La resiliencia es la capacidad que tiene una persona para adaptarse de forma positiva a situaciones adversas, cambios o desafíos que puedan surgir. Es la capacidad de enfrentar y superar las dificultades, aprendiendo de ellas y fortaleciéndose en el proceso.
La resiliencia no es una característica innata al ser humano; es decir, hay que desarrollarla y fortalecerla a lo largo de toda la vida. Esto significa que debemos enseñar a los niños a ser resilientes desde muy tempana edad, aportándoles las herramientas emocionales necesarias para convertir las adversidades en oportunidades de desarrollo.
¿Cómo podemos criar hijos resilientes en un mundo desafiante?
Por qué es importante enseñar resiliencia a los niños
Vivimos en un mundo en constante cambio y lleno de desafíos, y una buena prueba de ello fue la pandemia de COVID, que nos obligó a adaptarnos a una situación totalmente desconocida para todos a ese momento. También los entornos laborales sufren una constante evolución, y los cambios pueden ser frecuentes y disruptivos.
Por eso es fundamental practicar la resiliencia, pues esta habilidad nos va a permitir afrontar los desafíos y dificultades que encontremos en las diferentes parcelas de nuestra vida de una manera saludable y adaptativa.
Ser resilientes no significa evitar o negar las dificultades, sino más bien enfrentarlas de manera efectiva y construir recursos internos y externos para hacer frente a ellas.
En definitiva, la resiliencia es una habilidad fundamental que debemos inculcar a nuestros hijos, proporcionándoles herramientas para superar obstáculos, manejar el estrés y desarrollar una mentalidad positiva frente a las adversidades.
Estas son algunas de las razones por las cuales es importante educar a los niños en resiliencia:
Manejo del estrés. Ser resilientes permite hacer frente al estrés, regular las emociones de forma positiva y afrontar las presiones de la vida.
Autoestima y confianza. La resiliencia fomenta una sólida autoestima y confianza en sí mismos. Los niños resilientes tienen una visión más positiva de sí mismos y de sus capacidades, lo que los impulsa a seguir adelante y a creer en su propio potencial.
Aprendizaje y crecimiento. La resiliencia permite a los niños aprender de las experiencias difíciles y de sus errores, y convertirlas en oportunidades de crecimiento y aprendizaje.
Toma de decisiones y resolución de problemas. La resiliencia permite a los niños desarrollar habilidades de toma de decisiones y resolución de problemas. Aprenden a evaluar las situaciones, considerar diferentes opciones y tomar decisiones informadas. También se vuelven más hábiles en la búsqueda de soluciones creativas y efectivas cuando se enfrentan a desafíos.
Relaciones saludables. Los niños resilientes suelen tener una mayor capacidad para establecer y mantener relaciones saludables, ya que desarrollan habilidades de comunicación efectiva, empatía y resolución de conflictos.
Bienestar mental y emocional. La resiliencia permite desarrollar una actitud positiva y optimista. Esto va a ayudar a los niños a mantener una buena salud mental y emocional a lo largo de sus vidas.
Éxito a largo plazo. La resiliencia es un factor clave para el éxito a largo plazo en diferentes áreas de la vida. Los niños resilientes están más preparados para enfrentar los desafíos académicos, laborales y personales que puedan encontrar en el futuro.
¿Cuándo es el mejor momento para enseñar resiliencia a los niños?
Aunque la comprensión y las capacidades de los niños evolucionan a medida que van creciendo, los principios fundamentales de la resiliencia se pueden (y deben) enseñar desde temprana edad, pues en contra de lo que se puede creer, incluso los niños más pequeños son capaces de desarrollar habilidades y mentalidades resilientes. Eso sí, es importante adaptar nuestras estrategias educativas a su su edad y etapa de desarrollo.
Por otro lado, no podemos olvidar que la educación en resiliencia es un proceso continuo que debe ser reforzado y fortalecido a lo largo del tiempo. En este sentido, y aunque en todas las etapas del desarrollo debemos fomentar esta habilidad, es importante prestar una especial atención a la adolescencia, pues en esta etapa nuestros hijos se enfrentarán a numerosos desafíos emocionales, sociales y académicos que van a implicar habilidades de afrontamiento saludables.
Consejos para criar hijos resilientes en un mundo desafiante
1) Brinda a tu hijo un entorno de seguridad emocional. Tal y como acabamos de mencionar, esta es la primera regla para educar en resiliencia. Establecer con los hijos relaciones saludables y seguras emocionalmente, y brindarles apoyo cuando se se enfrenten a las dificultades (¡sin que esto signifique rescatarles de ellas!), fomenta su sentido de pertenencia y seguridad a la hora de afrontar retos.
2) Fomenta una mentalidad de crecimiento. Ayuda a tus hijos a desarrollar una mentalidad de crecimiento, donde vean los desafíos como oportunidades para aprender y crecer. Anímalo a tomar decisiones, a perseverar en sus objetivos y a ver los errores como experiencias de aprendizaje.
3) Establece expectativas realistas. Aunque es muy positivo animar a los niños a asumir riesgos en función de su edad, también es importante establecer expectativas realistas y acordes a sus habilidades y capacidades. Esto les ayudará a construir una base sólida de autoconfianza que les permita enfrentarse a los desafíos futuros.
4) Enseña habilidades de resolución de problemas. Fomenta la capacidad de tus hijos para resolver problemas de manera efectiva. Anímalos a identificar soluciones, evaluar las consecuencias y tomar decisiones informadas.
5) Enseña a tu hijo a no quedarse anclado en lo negativo. A veces, las cosas no salen como esperamos y es inevitable sentirse mal por ello. Pero debemos enseñar a nuestros hijos a no quedarse anclados en lo ocurrido ni abandonarse a sus emociones. Los niños tienen que aprender que cuando algo sale mal no es el fin del mundo: hay otras opciones y otros caminos
6) Promueve la autonomía y la toma de decisiones. Brinda a tus hijos oportunidades para tomar decisiones y asumir responsabilidades acorde a su edad. Esto les ayudará a desarrollar confianza en sí mismos y a enfrentar desafíos de manera independiente.
7) Enseña habilidades de manejo del estrés. También es importante enseñar a los hijos a desarrollar habilidades de manejo del estrés, como la respiración profunda, el ejercicio físico, la meditación o incluso las actividades manuales. Estas habilidades les permitirán enfrentar situaciones desafiantes de manera más tranquila y efectiva.
8) Fomenta la empatía y la inteligencia emocional. Enseña a tus hijos a reconocer y comprender sus propias emociones, así como las de los demás. Fomentar la empatía les permitirá desarrollar relaciones saludables y encontrar soluciones colaborativas en situaciones desafiantes.
9) Da ejemplo. Los padres debemos ser un modelo a seguir para nuestros hijos a la hora de enfrentar los desafíos. Para ello, es fundamental que mostremos una actitud positiva ante los cambios, sepamos adaptarnos a ellos y perseveremos ante las dificultades.
En definitiva, es imposible y nada deseable no sentir o no sufrir cuando nos sucede algo inesperado o las cosas no salen como nos gustaría. Pero a pesar de que cualquier padre querría proteger a sus hijos del dolor, la frustración y la tristeza, hemos de aceptar que a veces es inevitable pasar por ello. Por eso es tan importante educar a los niños en resiliencia desde temprana edad, dotándoles de las herramientas necesarias para afrontar las adversidades de una manera saludable.
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