La "pedagogía negra" es un término difundido principalmente por la psicoterapeuta Alice Miller, a quien os hemos recomendado leer, especialmente su obra "Por tu propio bien".
La pedagogía negra supone el que, con el objetivo de convertir al niño en una persona buena, que no mienta ni haga daño a los demás, es lícito y hasta necesario usar con él maltrato físico, castigos, chantaje emocional o amenazas.
En el fondo, la "pedagogía negra", afirma Miller, supone un intento de dominar la voluntad del niño y convertirlo en una persona dócil y obediente, que no se revele por miedo al daño que van sus padres a causarle. La cuestión es que, recibiendo este trato, y siendo muy difícil admitir que nuestros padres nos dañaron, se repite el mismo esquema, justificándo el sufrimiento recibido y, en cierto sentido, vengándose los padres en sus hijos ejerciendo el poder que a ellos mismos los aplastó.
Hoy es raro encontrar defensores de las palizas como método educativo, pero si de los golpes leves, el castigo, la humillación emocional, el chantaje y la amenaza, o, simplemente, la negación reiterada de las necesidades emocionales básicas de los niños, acusándolos a estos de manipuladores o agresivos para justificar la agresión, si no física, si emocional.
Si causar daño a otro está mal, está mal incluso si el objetivo expresado es el de conseguir que el sujero del daño se convierta en bueno y parte de la base de que los niños, por naturaleza, son malos, egoístas, violentos y mentirosos. Pero, si se da esto por bueno, se relativizan los valores y se justifica la violencia si la ejerce quien tiene la autoridad. Las consecuencias emocionales, sociales y en la perpetuación de la violencia son evidentes. Debemos mirar a nuestros padres para no repetir sus errores con nuestros hijos.
Hay valores que no pueden ser relativizados: el respeto al débil, el cuidado, la coherencia y la bondad. Para lograrlos, supuestamente, los defensores de la "pedagogía negra", defienden el uso de aquello que, aparentemente, niegan que sea válido, pero en realidad, lo ejercen y lo perpetúan.
Baste preguntarnos e investigar que tipo de educación recibieron los criminales o los fascistas más peligrosos. Nos encontraremos con infancias mutiladas y maltratadas, no con ambientes amorosos y contenidos. La violencia de la "pedagogía negra" solamente siembra sumisión y violencia, pues lo que los niños están recibiendo de sus padres, a quienes muy pocos llegan a ser capaces de destapar.
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