Un estudio reciente concluye en que el dióxido de nitrógeno emitido por las estufas de gas y por calefactores sin ventilación puede ser un peligro para la salud de los niños que tienen asma, lo que puede conducir a respiración sibilante, tos persistente y presión en el pecho.
El grupo de investigadores del Centro para la epidemiología perinatal, pediátrica y ambiental de Yale examinó los efectos del dióxido de nitrógeno sobre los niños que padecen asma. Los expertos notaron también que las concentraciones de este gas fueron superiores en hogares multifamiliares, en comparación con los unifamiliares.
El nivel promedio de dióxido de nitrógeno en hogares que tienen estufas de gas fue de 25,9 partes por cada mil millones, en comparación con apenas 8,6 partes por cada mil millones en hogares que tenían estufas eléctricas.
En la actualidad, no existen estándares a corto plazo en los Estados Unidos para los niveles de interior de dióxido de nitrógeno, lo cual le valió severas críticas considerando que los niveles de estas emisiones son los únicos que no han sido reducidos significativamente desde 1984.
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