Los mejores consejos para ahorrar (mucho) con la llegada del bebé
Os lo he explicado en más de una ocasión: cuando tuvimos a nuestro primer hijo entramos en una tienda especializada en cosas de bebé y nos vaciaron los bolsillos. No teníamos ni idea y nos fuimos de ahí con un montón de artilugios y cachibaches que parecían imprescindibles y que luego, o no utilizamos, o lo hicimos tan poco que quedó todo nuevo. Vamos, que con la excusa de "para tu hijo, lo mejor", nos gastamos más dinero del que deberíamos haber gastado a tenor de lo que hicimos con el segundo y el tercero.
Por eso, si queréis gastar poco dinero porque consideráis que no hace falta, o si no andáis sobrados de dinero y no queréis tener la sensación de que os han estafado, no dejéis de leer los mejores consejos para ahorrar (mucho) con la llegada del bebé.
La habitación del bebé
La decoración de la habitación del bebé, y el llenarla de muebles y elementos prácticos, es de lo que más dinero se lleva. Una cajonera, la cuna, el cambiador, el moisés, la alfombrita, los cuadros a juego, la pintura, el suelo, etc. Es cierto que hace mucha ilusión preparar esa habitación, pero puede llegar a ser un gasto considerable y en realidad la mayoría de cosas son prescindibles, porque la habitación del bebé es toda la casa.
El mejor modo de ahorrar dinero en este sentido es, o comprar muebles que puedan servir para más adelante (que no sean excesivamente infantiles y que puedan "crecer" con el niño, pensados para esa transición), o aprovechar cosas que ya tengamos.
Si conocéis a alguien que tenga una cuna, es lo único que podéis necesitar de verdad, y si no, podéis buscar alguna de segunda mano o bien nueva, a la que le podáis quitar la barrera de un lado y cuya superficie pueda subir y bajar para ponerla al mismo nivel que vuestra cama. Así no hay que comprar moisés y tenéis una cuna colecho grande, para el tiempo que haga falta, y que podréis cerrar completamente más adelante si lo consideráis oportuno.
Nada de comprar un mueble cambiador. En todo caso compráis un cambiador de tela, de esos que por un lado son de tela y por el otro impermeable (o dos, por si hay que lavar uno de los dos) y lo vais poniendo donde haga falta para cambiar al bebé.
La ropa del bebé ocupa poco, así que podéis ponerla en algún cajón de vuestra habitación, o bien haceros con algún organizador de tela con varios compartimentos. Pueden servir tanto para la ropa como para poner los pañales, cremas y artículos de aseo varios. Mientras se usan, se cuelgan... cuando ya no hagan falta porque ya no se usen pañales, se guardan, regalan o se usan para otras cosas. Por cierto, los pañales pueden usarse de tela. Bien gestionados a nivel de lavado suponen un coste menor que los de usar y tirar.
La comida
La alimentación más económica y a la vez la más recomendable para el bebé es la leche materna. Aporta defensas y en realidad todo lo que el cuerpo del bebé espera recibir, así que evita visitas en el pediatra, gasto en medicamentos, y obviamente gastos en biberones, tetinas y botes de fórmula, que no son precisamente económicos.
Pero querer no es siempre poder, así que en este sentido lo más recomendable es acudir a un grupo de apoyo a la lactancia en el embarazo, para ir conociendo los posibles problemas, las causas y las soluciones, entender cómo funciona la lactancia, saber cómo lo hacen otras madres y así tener referencias y los conocimientos para, en caso de problemas con la lactancia, saber cómo solucionarlos o dónde acudir. Además, va bien preguntar en el centro de salud, o a las madres que acuden, qué pediatra y enfermero tienen más conocimientos en lactancia, pues esto puede ser también determinante para que la lactancia sea exitosa.
Una vez el bebé empiece con la alimentación complementaria lo ideal es darle alimentos lo más naturales posible, así que bastará con darle de lo que compremos habitualmente: verdura, carne, pescado, pan, fruta, legumbres... y así no hace falta gastar dinero en potitos, cereales y cosas así, que luego dejará de comer. Es mejor empezar desde el principio con la comida de verdad y que la vaya conociendo y se vaya acostumbrando a ella, pues será la que comerá el resto de su vida.
Bastará con algún que otro plato y cubiertos de plástico para poder dárselo y hacer hueco en algún armario de la cocina en el que tenemos esos artilugios que nunca se usan.
La trona puede esperar, y de hecho es mejor así: al principio lo ideal es alimentar al bebé igual que lo hacíamos cuando le dábamos leche, en nuestro regazo. Lo sentamos con nosotros y le vamos dando con la cuchara o le dejamos a su alcance lo que queramos que coja con las manos y se lleve a la boca. Si luego preferís darle más autonomía, porque la pide, hay tronas como la de IKEA súperbaratas, o asientos de esos que se sujetan a la misma mesa, que además ocupan poco espacio.
