La corioamnionitis es una infección muy poco común de la placenta (membranas) y del líquido amniótico. Aunque solo afecta a una cantidad pequeña de mujeres, es muy peligrosa. Así que interesa conocer las causas que la provocan y sus síntomas, para tratarla cuanto antes si aparece.
¿Por qué es peligrosa?
Puede causar una infección de la sangre en la madre, conocida como bacteriemia y que podría provocar un nacimiento prematuro del bebé.
Además del parto prematuro, otras consecuencias son:
Posibilidad de desprendimiento prematuro de la placenta, cuando la placenta se separa de la pared uterina.
Se incrementan las posibilidades de que el parto sea por cesárea.
La mujer corre más riesgo de sufrir una hemorragia tras el alumbramiento.
En casos extremos, puede ocasionar graves consecuencias para el bebé: parálisis cerebral, neumonía, infección o una infección importante al nacer.
Causas de la infección de placenta
Lo más frecuente es que esté provocada por las bacterias que normalmente habitan en la vagina: Escherichia coli (E. coli) y estreptococos del Grupo B.
La corioamnionitis se presenta cuando el saco amniótico lleva roto mucho tiempo, lo que permite que las bacterias de la vagina suban y entren en el útero.
Dentro de las membranas del saco o bolsa amniótica se encuentra el líquido que rodea el bebé dentro del útero durante el embarazo y es vital para su desarrollo.
Si se rompen estas membranas se pierde el líquido amniótico que rodea al feto, que queda desprotegido. Al mismo tiempo, las bacterias de la vagina pueden llegar al útero.
La conocida como 'rotura de aguas' puede darse en cualquier momento del embarazo, aunque lo más habitual es que se produzca de manera espontánea a partir de la semana 37 de gestación. De hecho, es una de las señales más claras de que el parto está a la vuelta de la esquina.
Sin embargo, en un 10% de las ocasiones se produce de manera prematura. Si es el caso, hay que acudir inmediatamente a urgencias para que los médicos evalúen si provocar el parto o dejar a la mamá ingresada en observación. Así se puede evitar o tratar cuanto antes una posible corioamnionitis.
¿Cuáles son los síntomas?
Pueden ser distintos según cada persona. Algunos son:
Fiebre.
Aumento de la frecuencia cardíaca tanto en la madre como en el feto. La gestante la tendrá por encima de 100 latidos por minuto y el bebé de más de 160 latidos por minuto.
Dolor o sensibilidad en la zona del útero.
Aumento de las contracciones uterinas.
Olor desagradable, que viene del líquido amniótico.
Los síntomas de la corioamnionitis a veces se parecen a los de otras afecciones o problemas de salud. Consulta siempre a tu médico para obtener un diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica la corioamnionitis?
El médico preguntará a la madre sobre sus antecedentes médicos y le realizará un examen físico.
Puede que diagnostique la corioamnionitis con solo conocer los síntomas. También es posible que la madre necesite hacerse unos análisis de sangre para detectar una infección.
Otra posibilidad es que el médico aconseje realizar una amniocentesis para tomar una muestra del líquido amniótico y analizarla. Esta prueba es más invasiva, por lo que solo se realizará si el tocólogo opina que es imprescindible.
Tratamiento
El médico decidirá cuál es el mejor tratamiento para la madre y su bebé, teniendo en cuenta:
Su salud general e historia médica
El tiempo de gestación
La gravedad de la infección
La tolerancia de la mujer y su hijo a medicamentos, procedimientos y tratamientos específicos
El tiempo aproximado que se prevé que dure la infección
Se usan antibióticos para tratar la corioamnionitis apenas se detecta la infección. El tocólogo puede aconsejar adelantar el parto para prevenir complicaciones a la madre y a su bebé. Es posible que la mujer necesite tomar antibióticos después del parto.
Vía | Stanford Children Health
Fotos | iStock
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