Son muchos los bebés que nacen cubiertos por un ungüento blanquecino, especialmente en los pliegues de las extremidades, el cuero cabelludo y la espalda. Se trata de la vérnix caseosa o unto sebáceo, una sustancia que protege su piel dentro del útero materno.
Pero una vez que el bebé ha nacido, la vérnix caseosa también cumple una importante función, de ahí que se recomiende retrasar el momento del baño para no eliminar este unto sebáceo. Te contamos cómo se forma la vérnix caseosa y qué importantes beneficios tiene.
¿Cuál es la composición de la vérnix caseosa?
El término "vérnix" procede del latín y quiere decir "barniz", mientras que "caseosa" proviene de la palabra "caseus" que en latín significa "queso". Y es que la apariencia y consistencia de esta sustancia es muy similar a la del queso de untar.
La vérnix caseosa está compuesta por un 80% de agua, un 10% de grasa y otro 10% de proteínas, y es una mezcla de secreciones sebáceas, lanugo y células de la piel descamadas del bebé.
Su color es blancogrisáceo, aunque también puede presentar una tonalidad amarillenta. Si existe meconio, la vérnix caseosa tendrá un color negruzco.
Función de la vérnix caseosa dentro del útero materno
La vérnix caseosa comienza a segregarse entre la semana 18 y 20 de gestación para proteger la delicada piel del bebé de los efectos irritantes del líquido amniótico, impidiendo que se agriete. Su formación coincide con la del estrato córneo, que es el nombre que recibe la capa más externa de la piel. Curiosamente, esta capa solo se puede desarrollar en un ambiente seco, por lo que la vérnix juega un papel fundamental al aislar el líquido amniótico.
Su producción disminuye a partir de la semana 36, y desaparece totalmente en la semana 41, de ahí que no todos los bebés nazcan impregnados de esta sustancia, y que sea más visible en bebés prematuros.
Función de la vérnix caseosa fuera del útero materno
Hasta hace muy poco tiempo, era bastante habitual bañar al bebé nada más nacer para entregárselo a sus padres aseado, e incluso perfumado y vestido. No obstante, estudios recientes aconsejan no bañarle antes de las primeras 48-72 horas tras el nacimiento para no dañar este unto sebáceo.
Y es que la vérnix caseosa cumple también importantes funciones una vez que el bebé ha nacido, pues protege su piel frente a infecciones bacterianas y hongos, e incluso favorece la curación de lesiones cutáneas. Además, los recién nacidos que mantienen la vérnix en su piel regulan mejor su temperatura, presentan menos cantidad de lesiones, una mayor hidratación cutánea y una mayor elasticidad en su piel.
Por todo ello es tan importante no bañar al bebé en sus primeras horas, ni esmerarse en limpiarlo para que luzca perfecto. Gran parte de la vérnix acabará siendo absorbida por la piel o desprendiéndose por sí sola sola, por lo que disfruta del contacto precoz con tu bebé: ¡todo lo demás puede, y debe, esperar!
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