Hemos comentado varias veces que fumar durante el embarazo puede tener consecuencias en la salud del bebé como bajo peso, déficit cognitivo, labio leporino y mayores posibilidades de sufrir síndrome de Down.
Un nuevo estudio también achaca a la exposición al tabaco en el útero la alteración de los patrones de sueño de los bebés prematuros y consecuencias en su desarrollo cerebral.
Según la publicación Academy of Sleep Medicine los bebés nacidos antes de término de madres fumadoras presentan más movimientos durante el sueño, tienen un sueño más fragmentado y perturbado, y corren más riesgo de sufrir déficit de atención durante la infancia.
Estudiaron a 40 bebés prematuros sanos y los dividieron en tres grupos de acuerdo a la cantidad de cigarrillos que habían fumados sus madres durante el embarazo: nada, menos de 10 y más de 10 al día.
Los bebés de las madres que fumaban más de 10 cigarrillos al día dormían casi dos horas menos que los bebés cuyas madres no fumaban y mostraban perturbaciones en la calidad y continuidad del sueño, problemas que permanecían aún cuando la madre hacía 30 días que no fumaba.
Como dato interesante, también notaron que los bebés de las madres más fumadoras tenían un peso un 21% inferior que los bebés cuyas madres no fumaban. Y no olvidemos que la exposición al tabaco durante el embarazo está relacionada además con el síndrome de muerte súbita del lactante.
El descanso es clave para el buen desarrollo cerebral del bebé. Una mala calidad de sueño puede acarrear consecuencias a corto plazo en los recién nacidos como alteraciones en algunas funciones respiratorias y cardiovasculares, además de trastornos neurocognitivos como déficit de atención en la infancia y mayor impulsividad en la adolescencia.
Vía | Europa Press
Más información | Academy of Sleep Medicine