técnicas a realizar durante el embarazo que pueden mejorar la elasticidad del perineo para favorecer el proceso de parto y evitar, o al menos reducir, las posibilidades de una episiotomía. Estas son el masaje perineal, los ejercicios de esferodinamia y los ejercicios de Kegel, además de otros recursos como por ejemplo los ejercitadores pre y post parto que ayudan a fortalecer la zona.
También hay otro factor muy importante que incide en la no-realización de la episiotomía que es la postura de parto. La postura vertical hace que la presión que ejerce el peso del bebé sobre el perineo favorezca la salida del bebé disminuyendo la necesidad de practicar ningún corte. Hay estudios que se han dedicado a demostrar que se realizan significativamente más episiotomías en partos en litotomía (posición tumbada) que en cualquier otra posición durante el expulsivo.
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