Once cosas de bebé que nunca llegué a utilizar con mis hijas
Cuando estamos embarazadas (y sobre todo si somos primerizas), y empezamos a preparar la llegada del bebé, nos llueven recomendaciones sobre todo lo que vamos a necesitar para que este(mos) cómodo(s), y la lista puede ser casi interminable. Sin embargo cuando te enfrentas a la realidad (no una, sino dos veces), hay momentos en que repites para ti misma... ¿y yo para qué compré esto?
Estoy segura que no soy la única a la que le ha pasado. Al final, la experiencia, el espacio que se ve minimizado por sus cosas y el propósito de reducir la cantidad de objetos innnecesarios que hay por casa, han hecho que compre de una forma más consciente.
Así que ahora, con todo ese "bagaje" os doy la lista de las cosas que nunca llegué a utilizar con las niñas y que me sigue pareciendo totalmente prescindibles:
Aspirador nasal
Cuando una amiga me habló del dichoso sacamocos (ese artilugio que se coloca en los orificios de la nariz del bebé con cabezal, un tubo y una boquilla con filtro para aspirar las secreciones), y lo mucho que lo utilizaba con su bebé cuando se constipaba, lo metí en el carro de la compra. El aparato nunca salió de su caja (cuando era necesario le hacía lavados nasales) y tiempo después me enteré que no son tan recomendables.
Termómetro para bañera
Este venía en una cesta que me regalaron, pero nada. Sigo perteneciendo a esa generación cuyo codo percibe la temperatura perfecta del agua con tan solo un ligero rozamiento.
Reductor de cuna
El argumento de venta del reductor de cuna es que al bebé le gusta sentirse "recogido", como si siguiese en el vientre de su madre para estar más calmados, pero no. Las mías querían pecho, brazos y sentirme a su lado (no a un cojín). Por eso en mi caso sí que recomiendo la minicuna de colecho.
Chichonera
Se supone que la chichonera evita que el bebé se haga daño cuando ya se da la vuelta dentro de la cuna, pero en la nuestra no alcanzó a durar dos noches: una, porque yo quería verle solo con abrir los ojos, y dos, porque ella se pegaba a los barrotes y vi que era peligroso por el riesgo de asfixia que podía suponer (llamadme neurótica, pero sí, lo confirman los pediatras).
Contenedor de pañales
Este ni siquiera llegué a comprarlo. Lo mejor que podemos hacer con los pañales es tirarlos a la basura fuera de casa cada día, o en su defecto, utilizar los de tela.
Esterilizador de biberones
Mi primera hija tomó biberón a partir de los nueve meses (la segunda no quiso verlos ni en fotos), pero teniendo cazos y cocina, sinceramente no le vi ninguna utilidad a comprar un aparato más.
Calientabiberones
En este caso repito el argumento anterior. Nunca se me ocurrió calentar un biberón porque los preparaba cada vez que los necesitaba.
Andador
Este aparato no solo no es útil para los bebés, sino que además son muy peligrosos. No entiendo aún como no los han prohibido.
Zapatos para bebé
Confieso que cada vez que miro la cantidad de zapatos para bebé que tengo guardados, me llevo las manos a la cabeza. Yo compré un par (capricho de embarazada, lo reconozco), pero toda la familia y amigos que nos regalaron ropa para la peque, incluyeron zapatitos. Siguen ahí, tan monos y tan nuevos...
Mucha ropa
El bebé sí que necesita muchos bodys, muchos pijamas, ropita cómoda y muchos pañales. Nada más. Los vestidos con miles de volantes y toda la variedad de ropa de persona mayor en versión mini es totalmente innecesaria. Cuando compres ropa a tu bebé (especialmente si es recién nacido), piensa en cómo te gusta vestirte para estar acostado en la cama. Y ya está.
Colonias
Hay colonias de bebé que me encantan (hay algunas que me gustan tanto que las uso yo), pero creo que no hay un aroma más maravilloso, celestial y adictivo que el de tu bebé. La mayor ya usa, pero la pequeña no porque aún lo percibo, y mamá se recarga de energía solo con oler su cuello. Por ese motivo, de momento y para ella, colonias no.
Obviamente esta es mi lista y los imprescindibles dependen de las circunstancias de cada uno (por ejemplo, conozco a unos padres de mellizos que consideran el contenedor de pañales un básico). Repito lo que escribí en un post que escribí hace tiempo: ante la llegada de un bebé, menos es más: si veis que necesitáis algo, hoy día puedes comprar lo que sea y te lo pueden traer en cuestión de horas a casa, pero si os llenáis de cosas, puedes terminar con el salón y el trastero como una tienda de puericultura.
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