La triste pero hermosa historia del bebé que nació para morir

La triste pero hermosa historia del bebé que nació para morir
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No sabemos lidiar con la muerte. Es un gran defecto que tenemos la mayoría de los adultos, que no sabemos aceptarla y le damos la espalda continuamente. ¿Que una mujer sufre un aborto? Se le dice que es joven y puede tener más, que seguramente no tenía que nacer, que mejor así que no más tarde, etc. ¿Que un bebé muere al nacer? Se le dice que se despida, que no le ponga nombre, que podrá tener otro, que centre su mente en otras cosas ("que se despeje"). ¿Que muere tu hijo cuando es más mayor? Se evita hablar del tema para que los padres no sufran, te sugieren que te tomes algún ansiolítico para estar más tranquila, te buscan actividades para que tengas distracciones. Te dejan un tiempo, claro, nadie es tan inhumano, pero todos suelen esperar a que vuelvas a ser la misma persona que eras antes y en una situación así, nadie vuelve a ser el mismo.

¿Por qué digo todo esto? Porque seguro que mucha gente verá este vídeo y no entenderá los motivos por los que esta pareja decidió dar a luz a su bebé, a sabiendas de que nacía para morir a los pocos días. ¡Si hasta estando embarazada fueron a elegir un ataúd para el entierro! Pero ellos lo eligieron así y lo documentaron, probablemente, para tratar de normalizar algo que en realidad todos sabemos que forma parte de la vida: la muerte.

¿La muerte forma parte de la vida?

Pero si la vida es la vida y la muerte es la falta de vida, me diréis. Así es, pero la muerte de nuestros seres queridos forma parte de nuestra vida y, si nos ponemos quisquillosos, la nuestra, porque algún momento llegará, también. Y ellos se van, pero nosotros nos quedamos, de igual modo que, cuando nos vayamos, nuestros seres queridos se quedarán para llorarnos. ¿Cuál es la diferencia entre no dar la espalda a la muerte de una persona mayor y no dársela a la de un bebé? ¿La vida, los recuerdos, el tiempo que se ha compartido? Sí, en realidad sí, pero cuando un bebé nace y muere, o cuando muere antes de nacer, se borran de golpe las ilusiones, las esperanzas, los sueños y toda una vida que iba a compartir con nosotros. ¿Como no va a doler algo así?

Es tu bebé, es tu hijo, que nace de tus entrañas y del amor con tu pareja. Ya te sientes madre cuando aún está dentro y te sientes padre cuando aún no ha nacido. Y habláis de ello, y compráis cosas, y pintáis la habitación, y lo dejáis todo listo, y pensáis en todo lo que haréis, en cómo le llamaréis, en cómo le cuidaréis, le alimentaréis, en el tiempo que compartiréis y en todo el amor que le daréis y que os dará y, de repente, todo se esfuma, se evapora, se va. Todo desaparece con la noticia de que tu bebé no vivirá para hacer todo eso y todos esperan que borres enseguida todo, que lo olvides cuanto antes, que "oye, no te ha dado tiempo de conocerle siquiera, no pasa nada, que ya tendrás más, que te hacen un aborto y así no tienes que sufrir más", que "ojos que no ven, corazón que no siente". Pero no, el corazón lleva mucho tiempo sintiendo y no le puedes decir de repente que deje de hacerlo. Demasiado amor como para olvidarlo fácilmente. Demasiado cariño y demasiadas ilusiones y esperanzas.

La historia de Deidrea y T.K.

La pareja del vídeo, Deidrea y T.K., se enteraron de que su bebé no estaba bien en la semana 20 de embarazo. "Padece una trisomía 13", les dijeron, "quizás viva unas horas, unos días o quizás ni siquiera sobreviva al parto". Veinte semanas, tiempo suficiente para decidir si terminar el embarazo o seguir adelante. Y decidieron seguir adelante, como veréis en el vídeo. Thomas nació y los médicos vieron que era más fuerte de lo que pensaban y que podía irse a casa con sus padres, donde con medicación y oxígeno podrían ayudarle a paliar los síntomas.

Sobrevivió cinco días, con varios sustos entre medio, pero lo más importante no es en realidad lo que sucedió, sino lo que los padres pudieron vivir. Agradecidos por esos días, por saber lo que es ser padres, implicados hasta el último momento, sin saber, ni querer saber cómo habría sido todo si en la semana 20 hubieran decidido abortar. ¿No se suponía que era mejor si eliminas todo rastro cuanto antes?

No hablo más, aquí tenéis el vídeo para que lo veáis vosotros mismos:

Ya, es difícil acabar de verlo. Me lo vais a decir a mí que lo he visto dos veces entero y las dos veces he acabado llorando como una Magdalena. Es duro, muy duro. Pero ellos tuvieron el valor de seguir adelante y la suerte de compartir espacio y tiempo con su primer hijo, con Thomas, vivir juntos, cuidarle, amarle y algo muy importante, despedirse.

No digo que todos los padres tengan que tomar esta decisión, la de seguir adelante y dar a luz al bebé. Para nada. Jamás se me ocurriría juzgar un momento así, sea cual sea la decisión. Solo quiero que, aun estando en desacuerdo con su modo de actuar, si es que lo estáis, podáis entender por qué lo hicieron, cómo lo vivieron y qué sintieron. Que lo de intentar olvidar rápido las malas situaciones, los sufrimientos, lo que nos puede hacer daño, no es la única opción.

¿Qué fue de ellos?

Seguro que os estáis preguntando qué pasó después. Todos lo hacemos porque queremos que todo tenga un final feliz. A veces este final llega, a veces no. Así es la vida. En este caso, pasó el tiempo y la pareja logró un embarazo del que nació una niña sana, su segunda hija, Isabella. Pero esta historia es secundaria y no quiero centrarme en ella, así que si queréis, podéis ver la noticia y las fotos de la niña aquí.

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