¿Por qué en invierno los niños se resfrían más?
Los resfriados son habituales todo el año, pero parece que en invierno, con el frío, los bebés, los niños y también los mayores cogemos más enfermedades. Son muchas las teorías que tratan de explicar esto, pero a veces hay contradicciones. Por ejemplo, se dice que si un niño va muy desabrigado en invierno corre más riesgo de enfermar, pero se dice también que si lo abrigas mucho, puede resfriarse también porque creas un caldo de cultivo para los virus.
Se dice también que con la calefacción y con un montón de niños encerrados el riesgo de contagio es mayor, pero sabemos que cuando un niño coge un virus, su cuerpo aumenta la temperatura provocando fiebre, precisamente para acabar con él. Quizás sea muy difícil explicar por qué cogemos más virus en invierno que en el resto del año, pero unos científicos han realizado una nueva investigación para tratar de dar respuesta a la pregunta: ¿Por qué en invierno los niños se resfrían más?, y vamos a hablar de ello.
La nueva investigación
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale han querido dar respuesta a ello y, con la hipótesis de que al bajar las temperaturas baja la temperatura corporal y así la capacidad del sistema inmune de luchar contra el rinovirus (el virus del resfriado común), han estudiado células de ratón a diferentes temperaturas.
El rinovirus, al parecer, se replica más fácilmente a una temperatura de unos 33ºC que a una temperatura más cercana a los 37ºC. Sin embargo, a la hora de juntar el virus con células a diferentes temperaturas el resultado fue el mismo: se replica más o menos a la misma velocidad. Es decir, los virus no nos atacan más porque nuestro cuerpo esté un poco más frío en invierno.
La razón, entonces, es otra. La temperatura corporal de nuestro cuerpo suele ser cercana a los 37ºC. En épocas de calor, las células de la nariz tienen una temperatura un poco más baja, pero no mucho más baja. En invierno, en cambio, la temperatura de las células de la nariz puede llegar a ser de 33ºC y ahí es donde obra la diferencia. El virus se replica igual a ambas temperaturas, como hemos dicho, pero la diferencia radica en cómo reacciona el sistema inmunitario: las células pulmonares de los ratones, a 37ºC respondieron al virus de manera más intensa que las células nasales que estaban más frías. Es decir, no es el virus el que trabaja de manera diferente según la temperatura, sino nuestro cuerpo, que cuando está más frío se activa menos ante un contagio.
Esto es un posible factor, pero hay más
Los investigadores explican que no era esto lo que buscaban, pues ellos creían que constatarían que los virus se replican de manera diferente a temperaturas más frías o más calientes, pero que es esto lo que encontraron y que, obviamente, habría que hacer nuevos experimentos con animales, y no sólo con sus células en un laboratorio.
De confirmarse, ya tenemos una de tantas causas que dan respuesta a la pregunta, y digo una de tantas porque hay más. ¿Nos resfriamos porque hace más frío o porque nuestro estilo de vida con el frío es diferente? Porque cuando hace calor pasamos más tiempo en la calle, las ventanas están abiertas y el aire está siempre siendo renovado, pero cuando hace frío nos encerramos más, la ventilación es menor y en consecuencia es más fácil que nos contagiemos unos a otros.
Esta teoría, por ejemplo, la siguen en los pueblos nórdicos, donde hace un frío terrible y donde, para extrañeza nuestra, los niños duermen las siestas bajo cero y juegan en el exterior.
Tener a los niños en un aula cerrada, con una temperatura alta (ya hemos dicho que a una temperatura altita el virus se replica mejor) y con el aire viciado es una gran ayuda para que se contagien. Estar en casa del mismo modo, lo mismo, más posibilidad de que nos contagiemos. ¿Si abrimos las ventanas o los sacamos fuera? Se nos enfriará la nariz y entonces nuestro sistema inmunitario tendrá más dificultades para atacar al virus, pero quizás al ser aire que se renueva el riesgo de contagio sea menor.
Vamos, que no hay una manera de saber (por ahora) qué sistema es mejor para evitar los resfriados, pero al menos ya sabemos algo más acerca de cómo nos contagiamos.
¿Y lo de abrigarlos mucho o poco?
Pura lógica. Si los abrigamos poco, puede suceder lo que comentan los investigadores, que las células de la nariz, las primeras que empiezan a luchar contra los virus no se activen de manera adecuada. Pero si los abrigamos mucho, corremos el riesgo de que empiecen a sudar y de que estén incómodos.
Estar demasiado caliente por culpa de la ropa deja al bebé o niño irritable, con malestar, y esto puede afectar también a su sistema inmunitario. Los virus, claro, tienen más facilidad para contagiar si el receptor tiene el sistema inmunitario tocado. Por eso hay ocasiones en que una vez cogen algo, parece que la cosa se eterniza porque cuando sueltan un virus, cogen otro.
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Fotos | Thinkstock
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