Por qué hacer creer a tu hijo que ya no le quieres es un castigo inadecuado: lo dejó solo para asustarle y lleva días desaparecido
Cuando un niño tiene un comportamiento inadecuado que nos avergüenza porque somos los responsables de su educación y que nos hace sentir mal porque deja de respetar a los demás, empezamos a pensar en cuál es la medida que debemos adoptar para evitar que siga y para hacerle saber que ese comportamiento es inadmisible.
Nadie es perfecto, pero la medida de hacer creer a un niño que le retiramos nuestro amor, que ya no le queremos, que solo le amaremos si se comporta como esperamos de él es muy peligrosa: un padre pensó que dejar solo en la montaña a su hijo de 7 años era buena idea para castigarle y lleva días desaparecido.
Sólo quería asustarle
Sucedió en un bosque en una montaña al norte de Japón, tal y como leemos en La prensa libre. En uno de los caminos los padres se detuvieron con su coche e hicieron bajar al niño como reprimenda por haberse portado mal. Al parecer, el niño había estado tirando piedras a otros coches e incluso a la gente mientras pasaban el día junto a un río, y como medida correctora optaron por darle un pequeño susto.
Hacia las cinco de la tarde del pasado sábado, lo dejaron solo en el camino para tratar con ello de enseñarle un poco de disciplina. Cinco minutos después, al volver a por él, no solo ya no estaba donde lo dejaron, sino que fueron incapaces de encontrarle.
En un primer momento avisaron a las autoridades diciendo que su hijo había desaparecido mientras estaban todos recogiendo plantas silvestres comestibles por la zona, pero más tarde admitieron que todo se trataba de un castigo.
En palabras del mismo padre a la prensa local:
Lamento lo que hice a mi hijo. Solo lo hice para asustarle un poco como castigo por arrojar piedras a la gente y los coches y mostrarle mi autoridad como padre.
Y admitió haber mentido inicialmente porque le parecía embarazoso pedir ayuda a las autoridades como consecuencia de su castigo.
La búsqueda sigue activa
Desde ese día más de 130 agentes de policía, los bomberos, muchos a caballo, y hasta el ejército lo están buscando sin hallar rastro del pequeño. No llevaba comida ni agua, y ayer tuvieron que detener la búsqueda por la tarde por las fuertes lluvias, así que imaginad lo que debe estar pasando ese niño, así como lo que deben estar pasando sus padres.
A un hijo nunca se le deja de querer
No quier meter el dedo en la llaga, porque seguro que los padres están sufriendo muchísimo, pero pienso en el pequeño y me veo en la obligación de decir esto: a un hijo nunca hay que retirarle el amor, nunca hay que hacerle creer que se le deja de querer, sobre todo porque no es cierto.
Ya sé que la intención del padre era solo darle un pequeño susto, pero era pequeño en la mente del padre, porque volvió a los 5 minutos a por él. Para el niño fue en realidad el mayor susto que jamás podría recibir: sus padres le abandonaron a su suerte en medio de la nada (para siempre).
Quién sabe qué hizo en ese momento, si empezar a correr, llorando y asustado, o si se metió en cualquier sitio a esconderse de los miedos de un bosque solitario. El caso es que ahora el niño no aparece y probablemente ni siquiera sepa que sus padres le están buscando. Los cinco minutos son ya cinco días.
"Cariño, te quiero un montón, y hagas lo que hagas te seguiré queriendo, pero esto que has hecho no me ha gustado nada". Esta frase es un comienzo de lo que un padre puede decir a un hijo y de lo que un hijo merece escuchar. Porque muchas veces, cuando un niño actúa erróneamente, cuando pierde el respeto por los demás, lo que está haciendo es llamar la atención de los padres.
Llamar la atención para que los padres vean que hay algún problema, que algo falla en la relación con ellos, o en la escuela, o... algo que él no sabe muy bien cómo explicarles y los padres deben investigar, un "por favor, preguntadme, buscad, tratad de saber, porque yo no estoy bien".
Y si es que siente que le quieren poco, que le quieren mal, o que necesita más tiempo con ellos, el acercamiento de los padres puede ayudar. Esa frase que acabo de mencionar, contraria a la que suelen decir los niños cuando se enfadan con nosotros: "ya no te quiero".
Pero nosotros no somos niños, no podemos hacerles creer que nuestro amor depende de lo que hagan o dejen de hacer, porque de ese modo les hacemos creer que el amor es algo demasiado frágil, porque entonces sienten que siempre deben intentar agradarnos y nosotros nos convertimos en los jueces de su comportamiento, cuando lo ideal es que sean ellos los propios jueces de sus actos. Ellos y su conciencia.
¿Y ya está? ¿Te quiero y ya está?
No. Como digo, es un comienzo. "No me ha gustado nada lo que has hecho hoy". Y te preocupa precisamente porque le quieres. Porque es tu hijo y su comportamiento, en gran parte, es tu responsabilidad: "Te quiero, pero no me gusta cuando haces cosas que podrían dañar a los demás".
Y a partir de ahí un padre decide si tiene que llevar a cabo algún castigo (yo estoy en contra de ello, pero puedo entender que si no se tienen otras herramientas se lleve a cabo lo que se ha hecho durante mucho tiempo) o bien buscar otras medidas, como un acercamiento, ese indagar el porqué y ese pasar más tiempo con los hijos para lograr que de verdad se sienta querido, y con pocas carencias. Porque, como digo, cuando un niño se porta mal, es porque siente que algo le falta.
Foto | Guian Bolisay en Flickr
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