Desde los primeros instantes del embarazo, los pechos se preparan para amamantar al bebé que está por nacer. Los senos empiezan a cambiar y a sentir mayor sensibilidad, además de hincharse levemente y causar pequeñas molestias.
De hecho, los pechos son una de las partes del cuerpo femenino que más cambia al ser madre. Te contamos por qué y qué puedes hacer para cuidarlos.
Qué cambios sufren las mamas en la gestación
La prolactina, la oxitocina, la hormona lactógena placental y la luteinizante, forman parte de los cambios de tamaño y las alteraciones que sufren los senos y participan en el proceso de la formación de la leche materna.
Precisamente no es la lactancia la que lesiona el tejido de las mamas: es durante el embarazo cuando se producen los cambios y cuando hay que tratarlos y cuidarlos con mimo.
Los primeros cambios apreciativos son el aumento de los senos. La grasa se acumula por el desarrollo de las glándulas mamarias, pudiendo aumentar una talla ya en los dos primeros meses.
Al estirarse la piel, se producen cosquilleos, picores y molestias causadas por el aumento de las hormonas.
Las venas azules se hacen mucho más visibles porque la sangre circula en mayor cantidad y los pezones y areolas se vuelven más oscuros.
Crecen las areolas y sus pequeñas glándulas aumentan y se vuelven irregulares, segregando una sustancia oleaginosa que evita que se resequen y se agrieten.
A partir de la semana 12 de la gestación, pueden empezar las secreciones del calostro. Pueden causarlas la excitación sexual, un masaje o sin motivo aparente. Si esto ocurre, resulta adecuado el uso de discos de lactancia.
Cómo cuidarlos y aliviar molestias
Mimar a los pechos durante el embarazo ayudará a una pronta recuperación después del parto y a aliviar las posibles molestias que ocasionan los cambios hormonales y su aumento.
- Los sujetadores maternales alivian muchas molestias musculares, más teniendo en cuenta que es probable que la mujer termine su embarazo con una talla y media o dos de pecho más. Es mejor elegirlos de algodón, sin costuras, con tirantes anchos y con un tejido suave y transpirable, para evitar reacciones en la piel, más sensible durante la gestación, a partir de las 12 semanas de gestación.
Para combatir las estrías, uno de los mayores temores de las mujeres porque se pueden volver irresistibles, es imprescindible una hidratación frecuente. Es necesario dedicar unos minutos al día para aplicar una crema hidratante (puede ser antiestrías) mediante suaves masajes.
Durante la ducha, mejor evitar los jabones que puedan provocar sequedad en los pezones y su contorno. Si esto ocurre crean grietas que son muy dolorosas.
No olvides, además, que los pechos serán imprescindibles para alimentar a tu bebé cuando nazca, así que cuidarlos desde el primer día va a beneficiaros a los dos.
Y si te preocupa el aspecto de tus pechos tras la maternidad, recuerda que no se caen por amamantar al bebé, sino por el paso del tiempo.
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