Cinco comportamientos que tienen los niños altamente sensibles (NAS) y cómo acompañarlos

Cinco comportamientos que tienen los niños altamente sensibles (NAS) y cómo acompañarlos
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Hemos hablado en ocasiones anteriores de los niños muy sensibles y de los niños altamente sensibles. Incluso, de los padres altamente sensibles y de cómo afecta esto a la crianza. Esta alta sensibilidad no es ningún trastorno psicológico, sino, más bien, un rasgo de la personalidad que engloba diferentes características.

Hablamos también de una forma de relacionarse con el mundo, de entenderlo y percibirlo. Los niños altamente sensibles (NAS), por ejemplo, se emocionan fácilmente por las cosas, pueden percibir detalles que para otros pasan desapercibidos, o agobiarse por los ruidos fuertes o las luces intensas.

Descubre en este artículo cinco comportamientos que tienen los niños altamente sensibles y cómo acompañarlos desde el amor y el respeto.

Cinco comportamientos de los niños altamente sensibles

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Imagen de Freepik

1. Empatizan mucho

La hiperempatía (o "exceso" de empatía) es uno de los comportamientos de los niños altamente sensibles. Se ponen fácilmente en el lugar del otro, no les cuesta porque conectan rápido con las emociones de los demás, gracias a su sensibilidad y a las llamadas neuronas espejo. Estas son unas neuronas que "se activan cuando un individuo ejecuta una acción y cuando observa esa misma acción al ser ejecutada por otro individuo, y también cuando nos ponemos en el lugar del otro".

Es como si estos niños estuvieran en una onda emocional distinta, más cercana a los demás, que les permite vibrar y conectar con las personas y sus emociones. Pero este comportamiento, aunque tiene aspectos positivos, también puede suponer un problema, cuando esto les genera sufrir (en exceso) por los problemas de los demás, por ejemplo.

2. Viven las emociones con intensidad

Son niños que experimentan todas las emociones de forma intensa, que lo viven todo mucho, con todos sus matices (y a veces, situándose un poco en los extremos); tanto la alegría como la ilusión, el enfado o la pena, entre otras emociones. 

Esto, igual que en el caso anterior, les puede suponer una ventaja en muchas situaciones (disfrutan mucho de la vida, de las pequeñas cosas...), pero también les puede perjudicar, cuando debido a ello le dan muchas vueltas a las cosas, o lo pasan realmente mal en situaciones complicadas, etc.

3. Se pueden sentir sobreestimulados

Otro comportamiento de los niños con alta sensibilidad es la tendencia a la sobreestimulación o a la hipersensibilidad, sobre todo cuando tienen que procesar mucha información a la vez, o por las características o naturaleza de los estímulos del entorno (por ejemplo; ruidos u olores fuertes, luces llamativas, etc.).

Esto también se explica por su capacidad especial para detectar detalles del entorno que a una persona sin este rasgo, le costaría percibir, y se debe a su fino y preciso sistema neuro-sensorial.

4. Reflexionan mucho

Son también niños que tienen una gran capacidad para reflexionar sobre las cosas y hacer procesos de introspección, esto es, "mirar hacia dentro de sí mismos", tomar conciencia de sus sensaciones físicas y emocionales, de sus pensamientos, etc., algo útil cuando necesitan saber esa información para tomar decisiones, autorregularse, etc.

Por ejemplo, "si estoy cansado, hoy mejor no ir al parque", o "si me noto agobiado por los deberes, tal vez puedo hablar con mamá". Así, tienen esta capacidad para experimentar y prestar atención a las señales físicas y emocionales de su cuerpo (información interoceptiva), pero también, a las señales del exterior (información exógena).

5. Procesan la información a un nivel profundo

Relacionado con el punto anterior, son niños que también tienen una gran capacidad para analizar el entorno, los problemas y las situaciones en general. Esta gran capacidad de análisis tiene que ver con el procesamiento profundo que hacen de la información a nivel cognitivo.

La dificultad puede aparecer cuando se quedan "enganchados" sobreanalizando y sobrepensando, como decíamos en el punto dos, o cuando se quedan "encallados" sin tomar ninguna decisión, al tener tanta información disponible. Sobre todo, hemos de pensar que son niños que puede parecer que no prestan atención, pero que en realidad, se han quedado atentos a una información previa y aún están procesándola a un nivel profundo.

Cómo acompañar a los niños altamente sensibles

Si tienes un hijo altamente sensible, es lógico que te preguntes si tienes que hacer "algo especial", aunque la respuesta está en la naturalidad, el sentido común y el amor. Y también, debemos acompañarlos, justamente, usando nuestra sensibilidad para validar sus emociones, identificar sus necesidades...

Actuar desde la empatía, respetar sus ritmos, ofrecerles entornos amables libres de estímulos (en la medida de lo posible), hablarles con naturalidad y resolviendo las dudas que puedan tener al percibir el mundo de forma intensa nos puede ayudar. Por otro lado, el contacto con la naturaleza puede ser un buen (y gratificante) regulador emocional para su sistema nervioso autónomo; salir a dar paseos, observar los animales, identificar el sonido de los pájaros...

Y sobre todo, aprovechar también los puntos fuertes que supone esta característica, como por ejemplo la faceta creativa. Suelen ser niños que, gracias a su sensibilidad, conectan fácilmente con actividades artísticas o creativas como la música, el baile, la pintura... Aprovechadlo juntos y buscar pequeños momentos del día para desarrollar esta faceta desde el disfrute y la curiosidad.

Finalmente, si existe malestar y percibís a vuestro hijo desbordado, siempre podéis pedir ayuda profesional de un psicólogo infantil especializado en alta sensibilidad, quien le proporcionará (también a los padres) las herramientas más adecuadas para su caso.

Foto | Portada (Freepik)

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