Suele ser costumbre entre los niños que cumplen años durante la etapa de Educación Infantil hacer una celebración multitudinaria e invitar a toda la clase. De este modo, todos los compañeros del homenajeado pueden felicitarle y divertirse juntos en una gran fiesta de cumpleaños.
Sin embargo, a medida que los niños van creciendo este tipo de celebraciones tiende a extinguirse, pues la mayoría ya cuenta con un grupo definido de amigos con los que juegan de manera habitual y con quienes desean rodearse el día de su cumpleaños.
Esto puede provocar desilusiones entre los niños no invitados, especialmente si hablamos de peques entre 6 y 7 años que ya son plenamente conscientes de la situación, pero aún no tienen la madurez suficiente para comprenderla.
Si es el caso de tu hijo, te damos algunos consejos que podrían ayudarle a gestionar el momento.
Respira y reflexiona
Antes de nada, es fundamental que los padres 'enfriemos' la situación y no nos dejemos llevar por actuaciones o comentarios de los que luego nos arrepintamos. Y es que a veces, con el fin de consolar a nuestro peque podríamos cometer el error de juzgar o criticar a los padres del niño que no ha invitado al nuestro, o incluso al propio cumpleañero.
Es normal que estés disgustado o triste si ves a tu hijo sufrir, pero caer en la crítica fácil es dar a los hijos un ejemplo nefasto donde el respeto a los demás, la gestión emocional y la resolución positiva de conflictos brillan por su ausencia.
Por otro lado, no te tomes el tema como algo personal. Es decir, si en su día organizaste el cumple de tu hijo y decidiste invitar a toda la clase, respeta que otros padres no puedan/quieran hacer lo mismo y hayan optado por una fiesta más reducida.
Y por último, recuerda que tu hijo dará a este tema la importancia que tú le des. Esto no significa que debamos ignorar o menospreciar sus sentimientos, pero si nuestro hijo nos ve irritados o enfadados con la situación, se frustrará aún más y no estaremos ayudándole.
Empatiza con su malestar
Pero el hecho de poner el tema en perspectiva no quiere decir que debamos ignorar el malestar de nuestro hijo. Para nuestro peque, no haber sido invitado a la fiesta de cumpleaños de un compañero de clase con quien comparte actividades y tiempo de recreo puede suponer un drama, máxime cuando es posible que asistan a la fiesta algunos de sus amigos.
La situación puede ser más confusa aún si de un curso a otro tu hijo ha pasado de asistir a fiestas con toda la clase, a no ser invitado siempre. En este caso, si tiene recuerdos de celebraciones anteriores puede que lo sienta como algo personal y se pregunte por qué el año pasado fue invitado al cumpleaños del niño que este año no ha contado con él.
Compartir con él situaciones similares por las que hayas pasado en tu infancia también le ayudarán a ganar confianza y sentirse arropado.
Por ejemplo: "cuando yo era pequeño me ocurrió algo muy parecido, así que te entiendo perfectamente porque yo también me sentía muy triste y enfadado. A mí me ayudó...", o "yo hice... y la cosa mejoró".
Habla con tu hijo sobre cómo se siente
Este tipo de situaciones son perfectas para hablar con tu hijo sobre cómo se siente o qué emociones le ha provocado la situación. Mediante preguntas abiertas intenta averiguar si se siente triste, enfadado, molesto, decepcionado, irritado, avergonzado...
En ningún momento juzgues la emoción de tu hijo. Recuerda que para él es una situación difícil y tiene todo el derecho del mundo a sentirse mal. Simplemente permanece a su lado, escúchale con atención y préstale el sostén emocional que necesita.
Explícale la situación y hazle ver que no ser invitado no significa no ser amigos
Aunque tú como adulto sabes que este tipo de situaciones son frecuentes en la vida cotidiana (no siempre encajamos en todos los grupos ni contamos a los amigos por decenas), para tu peque puede que sea la primera vez que le ocurre y se haya llevado una gran decepción.
También podéis aprovechar para hablar de la amistad y de los diferentes grados que tiene; desde sus mejores amigos, hasta los amigos con los que juega de vez en cuando o aquellos que simplemente son buenos compañeros de clase. Cada escalón de la amistad implicará mayor afinidad y entendimiento, y por tanto mayores posibilidades de pasar tiempo juntos.
Y por último, puedes explicarle que por una cuestión logística y económica, en muchas ocasiones somos los padres quienes decidimos el tipo de fiesta de cumpleaños que nuestros hijos van a celebrar, sin que esto deba afectar a la relación entre el resto de niños.
Habla con los profesores si el tema te preocupa
Como decimos, este tipo de situaciones son habituales en la infancia, especialmente en los primeros años de vida hasta que las relaciones de amistad se van consolidando. Pero si como padre o madre el tema te preocupa, ves a tu hijo especialmente afectado o se trata de una situación que se repite con frecuencia, quizá sería interesante hablar con el colegio.
Solicita una tutoría con el profesor de tu hijo y plantéale tus dudas. Pregúntale cómo se relaciona tu peque con los otros niños, si tiene amigos, si es querido por sus compañeros, si juega con todos en los recreos... En definitiva, si es feliz en el cole y socializa sin problema con todos los niños, que a mi juicio, es lo realmente importante.