El momento del baño
Como ya hemos mencionado, los objetos de aseo pueden guardarse en bolsas de tela o similar. Para bañar al bebé basta con una palangana grande, o incluso una bañerita hinchable: no hace falta llenarlas de agua, así que cuanto más pequeña menos agua gastaremos. Para cuando son más grandes podemos guardar la bañerita hinchable para los viajes y poner en la bañera algún invento para que puedan estar sentados de manera segura, o una bañera de bebé con antideslizante (nunca dejarles solos, por supuesto), o incluso bañarnos con ellos.
En una bolsa de malla colgada de la pared podemos tener algunos juguetes de baño y en otra la esponja, el jabón y lo que consideremos oportuno.
Como ya hemos dicho, nada de mueble cambiador: salimos del baño con el bebé envuelto en una toalla y en la habitación donde tenemos todo ya preparado, con el cambiador impermeable sobre la cama o en el suelo, le echamos la crema si hace falta (porque si tiene la piel suave no es demasiado necesaria) y lo vestimos.
La ropa
Busca a otras mujeres que hayan sido madres, porque te podrán prestar, seguro, un montón de ropa. Si no es posible, compra lo imprescindible y no más. No hace falta que tengas un montón de modelitos porque duran semanas. Esa camiseta que le iba grande le irá apretada en unas semanas, y ya no se la podrás poner; y así con todo.
¿Y los zapatos o zapatillas? Lo mismo: si no va a caminar, ¿para qué?
El momento de jugar
Olvidaos de los peluches, que no sirven para jugar y solo acumulan polvo. Haceos con juguetes o elementos que sean llamativos, hagan ruidos, etc., y puedan lavarse fácilmente, porque llegará un día en el que empezará a chuparlos. No pasarse mucho tampoco con los juguetes: suelen hacer más caso a nuestras cosas que a las que les compramos, así que casi vale más la pena dejar las cosas cotidianas que no sean peligrosas ni tengan mucho valor que las que compramos específicamente para ellos (las cajas de cartón, por ejemplo, les chiflan).
La hamaca es totalmente prescindible: el bebé no debe dormir ahí porque sentado no recibe el oxígeno necesario, y en los momentos en que está despierto su cabeza debe quedar más libre de presiones (cuanto más tiempo pase tumbado o en una hamaca más probabilidad de que la cabeza coja formas indeseadas, en lo que conocemos como plagiocefalia). Un bebé tiene que estar en los brazos de sus padres, en un sitio plano y firme si duerme y está a gusto o en el suelo cuando está despierto, en una mantita o similar, sobre todo a partir de los 6 meses, que es cuando tiene que empezar a girarse, a ponerse boca abajo y a intentar desplazarse.
Si tienen la posibilidad y los padres les acompañan, suelen empezar a reptar, a gatear, y finalmente a ponerse de pie. Primero caminan cogidos de los muebles, y luego, cuando ya se ven capaces, andan sueltos. Y todo sin la ayuda de ningún caminador, andador ni elemento de soporte (no hace falta comprarlos).
A la hora de salir a la calle
En el coche tienen que tener una silla de retención segura. Esto es innegociable. Pero a la hora de salir a la calle las posibilidades son muchas. El cuco se utiliza muy, muy poco, porque a partir de los 3-4 meses o se queda pequeño o ya pueden ir más sentaditos, así que yo no lo compraría. Hasta ese momento lo llevaría en un fular o portabebé, que además de recomendable para el desarrollo de la cadera lo es para el desarrollo del habla (es más fácil hablar con él y que le hablen colgados de mamá o papá) o en una silla de paseo inclinada, que servirá para después llevarlo sentado cuando ya sea capaz de estar así, a partir de los 6 meses (siempre con los cinturones bien sujetos).
Comento esto porque las grandes sillas 3 en 1 no son muy prácticas. El cuco, como digo, se usa poco. El maxi-cosi sí se usa, para el coche, pero no se recomienda ponerlo en la estructura de ruedas porque no pueden estar mucho rato ahí. Y cuando ya lo hacemos silla, es demasiado grande y pesada en comparación con las sillas de paseo más ligeras y plegables, así que suelen quedar como nuevos.
En este sentido, si os lo pueden prestar o lo podéis comprar de segunda mano, adelante. Pero si no, la opción de la silla de paseo me parece la más lógica. Además, suele haber adaptadores en forma de saquito o similar para que el bebé no "baile" en ella, y vaya de manera segura.
De los tres hijos que tenemos, el que más la usó fue el primero, por aquello de que lo has comprado y le das uso. El segundo y el tercero apenas fueron nunca en cochecito hasta el año o año y medio, cuando ya tiramos más de silla de paseo con el correspondiente "patín" acoplado para el que se cansa más andando.
En resumen
Imprescindibles hay muy pocas cosas, en realidad, así que el gasto dependerá sobre todo de la comodidad que queramos conseguir, de la estética y de la utilidad de las cosas. Por eso la gente con el primero gasta mucho más que con el segundo y los siguientes, porque ya no tiene la necesidad de tenerlo todo bonito, precioso y estupendo, sino que va a lo práctico y lo que realmente hace falta y es útil.
Fotos | iStock
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