Las tres claves de los expertos para que la falta de rutinas durante las vacaciones no afecte a los adolescentes ni al clima familiar

Las tres claves de los expertos para que la falta de rutinas durante las vacaciones no afecte a los adolescentes ni al clima familiar
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Las vacaciones de verano suponen un cambio en la rutina diaria de
toda la población
, desde los más pequeños a los más mayores. Olvidar los relojes, las prisas y dejarse llevar por los planes que vayan surgiendo es importante para desconectar y disfrutar en familia, pero también es necesario mantener ciertas rutinas que nos den estabilidad, especialmente cuando hay niños.

En el caso de los adolescentes, los expertos alertan de que una falta de rutinas durante las vacaciones podría acabar repercutiendo en su desempeño al inicio del nuevo curso, además de propiciar malos hábitos y afectar al clima de convivencia familiar.

Para evitarlo, Javier Urra, director clínico del centro terapéutico RECURRA-GINSO especializado en la salud mental de niños y adolescentes, nos ofrece tres claves para que las rutinas de verano de nuestros adolescentes no se descontrolen.

De una rutina establecida a la falta de ella: así afecta a los adolescentes

Durante el curso, los adolescentes tienen una rutina muy establecida con horarios que suman entre ocho o diez horas al día de clase y actividades extraescolares. Esta rutina se paraliza de forma drástica durante el verano y supone un cambio radical en sus hábitos, alterando sus horarios, sus amistades e incluso el lugar de residencia en muchas ocasiones.

Por otro lado, las altas temperaturas provocan que los adolescentes salgan más tarde a la calle y que, por tanto, retrasen su hora de llegada a casa. Esta modificación del horario influye directamente en la hora de acostarse y despertarse, lo que que puede llegar a crear malos hábitos y afectar a la relación entre padres e hijos.

Aunque flexibilizar las rutinas en verano es bueno, saludable y positivo, también debemos procurar que los cambios no alteren a nuestros hijos; tanto si son pequeños, como si son más mayores.

En este sentido, los expertos de RECURRA-GINSO nos ofrecen tres claves que podrían ayudar a nuestros hijos adolescentes (y al resto de la familia) a sobrellevar la falta de rutinas en verano:

1) Autorregulación

Los expertos consideran que la mejor manera de evitar que los jóvenes adopten malos hábitos durante el verano es promover en ellos la autorregulación.

“Enseñar a los adolescentes a que se autorregulen y aumentar la comunicación entre padres e hijos genera mayor confianza entre los jóvenes y estimula una libertad más sana" - aconseja Javier Urra.

Nuestros adolescentes siguen necesitando límites, pero es importante establecerlos con empatía, respeto y consenso, y mantener siempre con ellos una comunicación abierta y fluida que fomente la confianza entre ambas partes.

2) Promover actividades en familia

Promover actividades en familia y llevar a cabo planes conjuntos como comidas familiares, viajes, excursiones o visitas a los abuelos, ayuda a mantener las rutinas en casa y en familia.

Según los psicólogos, esto no solo permite mejorar el clima de convivencia, estrechar los vínculos y conocernos mejor, sino que también facilitará a nuestros hijos la vuelta a la normalidad cuando toque comenzar el curso.

3) Propiciar el aprendizaje y el valor del esfuerzo

adolescencia

El tiempo libre y el ocio son fundamentales para evitar el estrés y volver a la rutina más relajado, no obstante, durante las vacaciones los jóvenes no deben huir del aprendizaje y la formación.

Son muchas las formas de continuar aprendiendo durante el verano, y los padres podemos ofrecer a nuestros hijos diversas posibilidades en función de sus gustos e intereses.

Por ejemplo, podemos promover que nuestros hijos se matriculen en actividades musicales, clases de idiomas, cursos o deportes que sean atractivos para ellos. Si son mayores de 16 años, otra idea es animarles a que busquen un trabajo durante los meses de verano.

"Los trabajos de verano son siempre positivos. Es una forma de que los adolescentes aprendan el significado del esfuerzo, ganen experiencia y
conozcan gente y entornos nuevos"
"Siempre que el trabajo siga las normas establecidas por la ley y
esté regulado
, los jóvenes ganarán autonomía, tendrán más responsabilidad y se convertirán en adultos con una mayor independencia" - añade Javier Urra.

En definitiva, el verano podría suponer para los adolescentes una absoluta falta de rutinas que acabe afectando a la relación con el resto de miembros de la familia. Evitarlo es posible si seguimos los consejos de los expertos, que además nos ayudarán a fortalecer las relaciones entre padres e hijos y conocer aquellos aspectos de nuestros adolescentes que la rutina del día a día nos impide a veces conocer, como sus gustos, intereses o inquietudes.

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