Seguro que muchos coincidís conmigo en que el llanto incesante del bebé resulta agotador para unos padres. No lograr calmarles más que en brazos y no poder dejarles en su cuna para hacer otras tareas, puede resultar frustrante y realmente cansado.
Por eso, una mujer de Massachusetts decidió recurrir a un sencillo y controvertido truco como ayuda para tranquilizar a su hija: una mano de látex. En algunas ocasiones nos hemos hecho eco de inventos tecnológicos que ayudan al niño a calmarse, como hamacas que reproducen la voz de los padres o cojines que abrazan. Pero no cabe duda de que nada puede equipararse al contacto piel con piel por los beneficios que aporta a madre/padre y bebé.
Un truco controvertido y criticado
Abigail tiene dos hijos de dos y 16 meses, ambos nacidos de manera prematura. Su segundo bebé padece además reflujo y cólicos, por lo que llora con mucha frecuencia y sólo se calma en brazos.
Agotada de no poder hacer nada por el reclamo constante de su recién nacida, Abigail ideó un sencillo truco que le ayuda a tranquilizarla sin su presencia: una mano artificial. Para ello, se le ocurrió rellenar un guante de látex con arroz y colocarlo sobre su bebé mientras está en la cuna.
Esta madre asegura que su hija se calma cuando nota el contacto del guante sobre su espalda y que esto le ha permitido tener un respiro para poder hacer otras cosas sin estar continuamente con su bebé en los brazos.
Consciente de lo cansado que resulta atender a un niño que llora incesantemente, la mujer decidió publicar el truco en su cuenta de Facebook con el ánimo de ayudar a otras madres que estén pasando por lo mismo.
La publicación se viralizó de inmediato y aunque muchos agradecieron que compartiera la idea y aseguraron que lo probarían también con sus hijos, otros la criticaron alegando que se trataba de una práctica fría y peligrosa, pues la bebé aparecía en la foto durmiendo boca abajo, con la presión del guante relleno sobre su espalda y rodeada de mantas que podrían provocarle su asfixia.
La importancia del contacto piel con piel
Al igual que la bebé de Abigail, mi hijo mayor también pasó por una etapa de cólicos y reflujo, así que entiendo perfectamente el cansancio al que se refiere. Mi niño también lloraba continuamente y sólo se calmaba en mis brazos, y llegó un momento en que me sentí realmente agotada, frustrada y sobrepasada por la situación.
Pero poco a poco aprendí a lidiar con ello, a relativizar las cosas y a no ponerme más metas ni propósitos a corto plazo que no fueran los de atender las necesidades de mi recién nacido.
El contacto piel con piel fue fundamental para superar aquella etapa: ponerle desnudito sobre mi pecho, acariciarle la espalda, cantarle y hablarle suavemente le ayudaban a calmarse y mejoraban su agitada respiración. Mis brazos y mi pecho eran su mejor refugio y antes de que me quisiera dar cuenta, la etapa de cólicos pasó.
Con mis otros dos hijos viví episodios similares, con la diferencia de que al no ser hijos únicos no podía dedicarles tanto tiempo en exclusiva, por lo que las tardes de sofá y brazos que pasé con mi mayor se contaron con los dedos de una mano con sus hermanos.
Pero fue entonces cuando descubrí las maravillas del porteo y lo que un sencillo trozo de tela era capaz de hacer. El fular elástico se convirtió en un gran aliado para ambos:
Mi bebé estaba siempre conmigo, bien pegadito a mi pecho, calmado y tranquilo. Se redujeron drásticamente los episodios de llanto y estres, y mejoró notablemente sus pautas de sueño.
Por mi parte, descubrí que podía seguir haciendo cosas sin dejar de lado a mi bebé: trabajar en el ordenador, hacer las tareas básicas del hogar, jugar con mis otros hijos... ¡e incluso ducharme!, pues cuando una asesora de porteo me recomendó el fular de agua me pareció un invento excepcional para los días más críticos o en los que no contaba con ayuda.
No cabe duda de que todas las madres queremos lo mejor para nuestros hijos y hacemos las cosas como mejor creemos. Sin embargo, y aunque no dudo de que este truco le funcione, no me parece algo recomendable, por lo yo animo a esta mamá y a otras cuyos bebés también padezcan cólicos o sea difícil calmarles, a probar el porteo respetuoso.
Los beneficios se notan desde el primer momento, y además es incuestionable que el contacto piel con piel es mucho más bonito y positivo para ambos que el truco del guante de látex.
Y por último me gustaría lanzar un mensaje a todas las madres y padres primerizos que estén viviendo un momento similar con sus bebés y que sientan que están al borde del agotamiento: todo pasa, y antes de lo que podamos imaginar.
¿Estáis embarazadas y os han dicho alguna vez aquello de "aprovecha cada momento con tu bebé, que el tiempo vuela"? Pues es cierto... ¡vuela! Y creedme si os digo que algún día echaréis mucho de menos esos momentos de brazos y piel con piel con vuestros pequeños.
En Bebés y Más Mis tres experiencias con el porteo y los portabebés que recomiendo, Mi bebé tiene reflujo gastroesofágico, ¿qué puedo hacer?, Tomar a tu bebé en brazos es más bueno para él de lo que imaginas y la ciencia lo confirma