Seguimos con nuestro Especial Verano con niños y hoy vamos a empezar una serie en la que esperamos daros ideas para preparar platos frescos especialmente pensados para que les gusten a los niños.
En verano no hay que descuidar las necesidades nutricionales de los niños ni tampoco, como hemos visto, la importancia de una hidratación correcta. Para garantizarnos que las cubrimos no hay nada mejor que empezar las comidas y cenas con una deliciosa sopa fría o un gazpacho.
Las sopas frías y los gazpachos están llenas de agua, vitaminas y energía natural, que les darán a los niños todo lo que van a necesitar para disfrutar de los juegos, la playa y el aire libre. Además del gazpacho, un plato con múltiples variantes que no puede faltar en la mesa veraniega hay muchas sopas frías que podemos reinventar para llenar nuestra mesa de colores y sabores frescos y apetitosos.
Sopa Hércules
Es uno de nuestros platos preferidos del verano y, por su sabor refrescante y suave suele gustarle mucho a los niños. Se trata de una variante del clásico tzatziki griego que se elabora con ajo, yogur y pepino que hacemos en casa y llamamos sopa Hércules, pues contamos que era lo que tomaba el famoso héroe para mantenerse siempre en forma.
No solemos ponerle ajo, para que sea más suave para los niños y calculamos un pepino mediano y un yogur natural no azucarado por comensal. El truco es batir los ingredientes en vez de rallar el pepino, con lo que quedará como una sopa espesa. Se adereza con sal y se adorna con unas hojitas de menta o de perejil picado.
Tiene muchas ventajas: aporta las vitaminas del pepino, las proteínas del yogur, es digestivo y se hace en tres minutos, por lo que no hay excusa para no comenzar la comida con un plato refrescante y nutritivo.
Nuestro truco visual consiste en poner, además de las hojitas verdes por encima, unas lascas de sal rosa o de sal negra, por lo que el efecto es realmente precioso y abre el apetito.
Podemos cambiar el pepino por melón y queda también muy rico, añadiendo un chorrito de limón y decorando con jamón tostado o almendras fritas.
Sopa de tomate
Para variar un poco el típico gazpacho podemos preparar esta sopa fría de tomate, vegetal pero muy suculenta, que se puede tomar calentita pero que realmente fría está deliciosa.
Se fríe una rebanada de pan por cabeza y se aparta. Usaremos una cucharada sopera de aceite virgen extra por persona. En ese mismo aceite se sofríe un ajo, media cebolleta y una cucharada de pimiento verde picado por comensal. A eso se le añade, una vez ha tomado color dorado, tres tomates de pera cortados en dados por persona o el equivalente a un vaso de tomate crudo triturado. Se deja hacer, sin que llegue a perder su color. Luego, se le añade el pan y se pasa todo por la batidora, añadiendo agua hasta dejarlo líquido pero no grumoso.
Puede tomarse en caliente, con costroncitos de pan, pero en verano está deliciosa fría, con un picado de jamón, huevo cocido o salmón ahumado.
Gazpachuelo infantil
El gazpachuelo era uno de los platos que preparaba mi abuela, completamente diferente de la cocina habitual de mi casa. Sorprendente y riquísimo, especialmente indicado para prepararlo con pescado de roca que podemos comprar muy fresco en las zonas costeras. Podemos prepararlo adaptado como gazpachuelo infantil, evitando el huevo crudo pero consiguiendo un sabor delicioso igualmente.
Cocemos el pescado, por ejemplo, rascacio, hasta sacarle todo el sabor. Luego colamos completamente el pescado y lo descartamos, pues tiene muchísimas raspas. En el caldo cocemos unas patatas en rodajas y al final añadimos unas gambas peladas y diluimos una yema de huevo por cada niño. El plato original se hace con mayonesa mezclada con el caldo, pero para los niños suele ser más seguro no usar huevo crudo por lo que os doy la opción de la yema de huevo que resulta también muy rica.
La sopa, llena de sabor a mar, se toma fresquita, adornada por la clara de huevo cocida muy picadita por encima. Podemos, también, pasar todo por la batidora al final, si al niño le pueden molestar los tropezones o las texturas, estará igual de rica.
No hay excusas para no tomar una buena sopa fría o un gazpacho en verano, originales, cada día uno diferente, llenos de nutrientes y sabor refrescante. Espero que estas recetas frescas para niños os animen a hacerlas, a buscar más platos, a experimentar y a no ceder a la pereza. La mayoría de las sopas frías se hacen sin mucho trabajo en la cocina y nos van a ayudar a mantener la dieta de nuestros hijos equilibrada y, a ellos, llenos de salud.
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