Fomentar la autonomía de nuestros hijos desde que son pequeños es clave para que vayan aprendiendo a hacer cosas por sí mismos, y se conviertan en niños independientes, con autoconfianza y seguridad en sí mismos.
El aseo diario es una de las parcelas en las que más beneficia a los niños ser autónomos, pues adquirir hábitos de higiene desde muy temprana edad contribuye a su bienestar físico, su autoestima y su socialización.
Quizá pienses que tu hijo es todavía demasiado pequeño para aprender hábitos diarios de higiene, pero en el momento en que comienzan a caminar ya podemos enseñarle ciertas rutinas de aseo.
Si hace unas semanas hablábamos de las rutinas de aseo para bebés de entre 12 y 18 meses hoy hacemos lo propio con los niños de entre dos y cuatro años: ¿qué hábitos de higiene puedes enseñarle a tu hijo en esta franja de edad?
Cómo enseñar a tu hijo rutinas diarias de higiene en cuatro pasos
La práctica de la higiene personal es una cuestión de responsabilidad individual que se adquiere fundamentalmente a través de la educación en el hogar desde los primeros años de vida.
Para inculcar a un niño de esta edad rutinas de higiene, es importante tener en cuenta varios aspectos:
1) Nuestro ejemplo es clave
Para empezar, debemos ser conscientes del peso tan fundamental que tienen nuestros actos en el aprendizaje del niño, de ahí que sea tan importante aquello de "predicar con el ejemplo".
Mantener abierta la puerta del cuarto de baño mientras nos cepillamos los dientes, nos duchamos o nos lavamos las manos ayudará al peque a interiorizar estos hábitos y aprender de nosotros para ponerlos en práctica.
2) Repetir, repetir y repetir
También debemos ser regulares a la hora de mostrar al niño nuestros hábitos de higiene, pues cuantas más veces nos vea nuestro hijo repetir una rutina, antes la incorporará a su día a día.
3) No hagas las cosas por ellos
Tenemos que ser pacientes y darle al niño la oportunidad de hacer las cosas por sí solo, y por supuesto de equivocarse. Si hacemos siempre todo por él/ella para evitar que se ensucie, derrame agua al suelo o haga las cosas más rápido, le estaremos privando de la oportunidad de aprender, ganar confianza y desarrollar su autonomía.
4) Acondiciona el cuarto de baño
Por último, el entorno en el que el niño se desenvuelva debe ser acorde a sus necesidades. Los productos de higiene que utilice deberán estar a su alcance, le facilitaremos el acceso al lavabo (con taburetes o torres de aprendizaje de estilo Montessori. También podemos convertir el bidé en su lavabo) y pondremos a su disposición todo aquello que pueda necesitar para un aseo autónomo.
Aquí te explicábamos cómo acondicionar, decorar y organizar el cuarto de baño para fomentar el aseo autónomo de los niños.
Siete hábitos diarios de higiene que puedes enseñar a tu hijo entre los dos y cuatro años
Al llegar a la edad de dos años los niños ya deberían estar colaborando en tareas de aseo cotidianas como el cambio de pañal, el lavado de manos y cara (bajo supervisión), ponerse y quitarse prendas sencillas, llevar la ropa sucia al cesto de la lavadora o hacer intentos de cepillarse los dientes.
A partir de los tres años la motricidad fina experimenta un notable desarrollo, por lo que el niño ya empieza a ser capaz de realizar con sus manos un mayor número de tareas que requieren de una mayor precisión, fuerza y coordinación. No obstante, su desarrollo motriz no se ha completado todavía, por lo que nuestra ayuda y supervisión es fundamental.
Recuerda que lo importante no es el resultado, sino que tu hijo se sienta capaz de hacer las cosas por sí mismo y cuente con nuestro aliento y confianza.
He aquí algunos hábitos de higiene que podemos enseñar a los niños entre los dos y los cuatro años:
Momento orinal/wc
Cuando detectemos las señales que puedan indicar que nuestro hijo está preparado para dejar atrás el pañal, deberemos acondicionar en el cuarto de baño un rincón agradable para él, que debe incluir una cesta con cuentos, papel higiénico, ropa interior limpia y por supuesto, un orinal o un reductor para el WC.
Enseñarle a usar el orinal, limpiarse después el culito, tirar el papel y lavarse las manos, forma parte de las rutinas principales de higiene que debemos comenzar a inculcar a los niños a partir de esta edad.
Enjabonarse el cuerpo y secarse
A la hora del baño, el niño ya puede enjabonarse el cuerpo con una esponja (e incluso el cabello, siempre con precaución de que el champú no le entre en los ojos) y a continuación aclararse con agua tibia.
Una vez fuera de la bañera debemos enseñarle a secarse con la toalla mediante toquecitos suaves, recordándole la importancia de poner una especial atención en el correcto secado de los pies, los oídos, la zona genital y los pliegues de las articulaciones.
Practicar el cepillado de dientes
No será hasta los seis años, aproximadamente, cuando el niño adquiera las habilidades motrices necesarias para cepillarse los dientes (casi) correctamente, por lo que practicar desde que muy temprana edad resulta fundamental como "entrenamiento".
Cepillarse el cabello
Esta tarea puede resultar difícil, especialmente si el niño o niña tiene el pelo largo, ya que peinarse uno mismo requiere de una gran coordinación, destreza y flexibilidad. Sin embargo, aunque solo logre cepillarse un mechón, no le quitemos la oportunidad de responsabilizarse y cuidar su cabello diariamente.
Sonarse la nariz
Enseñar a nuestro peque a sonarse la nariz es un hábito sumamente importante, pero al que generalmente los padres prestamos muy poca atención.
Sin embargo, aprender a sonarse no solo permitirá al niño despejar su nariz en caso de congestión o expulsar pequeños microorganismos, partículas o polvo, sino que una nariz limpia resulta fundamental en el cuidado de nuestro aspecto.
En este artículo te explicábamos cómo enseñar a los niños a sonarse la nariz de una forma segura y eficaz.
Vestirse y desvestirse (y elegir su ropa)
A la hora de vestirse, el niño debería tener autonomía para elegir su propia ropa, o al menos para escoger pequeños detalles de su indumentaria como los complementos, el calzado o el color de la camiseta. A medida que vaya creciendo y sea capaz de entender las limitaciones que existen, le daremos plena libertad en su elección.
A partir de los dos o tres años ya son capaces de ponerse y quitarse la mayoría de prendas de ropa sencillas, como pantalones y faldas, zapatos, chaquetas abiertas, abrigos o gorros. Lógicamente es muy probable que no lo hagan bien, pero debemos permitir que lo intenten sin prisas y a su ritmo.
Para facilitarles la tarea es preferible que las prendas de ropa no tengan cierres con botones, corchetes o cordones, y sea fácil para ellos distinguir el derecho del revés.
Estas rutinas de aseo o hábitos de higiene según la edad son orientativos, pues cada niño tiene su propio ritmo madurativo y es posible que algunas de estas tareas las consigan antes y otras más tarde. Lo importante es fomentar la autonomía de los peques y permitirles hacer las cosas, aún a riesgo de equivocarse.
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