Antes se la llamaba luxación congénita de cadera y ahora la conocemos por el nombre de displasia de cadera o displasia evolutiva o del desarrollo de la cadera.
Es una de las malformaciones de los miembros inferiores más frecuentes en los recién nacidos. Se da en aproximadamente tres de cada mil niños, es más común en niñas y, dato curioso, más en la cadera izquierda que en la derecha.
Para detectarla, el pediatra controla la posición de las caderas del bebé en los primeros chequeos después del parto y en las revisiones médicas de rutina.
¿Qué es la displasia de cadera?
La displasia de cadera consiste en un desarrollo anormal de la articulación que hay entre la cabeza del fémur y la cavidad de la cadera, provocando un desplazamiento hacia afuera de la cabeza del fémur, el hueso superior de la pierna.
Cuando la cabeza del fémur y la cavidad donde debe alojarse no encajan perfectamente, el hueso tiende a salirse de la cadera de forma intermitente, pero en los casos más graves el hueso se coloca fuera de su posición natural de forma permanente. Es lo que se conoce como cadera luxada.
Por qué se produce la displasia de cadera
El por qué se produce la displasia de cadera en el bebé no está del todo claro. El sexo femenino, la presentación en podálica, especialmente nalgas puras y los antecedentes familiares de displasia de cadera son factores de riesgo.
También parecen tener mayor riesgo los bebés macrosómicos (demasiado grandes), los múltiples (gemelos, trillizos…), ser el primer hijo/a, tener poco líquido amniótico (oligoamnios), anomalías uterinas (como miomas o tener un útero bicorne) o edad materna avanzada.
Maniobras de Ortolani y de Barlow
Son las maniobras que se realizan para detectar la displasia de cadera. Consisten en una serie de movimientos que realiza el pediatra flexionando y abriendo con delicadeza las piernas del bebé.
Se realizan con el niño tumbado boca arriba y lo más relajado posible. Se hace primero en una cadera y luego en la otra.
La maniobra de Ortolani permite comprobar si hay luxación realizando rotaciones de la articulación, mientras que la maniobra de Barlow permite comprobar si hay posibilidad de que se pueda producir una luxación.
La mitad de los casos de displasia de cadera se detectan en el período neonatal gracias a estas maniobras.
Diagnóstico de la displasia de cadera
El diagnóstico precoz es fundamental en estos casos pues posibilita un tratamiento más eficaz antes de que el bebé comience a gatear y a ponerse de pie.
A partir de los 2-4 meses del bebé, las maniobras antes mencionadas son prácticamente negativas en todos los casos, por lo que se recurre a otros signos como el Signo de Galeazzi, la limitación de la movilidad de la cadera o una asimetría relativa en la longitud de los miembros inferiores.
Aunque son los menos, en algunos casos, hasta que el niño no empieza a andar no se detectan síntomas de la dislocación a pesar de haber dado negativo en las revisiones pediátricas.
Un retraso en el inicio de la marcha, cojera al andar o una forma de caminar inestable (más inestable de lo normal en un bebé que empieza a andar) puede indicar una dislocación/displasia.
Para establecer el diagnóstico se realizará una prueba de imagen. En los más pequeños (menores de 3-6 meses), es de elección la ecografía de cadera; para los más mayores (habitualmente por encima de los 4-6 meses) debe realizarse una radiografía de caderas.
Si no se trata la displasia de cadera antes de que el niño empiece a caminar, puede dar lugar a problemas más graves como una cojera irreversible, lesiones en los huesos, asimetría de las piernas o artrosis precoz de cadera.
Tratamiento de la displasia de cadera en el bebé
El tratamiento dependerá de la edad y la gravedad de cada caso y existe aún bastante controversia. Los bebés menores de 4-6 semanas de vida es frecuente que presenten hiperlaxitud de cadera, por lo que una cadera luxable (maniobra de Barlow positiva) puede ser normal.
En estos casos es probable que no necesiten tratamiento inicialmente y se espere para ver la evolución. Si no evoluciona favorablemente, o por el contrario, el bebé es más mayor y/o la cadera está luxada (maniobra de Ortolani positiva), se remitirá a ortopedia infantil para tratamiento.
Para ello se usan determinados tipos de prótesis, siendo el más usado a edades tempranas el arnés de Pavlik, que consiste en unas correas que mantienen las caderas en flexión de cien grados para reducir la luxación. Si el diagnóstico es muy tardío o fracasan los tratamientos ortopédicos, la cirugía puede ser la última solución.
Otras medidas, como el doble pañal, que antes se mandaba, están en desuso. Tampoco debe usarse el andador o tacatá, siendo aún más perjudicial para la posición de la cadera, puesto que el fémur tiende a salirse con el peso del cuerpo.
Por su parte, las mochilas ergonómicas y fulares en los que el bebé va a horcajadas (con las piernas abiertas), es una posición recomendable que favorece el correcto desarrollo de la cadera y evita la luxación.
Asesoramiento | Miryam Triana Junco - Pediatra
Más información | AEPED
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