En el momento en que la prueba de embarazo es positiva son muchas las parejas que, a medida que pasan los días y sabedores de que las primeras semanas son las más críticas en el devenir del feto, sienten la tentación de hacerse una ecografía para ver si todo va bien.
En la seguridad social la primera ecografía es a las doce semanas, cuando se cumple el primer trimestre, que puede parecer un poco tarde porque hasta los tres meses nadie ve cómo va el niño, pero que en el fondo responde, creo, a una realidad: algunos embarazos se pierden irremediablemente o bien puedes llevarte algún que otro susto.
Sé que aún no sabéis por dónde voy, así que voy a explicarlo un poco para no dejar la duda flotando en el ambiente.
Las ecografías tempranas pueden no mostrar latido
Según cuándo se realice la primera ecografía pueden llegar a verse cosas que después no se verán (dos embriones, por ejemplo, que a las doce semanas es sólo uno) y pueden no verse cosas que después sí se verán.
Con esto me refiero a que es posible que si la ecografía se hace demasiado pronto no se aprecie latido en el feto, sin ser ello muestra de que hay un problema. Quizás unos días después el latido se empieza a notar o quizás se trata de un feto cuyo corazón nunca llegará a latir.
Sea cual sea el destino, lo que está claro es que cuando un profesional hace una ecografía sin notarse latido deberá hacer otra de control para confirmar su ausencia o informar de su presencia. Entonces, de una ecografía que no debía hacerse todavía (la primera) se deriva una segunda que tampoco tocaba todavía. Esto, lógicamente no es lo peor del asunto, pues lo malo de todo ello es el susto que se lleva la madre, el padre y los familiares, si es que son informados, con eso del “de momento no hay latido”.
El día de la segunda ecografía, si todo va bien, el susto se soluciona, pero todo ello ha ocurrido sin necesidad.
Muchos embarazos no llegan a término
Sé que muchas de las mujeres que leéis el blog habéis sufrido algún aborto espontáneo. Es algo relativamente común que deja huella en todas las mujeres. El caso es que muchas veces sucede incluso cuando la madre no es consciente de ello, porque no se ha hecho ningún test de embarazo, y el embarazo se pierde confundiéndose con una regla más abundante de lo habitual.
Si el test de embarazo sí se ha hecho y si ya se ha confirmado el embarazo con una ecografía puede suceder lo mismo. La madre, sabedora de que está embarazada empieza a sangrar y acude a urgencias. Allí confirman que se trata de un aborto y, normalmente, deciden hacer un legrado para eliminar cualquier resto del embarazo del útero.
En la primera situación la mujer sufre un aborto sin saberlo y en la segunda acude a urgencias donde le llegan a hacer un legrado.
Saberlo todo o no saberlo
Las sociedades profesionales ginecológicas recomiendan la primera ecografía a partir de la semana 12 desde la última regla. El motivo es principalmente evitar sufrimientos innecesarios, aunque de este modo muchos padres se quedan sin saber qué ha pasado en ese tiempo.
La diferencia entonces radica en tener toda la información (haciendo ecografías tempranas), aún a riesgo de llevarte un buen susto o tener que esperar a una segunda para confirmar que todo va bien, o no hacer ninguna ecografía y dejar la incertidumbre de si todo va bien o mal hasta la semana doce.
Dicho de otro modo, cada pareja que decida cuánta información quiere tener al respecto, aunque para tener mucha información habrá que acudir a un ginecólogo privado, claro.
Foto | Stephen Cummings en Flickr
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