Si el niño se rasca la cabeza a cuatro manos no es condición sine qua non, pero es muy posible que los piojos estén de visita.
El piojo es un pequeño insecto, sin alas, que sólo se alimenta del hombre. Antes de succionar la sangre, inyecta una toxina, que es la que produce picazón. Su contagio no tiene nada que ver con la limpieza de los ambientes que frecuentan los niños. La pediculosis o infestación de piojos se transmite de persona a persona y a través de peines, cepillos, gorros, accesorios para el pelo, almohadas.
Revísale la cabeza, especialmente en la nuca o detrás de las orejas que es donde se alojan las liendres, pequeños huevitos blancos y futuros piojos. Se pueden confundir con caspa, pero la diferencia es que al sacudir la cabeza la caspa cae, en cambio las liendres quedan sujetas a menos de un centímetro de la raíz. Las larvas salen del huevo aproximadamente a los siete días y en quince cada hembra adulta es capaz de poner una media de 200 huevos. Por esto, la prevención a tiempo es tan importante.
Como prevención, peinar el pelo con frecuencia para eliminar posibles huevos, que el niño no intercambie con otros objetos personales y disminuir la temperatura de la nuca; o sea, pelo corto en los varones y dos colas o trenzas en las niñas.
Los piojos pueden vivir 30 días en la cabeza del hombre, pero sólo dos o tres días fuera de ella. Para eliminarlos de la ropa de cama, hay que sumergirla en agua a 50° al menos durante cinco minutos; para quitarlos de los peines, cepillos, etc., meterlos en agua hirviendo diez minutos.
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