"Mucho cuidado con las cosas pequeñas", se les suele decir siempre a los padres. "No lo dejéis solo", "Atentos a los momentos de silencio, pues será entonces cuando haga las peores cosas", se añade. Y es que tienen una increíble facilidad para hacer cosas que no deben, fruto de una curiosidad casi inagotable, y entre ellas está la de meterse cosas que no deben en la boca.
Esto es lo que le sucedió a un niño de 16 meses de edad, que fue a sus padres quejándose de que no podía tragar bien. Sospecharon que se había tragado algo y lo llevaron a urgencias, donde hallaron a Bob Esponja, boca abajo, sonriendo y con la lengua fuera.
Era el colgante de la hermana
Todo fue un descuido como puede pasarle a cualquiera, porque lo que el niño se tragó era parte del colgante de su hermana. Y además, un colgante con un tamaño considerable. Poco podían pensar los padres que acabaría ahí, y por eso es importante desde bien pequeñitos enseñarles qué pueden y qué no pueden llevarse a la boca. Comida sí, Bob Esponja no.
Cuando llegaron al hospital, ante la duda, le hicieron al niño dos radiografías, una de perfil y otra de frente. La Dra. Ghofran Ageely, del Hospital Rey Abdulaziz University, en Jeddah, Arabia Saudita, miró primero la de perfil y observó un objeto muy fino en su esófago (aprovechad para echar un ojo a las muelas ya formadas, esperando a subir hacia las encías, que es muy curioso):
Esto, claro, le hizo pensar que sería un objeto muy fino. Sin embargo, cuando miró la radiografía de frente se llevó una gran sorpresa. "¡Bob Esponja!", gritó, y entonces se quedó paralizada un momento observando los detalles de la imagen. Bob Esponja sonriendo, con la lengua fuera y todos los detalles posibles. Extrajeron al personaje del esófago del niño sin demasiadas complicaciones y pudo irse a casa.
Curioso, pero frecuente
Es un caso curioso, por ser Bob Esponja y por verse tan bien, pero lo de ver a niños con cuerpos extraños ingeridos es muy habitual, por desgracia. Los niños tragan o en el peor de los casos inhalan objetos pequeños y luego sufren las consecuencias, que en algunas ocasiones pueden llegar a ser fatales.
Por eso siempre se recomienda que los niños menores de 3 años no jueguen con cosas que quepan en el agujero de un rollo de papel del váter. Diréis que es un diámetro muy grande, pero es que el Bob Esponja de las imágenes no parece precisamente diminuto, así que vale más tenerlo presente por si acaso.
Fotos | Dr Ghofran Ageely, Radiopaedia.org
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