El "tiempo fuera" o la "silla de pensar" son dos estrategias de modificación conductual, a menudo utilizadas por algunas familias, e incluso colegios, para corregir un determinado comportamiento infantil. Básicamente, consiste en excluir al niño de la actividad que esté realizando y sentarle en una silla o en un rincón, para que reflexione acerca de lo que ha hecho y modifique su conducta.
Pero para muchos expertos, estos métodos son una forma de castigo, que se aleja de la crianza positiva y del respeto y la empatía que debería primar a la hora de educar a nuestros hijos.
Lorena García Vega es pedagoga, guía Montessori y educadora infantil y de familias, certificada en Disciplina Positiva. Su conocimiento y sus años de experiencia, tanto en los colegios como en domicilios particulares, le ha proporcionado una amplia visión del comportamiento infantil, y de cómo los adultos nos enfrentamos a determinadas situaciones.
Bebés y Más se ha puesto en contacto con ella para hablar de los métodos de "la silla de pensar" o "el tiempo fuera", y de cómo podemos sustituirlos por otras alternativas respetuosas y positivas para el niño.
¿Qué efectos tiene en el niño el "tiempo fuera" y la "silla de pensar"?
La educadora y pedagoga, nos explica por qué ninguno de estos dos métodos es respetuoso con el niño, y cómo pueden afectar a su conducta el hecho de aplicarlos:
"Como seres humanos y seres sociales que somos, una de nuestras primeras metas es el sentido de pertenencia e importancia en un grupo. Es decir, no solo pertenecemos a un grupo sino que nuestras contribuciones pueden ser relevantes para el mismo".
"Si ante una mala conducta (que a veces no es negativa, sino que en realidad lo que ocurre es que el niño no está cumpliendo con las expectativas del adulto) la bloqueamos y sacamos al niño de la situación o pretendemos que reflexione sobre ello, van a ocurrir varias cosas:
1) El niño no está siendo respetado
Con nuestra actitud aplicando estos métodos, estaremos anulando el sentido de pertenencia del niño al grupo y la importancia que esto tiene para cualquier individuo. Y, en consecuencia, no le estaremos respetando.
2) El castigo no es efectivo
"Aunque pueda parecer que funciona el hecho de bloquear la mala conducta del niño a través de un castigo, realmente solo funciona a corto plazo, y pasado un tiempo el mismo mal comportamiento volverá a aparecer una y otra vez, por lo que nos daremos cuenta de que el castigo no sirve".
"Con la aparición reiterada de estos comportamientos corremos el riesgo de que aparezcan también las 4 "R" del castigo según la Disciplina Positiva, que son:
- Resentimiento,
- Revancha,
- Rebeldía,
- Retraimiento, que lleva implícitas la cobardía y la reducción de la autoestima.
"Pongamos el ejemplo de la silla de pensar. Partiendo de la base de que es injusto e irrespetuoso dejar al niño ahí sentado, pensemos en lo que será más probable que haga el niño en esa situación: ¿pensar en lo que ha hecho mal, según el adulto, o pensar en la forma de vengarse?".
3) No estamos siendo amables ni firmes con nuestra actitud
"Lo normal durante el transcurso de un castigo, es que el adulto muestre inseguridad hacia los motivos que le llevaron a castigar al niño, y le "levante" el castigo. Sin embargo, si el niño vuelve a actuar mal, el adulto volverá a imponer el castigo, cayendo continuamente en un bucle de mal comportamiento por parte del niño, y castigo por parte del adulto".
"En este punto aparece otro de los principios fundamentales de la Disciplina Positiva, que es la amabilidad y la firmeza al mismo tiempo: la amabilidad surge y es necesaria porque te respeto, y la firmeza surge y es necesaria porque me respeto".
¿Qué alternativas respetuosas existen ante un mal comportamiento?
