Los pechos son una de las partes del cuerpo de la mujer que más variaciones sufre a lo largo del embarazo. Y es que antes de nacer el bebé, nuestro organismo se prepara para poder alimentarlo. Una de las consecuencias es la pérdida de calostro durante el embarazo.
Especialmente en el tercer trimestre de embarazo, ya que los niveles de la hormona de la lactancia aumentan considerablemente, la mujer puede sentir pérdidas de calostro, la primera leche de los pechos. Se trata de una sustancia pegajosa y acuosa que servirá de primer alimento al bebé una vez haya nacido.
En el proceso de la formación de la leche materna participan la prolactina, la oxitocina, la hormona lactógena placental y la luteinizante. El calostro es anterior a la leche propiamente dicha.
En el tercer trimestre, la producción de leche de las mamas de la madre es estimulada indirectamente por el bebé: sus glándulas suprarrenales producen sustancias de tipo androgénico que circulan por su sangre y, al llegar a la placenta, se convierten en estrógeno. Se cree que entonces actúan para estimular la producción de prolactina en el cuerpo de la madre.
Ante estas pérdidas de calostro, que pueden darse en cualquier momento del día, se pueden emplear discos protectores en el sostén para evitar mancharse la ropa. También es probable que se produzcan en el momento de excitación sexual, o durante un masaje que estimule los senos.
En cualquier caso, recordemos que son pérdidas normales, más frecuentes en el tercer trimestre de embarazo, aunque también pueden presentarse antes.
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