Verduras y hortalizas en la alimentación infantil: cuándo y cómo ofrecerlas
Aunque al hablar de la introducción de los primeros alimentos solemos hablar de las verduras, sería más exacto hablar de hortalizas, que es un término más general. Las hortalizas son un conjunto de plantas cultivadas generalmente en huertas que se consumen como alimento.
El término hortaliza incluye a las verduras y a las legumbres verdes o tiernas, como las habas, las judías verdes y los guisantes. Las verduras son hortalizas cuya parte comestible son los órganos verdes de la planta y que forman parte de nuestra alimentación.
Como vemos, el término "hortalizas" incluye una gran diversidad de alimentos. De las verduras y hortalizas se pueden consumir distintas partes, ya sea las hojas (espinaca), las raíces (zanahoria), los bulbos (cebolla), los tallos (puerro), los frutos (calabacín), los tubérculos (patata) o incluso las flores (coliflor).
Veamos cuáles son las características nutricionales, la preparación idónea y las edades de introducción de estos alimentos.
Cuándo introducir las verduras en la alimentación del bebé
Las verduras y hortalizas se pueden introducir como alimentación complementaria a partir de los seis meses del bebé. Hay unas verduras más adecuadas que otras para su introducción en la dieta de los pequeños.
De acuerdo con las recomendaciones sobre alimentación complementaria de la Asociación Española de Pediatría, se aconseja introducir de forma progresiva toda la variedad de verduras disponibles, de acuerdo a la decisión de cada familia.
Las únicas verduras que se recomienda evitar durante el primer año de vida del bebé, son las de hoja verde con alto contenido en nitratos, como la acelga, la espinaca o la borraja, por el riesgo de metahemoglobinemia, una enfermedad caracterizada por la presencia de un nivel anormalmente alto de metahemoglobina (Met-Hb) en la sangre.
Si queremos ofrecerle esos alimentos antes del año, lo mejor es que lo hagamos por separado y representen menos del 20% del contenido total del plato del bebé. En los niños mayores, hasta los 3 años, conviene no dar más allá de una ración diaria de estos vegetales.
Características nutricionales de verduras y hortalizas
Las verduras aportan fibra vegetal importante para un buen transito intestinal y aportan vitaminas (generalmente A y C), minerales y oligoelementos. Tienen pocas calorías (desde 20 Kcal/100 g de los espárragos hasta 60 Kcal/100 g de las habas) y se recomiendan acompañadas de otros alimentos como legumbres, arroz, y/o carne, pescado.
Las verduras además poseen un bajo contenido de proteína y de grasa y mucha agua. La mayoría de los vegetales contienen mucho potasio y poco sodio.
Estos alimentos son muy saludables, porque aportan muchos micronutrientes que actúan como antioxidantes y protegen de varias enfermedades crónicas, así como ayudar a mantener la salud de tejidos como piel y mucosas del cuerpo. Por todo ello las verduras se encuentran en el segundo nivel fundamental de la pirámide de los alimentos.
Preparación de las hortalizas
Antes de hervirlas, cortarlas o prepararlas, las hortalizas se han de lavar, pelar o cepillar cuidadosamente, según se trate de hojas, raíces o tubérculos. Al limpiarlas bien eliminamos sustancias que puedan estar en la piel, porque las hortalizas se riegan a veces con aguas no potables que pueden contener numerosas bacterias y entran en contacto con la piel.
Las vitaminas de las hortalizas se destruyen si están abiertas o cortadas con la exposición a la luz, el aire y el calor. Las sales minerales se disuelven en gran medida en el agua al cocer las hortalizas. En caso de ofrecerlas en forma de papillas o purés, las verduras han de cocerse hasta que estén blandas para poder ser trituradas fácilmente.
El agua de cocción puede aprovecharse para preparar los cereales y así aprovechar la sustancia, las vitaminas y minerales concentradas. Las hortalizas cocidas que no se vayan a consumir en el momento, deben enfriarse, taparse y guardarse en la nevera. Después se pueden volver a calentar pero durante poco tiempo porque el recalentamiento aumenta el nivel de nitritos en las verduras.
Las papillas elaboradas se pueden guardar en la nevera bien tapadas si se consumen al día siguiente. También pueden congelarse para consumir más adelante, descongelándolas en el frigorífico 24 horas antes y calentándolas a la hora de ofrecerla al bebé.
Cómo ofrecer verduras al bebé
Se aconseja introducir progresivamente toda la variedad de frutas y verduras disponible, en cualquiera de las comidas diarias, e ir variando también la forma de presentación: triturada, chafada, en pequeños trozos.
Por ejemplo, a partir de los seis meses podemos ofrecerlas cocidas, ya sea en forma de puré o en trozos cortadas en forma de bastón, para que el bebé pueda agarrarlas con las manos. Hacia los 9 meses aprenden a hacer la pinza con los dedos y les será más fácil coger trozos más pequeños.
Hay algunos alimentos con riesgo de atragantamiento, como las zanahorias, por lo que deberemos tener cuidado al momento de darlos al bebé. En este caso, podemos ofrecerla rallada si se va a dar cruda o cocerla para ablandarla y darla cortada en trozos a lo largo, no en rodajas.
No se debe añadir sal a las verduras hasta los 12 meses, pero se puede añadir un poco de aceite (mejor de oliva) en frío a los purés o papillas listas para tomar.
Una manera diferente ofrecer verduras y hortalizas a los niños es cocinándolas de forma creativa, como los fideos de calabacín y zanahoria, los divertidos pastelitos de judías verdes o de brócoli, o en una lasaña de verduras sin horno.
Siguiendo estos consejos de preparación e introducción de estos alimentos en la dieta del bebé les estaremos ofreciendo todos los beneficios de las verduras y hortalizas en la alimentación infantil como parte de unos platos sanos y equilibrados.
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