En España no sólo existen playas de arena, por lo que, por desgracia para los padres, algunos de nosotros debemos olvidarnos del cubo y la pala que tanto distraen a nuestros hijos en verano.
Estos días hemos estado de visita en Calahonda, en casa de unos amigos que tienen una hija de la misma edad que nuestro hijo, quien se quedó un poco atónito al ver que la playa a la que íbamos no tenía arena…
Menos mal que mi amiga ya se sabe el cuento desde que era pequeñita y fue a la playa preparada con su kit de diversión playero para distraer a los niños en playas de piedras.
Mi amiga llevó pinceles y acuarelas para que todos pudiésemos pintar sobre las piedrecitas. Pero el juego no sólo consiste en pintar las rocas, aquí, de lo que se trata, es que todos participemos en la actividad. Os cuento cómo lo hicimos nosotros:
Primero dejamos a los niños coger las acuarelas y pinceles y que pintasen a su antojo mientras nosotros nos disponíamos a “intentar” tomar el sol tumbados boca arriba (algo que no he conseguido desde antes de quedarme embarazada, creo que tengo la espalda más morena de mi vida. Quienes sois padres sabéis de lo que hablo), al cabo de un par de minutos aproximadamente ya teníamos al primer niño diciendo: “mamiiiii, píntame un tobogán con un coumpio pofavou”, y eso en una piedra de 2 × 2 cm y con un pincel del año de la María Castaña… Allí estábamos los padres todopoderosos haciendo las mil y una bajo el sol ardiente de Andalucía para hacer una obra de arte cual Jan Van Eyck.
Luego, a los primos mayores se les ocurrió pintar las barrigas de los más pequeños, entre risas y algún que otro mosqueo, consiguieron que nuestros hijos parecieran los osos amorosos con manguitos.
Los papás también quisieron participar y nos pintaron a las mamás dedicatorias románticas en la espalda…
Otro día las pintamos con rotuladores. Nos invitaron a salir en barco y dimos un paseo en barquita hasta una cueva que escondía una mini playa con piedrecitas. Eran unas piedras “súper suaves” (como dijeron los niños) y con los rotuladores que llevábamos encima se pintaron genial.
Esta actividad, podemos transportarla a cualquier otro paraje, siempre que salgáis de casa, podéis llevar con vosotros unas cuantas piezas de tiza de colores o unos rotuladores permanentes, con ellos podremos pintar piedras y rocas que encontremos por el camino.
Material necesario para pintar piedras en la playa
acuarelas para niños
pinceles viejos
un cubo
Cómo pintar las piedras
Ponemos agua en el cubo y mojamos el pincel. Con el pincel mojado lo impregnamos de pintura y pintamos las piedras. Dejamos que se sequen al sol y… ¡a dejar volar la imaginación!
Si queréis, luego os podéis llevar algunas piedras a casa y podéis decorar macetas con flores y plantas. O simplemente ponerlas encima de un plato plano cuadrado y ponerlo como centro en una mesa como elemento decorativo.
Por cierto, me hizo muchísima gracia que mi amiga y su hija iban igual vestidas, las dos llevaban un conjunto de Mamitis, marca de la que habló Lola en este post hace unos meses.
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