Si estás esperando un bebé en pleno verano es conveniente que bebas abundante agua para paliar los efectos del calor.
Se recomienda a todo el mundo, y más especialmente a las mujeres embarazadas, beber como mínimo dos litros de líquido diarios para evitar la deshidratación. Entre dos y tres litros sería lo ideal.
Entiendo que para muchas es imposible cubrir esa cantidad de agua por día, yo misma no puedo, pero se puede recurrir también a otras bebidas que contienen agua como principal ingrediente como por ejemplo refrescos, infusiones (el té frío es ideal para esta época) limonada, bebidas isotónicas o zumos naturales de fruta.
Además de ayudarte a combatir los efectos de una ola de calor, beber pequeñas cantidades de líquido frío durante la gestación también contribuye a combatir la sensación de acidez y a evitar el estreñimiento.
Expuesto al calor excesivo, el cuerpo pierde entre dos y tres litros de agua por día, por lo que para mantenerlo hidratado hay que beber líquido constantemente y en pequeñas cantidades, aunque no se tenga sensación de sed.
Solemos no darle la importancia que merece, pero la deshidratación no es un problema menor. Se produce cuando el organismo pierde más agua que la que ingiere provocando trastornos celulares en menor o mayor medida, con efectos que pueden incluso llegar a causar la muerte.
Afecta a las personas más vulnerables como a los niños, a los ancianos y a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, que por sus necesidades fisiológicas necesitan más agua haciéndose más proclives a sufrir una crisis de deshidratación.
Por eso, no subestimes al calor. Por más que te encuentres muy bien, en verano procura beber mucho líquido, ten siempre a mano una botellita de agua o busca una bebida que te apetezca para mantenerte hidratada.
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