11 consejos para que el bebé tenga dulces sueños (y nosotros)
La familia crece y por fin tenemos con nosotros en casa al bebé. Vaya por delante que vamos a estar cansados. Al agotamiento del parto se suma la adaptación al nuevo miembro de la familia, que parece no entender de horarios. Ni para comer, ni para dormir, ni para llorar, ni para el cambio de pañal... Cada bebé es un mundo y no tenemos métodos mágicos para que se duerma, pero sí podemos probar 11 "trucos" que le ayudarán a tener dulces sueños.
Puede que el bebé no necesite muchas horas de sueño (al menos nocturnas, ni seguidas) pero lo que sí necesita en todo momento es sentirse protegido, sentirnos cerca, sentir que no está solo y que mamá y papá están ahí para acompañarlo, de día y de noche. Teniendo en cuenta esta premisa, hay algunos consejos que podrían contribuir a que el bebé esté tranquilo y descanse. Y con él, nosotros.
Y aunque estaréis deseando conocer estos "trucos", otra cuestión a tener en cuenta antes de velos es que un bebé no duerme toda la noche. Necesita despertarse varias veces a lo largo de la noche, es saludable y necesario para la lactancia, ya que necesita alimentarse sin dejar mucho margen de tiempo entre toma y toma.
Consejos para que el bebé duerma bien
Duerme en la misma habitación que tu bebé. Esto te permitirá estar atento a las señales de que tiene hambre (anteriores al llanto, cuando ya es demasiado tarde) y, casi sin esfuerzo, ponerlo al pecho, prácticamente mientras seguimos durmiendo. También si hay que cambiarle el pañal lo tendremos más cerca: déjalo todo a mano preparado antes de ir a la cama. Este consejo también sirve para prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante.
Atiende siempre al llanto del bebé. Hay muchas razones para ello: calmarle, mitigar su miedo, hambre, dolor, darle confianza… y de este modo puede que el niño se calme y se duerma. Aunque no de manera inmediata, no hay que dejarlo entrar en una espiral de llanto en ningún caso, lo cual aumentaría nuestro nerviosismo y el desvelo está asegurado.
Dale pecho, como recomienda la OMS, a demanda, sin horarios, sin ponerse la alarma durante el día o la noche, sin espaciar demasiado las tomas ni alargarlas al máximo para que el bebé no llegue a la noche con hambre, aunque recordemos que los primeros meses se tienen que alimentar cada pocas horas. En el caso de que el bebé se alimente con biberón, dáselo también a demanda y déjalos preparados por la noche antes de acostarte.
Procura tranquilidad antes de dormir. Ambienta la habitación con una luz muy suave o en la oscuridad si el bebé está tranquilo. Podemos hacerle un masaje, poner música tranquila, suave... Este consejo también sirve para cuando crecen: entonces, además, hay que evitar televisión, ordenador o tabletas antes de ir a la cama.
Duerme junto a tu bebé: la recomendación de los pediatras es que el bebé duerma en la misma habitación que los padres pero en su propia cuna para evitar el riesgo de asfixia. Son ideales para esto las cunas de colecho que se adosan a la cama de los padres. ¿Qué mayor tranquilidad para el bebé que sentirse cerca de mamá y papá!
Mece al bebé, arrúllalo o balancéalo en tu regazo con un movimiento suave y monótono, continuo. Adopta una posición cómoda (porque podemos estar un buen rato de esta manera) y en unos minutos podrás ver que el bebé se calma (y probablemente tú también caigas en los brazos de Morfeo).
Las nanas o canciones de cuna tienen un asombroso poder para calmar a los bebés, con su ritmo monótono y suave, con sus rimas... Esta sonoridad ejerce una influencia tranquilizadora sobre los pequeños.
Procura que el bebé esté cómodo, que no tenga frío ni calor, que no haya demasiada ropa de cama ni poca, que el pañal esté limpio para no tener que cambiarlo enseguida porque se despierta por la humedad... Y por supuesto que duerma en una habitación sin humos. Que el bebé no tenga demasiado calor, que no haya ropa de cama suelta o que esté alejado del tabaco además reduce el riesgo de muerte súbita.
Un baño relajante antes de dormir. Si a tu bebé le gusta el momento del baño, le va a relajar y antes de acostarlo puede ser un buen momento. Tenlo todo preparado para este momento especial. Por el contrario, si a tu bebé no le gusta el baño, o lo que hace es despabilarlo, hay que dejarlo para cuando esté bien despierto, durante el día.
Lo acuesta mamá, papá o ambos. Si el sueño del bebé se ha convertido en un imposible, para no perder la paciencia hay que turnarse a la hora de intentarlo. Cuando a uno parece que se le han acabado las ideas, el otro puede venir "al rescate". De este modo, del bebé también se acostumbrará a que los dos están cerca a la hora de ir a dormir y para atenderle.
Sigue la rutina que mejor te funcione. Cada bebé es un mundo, pero si un día algo de lo que hemos hecho parece funcionar con nuestro pequeño para que duerma más tranquilo, ¿por qué no segur haciéndolo? La hora, la iluminación, la canción, las caricias... todo lo previo a un sueño reparados se ha de repetir siempre que sea posible.
A vosotros, ¿cuáles de estos consejos para que el bebé duerma bien os funcionan? Mucha paciencia para aquellos que aún no han conseguido descansar unas horas seguidas. Todo llega y nos hemos de adaptar al ritmo del bebé, por muy cansado que sea, atendiéndolo adecuadamente. Los papás y mamás recientes están hechos de otra pasta, cuando parece que van a desfallecer, salen fuerzas de la nada. Y es lo que el bebé necesita, tenernos cerca.
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