Sin duda nuestro estilo de vida afecta a la salud de todos, especialmente si vivimos en lugares con contaminación se puede detectar una mayor incidencia del asma infantil. Por desgracia, no siempre podemos cambiar de hábitos de vida (y mucho menos de lugar de residencia), lo cual favorecería una reducción del asma.
Ya hemos hablado de que la mayoría de niños asmático viven en ciudades, y un estudio publicado en la revista "Pediatrics" señala que la vida en un entorno con aire menos contaminado reduce rápidamente la inflamación de las vías aéreas en los niños con asma y mejora su función pulmonar.
El estudio, llevado a cabo por investigadores de la West Virginia University (Morgantown, Estados Unidos), comprobó los cambios inmediatos en 37 niños asmáticos que pasaron de vivir en la ciudad a un entorno rural.
Todos los niños participantes tenían asma leve persistente y vivían en una ciudad con altos niveles de polución ambiental antes de mudarse a un entorno rural menos contaminado. En ambos sitios, el equipo controló la contaminación del aire, el nivel de polen y las condiciones meteorológicas.
La reubicación en un entorno menos contaminado estuvo asociada también con una mejora de la función de las vías aéreas inferiores, según se comprobó con un aumento significativo de la cantidad de aire que los pequeños podían exhalar.
Por desgracia, como decimos, nuestro modo de vida actual pocas veces permite ese cambio de residencia permanente (o pocas veces nos atrevemos a ello), pero estudios como éste dan mucho que pensar acerca de nuestros hábitos y nuestra salud, acerca de las "nuevas" enfermedades de las ciudades y de la vida moderna.
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