Desde el punto de vista de la Disciplina Positiva, Lorena nos explica los siguientes métodos o alternativas respetuosas que podemos aplicar si nuestro hijo presenta un mal comportamiento que debe ser corregido:
"Tiempo fuera positivo"
"En situaciones de tensión, lo más apropiado es que tanto el adulto como el niño nos retiremos unos minutos. A esto se le denomina "tiempo fuera positivo", pero tiene diferencias sustanciales con el "tiempo fuera" que acabamos de ver":
Por un lado, debemos explicar al niño que ambos estamos nerviosos y enfadados, y que desde esa postura es muy difícil encontrar una solución respetuosa.
Luego, debemos explicarle la necesidad de tomarnos un tiempo para relajarnos los dos, y cuando ambos estemos preparados, retomaremos el diálogo.
Además, es muy importante dejar claro al niño que a pesar de las diferencias, los nervios o el enfado, le queremos por encima de todo, y vamos a estar ahí.
"La zona del "tiempo fuera positivo" puede ser creada por los propios niños, con música y elementos relajantes y confortables que inviten a la tranquilidad y al sosiego. A diferencia de la "silla de pensar", que es un lugar frío, hostil y angustioso que incita a la culpabilidad y la venganza, la zona del "tiempo fuera positivo" debe ser agradable, tranquila, segura y respetuosa".
Respeto mutuo
"Nuestro comportamiento adulto debe incluir actitudes de confianza y de interés por lo que ha ocurrido, y no dar por supuesto que el niño ha actuado con mala intención".
"Pero aunque el respeto ha de ser recíproco, no podemos obligar a que otros nos respeten. Es por ello, que en caso de vivir una situación en la que no nos sentimos respetados, podemos decirle al niño que estaremos encantados de ayudarle o atenderle cuando encuentre la forma de dirigirse a nosotros de manera respetuosa".
Desarrollar las fortalezas, no las debilidades
"Todos nosotros estamos hechos de fortalezas y debilidades, pero no solo debemos poner el foco en estas últimas. Por eso, si destacamos delante de nuestros hijos sus competencias y habilidades, resultará más fácil y respetuoso abordar las diferencias o los malentendidos, cumplir las normas o/y aceptar los límites"
Aprender de los errores
"La Disciplina Positiva visualiza el error como una maravillosa oportunidad de aprendizaje, pues todos los fallos, faltas o errores, se pueden reparar. Para ello ¿qué podemos hacer?:
Involucrar al niño para que busque una posible solución, evitando sermonearle o darle lecciones.
Responsabilizarle de sus actos, no castigarle. Es decir, debemos hacer entender progresivamente al niño que todos nuestros actos tienen consecuencias sobre los demás. Pero enseñarle a ser responsable de su conducta no es sinónimo de hacerle sentir culpable.
No retirarles jamás nuestro cariño
"Realmente este punto no se trataría de una alternativa, sino de una forma de proceder que debemos recordar siempre. Y es que a pesar los enfados, las discusiones o las diferencias, nunca debemos retirar al niño nuestro cariño. Porque ellos necesitan sentirse amados en todo momento, especialmente si ese cariño viene de sus padres".
¿Podemos aplicar estas alternativas a cualquier edad?
"A diferencia del castigo, que tiene una efectividad a corto plazo, la disciplina positiva tiene un efecto a largo plazo, pero requiere de mucho más trabajo y dedicación por nuestra parte, por lo tanto cuanto antes se empiece, más camino se tendrá recorrido".
"Por otro lado, debemos saber que las alternativas que propone la disciplina positiva pueden aplicarse en todas las edades, aunque adaptándolas al entendimiento y maduración del niño".
"De este modo mientras el niño sea pequeño y no comprenda la finalidad del "tiempo fuera positivo", será el adulto quien abandone el lugar donde se ha desarrollado el conflicto (siempre con explicación previa). Cuando el niño ya entienda que ese proceder no se trata de un castigo, se sumará también al "tiempo fuera positivo" en busca de un resolución respetuosa".
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