Ayer os ofrecimos una entrada en la que os explicábamos uno de los mayores mitos de leche materna, aquel que habla de la hipogalactia o la falta de producción de leche.
Acostumbrados todos a ver niños que toman biberón haciendo tomas cada tres horas, incluidas nuestras madres y muchos profesionales, sorprende ver que muchos bebés (prácticamente todos) amamantados no respetan esos horarios y piden mamar más a menudo. Ante este ritmo muchas personas opinan que la causa es que el niño pasa hambre y que la mamá no tiene leche suficiente.
Esto no siempre es falso, pero sí la mayoría de veces. De hecho, en ocasiones el bebé no está ganando peso e incluso pierde y la madre tiene leche casi a rebosar, siendo entonces un problema de succión, de posición o de frenillo sublingual que dificulta la extracción de leche.
Hoy continuamos con la entrada de ayer mostrando cuáles son las posibles causas de hipogalactia verdadera y cuáles son las sensaciones que hacen pensar a una madre que no está produciendo suficiente leche.
Posibles causas de hipogalactia
- Hipotiroidismo: cuando una mujer tiene hipotiroidismo no diagnosticado la producción de leche es muy baja. En el momento que se realiza el diagnóstico y se trata la producción de leche no se ve afectada.
- Retención de placenta: el momento en que la placenta se expulsa es el pistoletazo de salida para que se empiece a producir leche. En ese momento baja el nivel de estrógenos permitiendo a la prolactina empezar a crear leche. Si por desgracia queda una parte de la placenta dentro del útero no sucede la “revolución” hormonal y la leche no se produce en la cantidad necesaria (hipogalactia).
- Agenesia del tejido mamario: las glándulas mamarias de la mujer no se han desarrollado normalmente durante el embarazo. Es una afección con una incidencia bajísima que hace que la producción sea baja.
- Cirugía: la cirugía puede hacer que se vea afectada la producción de leche. Normalmente depende del tipo de cirugía realizada. Si han hecho levantamiento del pezón los conductos se vuelven a conectar y aunque quizás el primer hijo no pueda ser amamantado, se suele poder hacer lactancia mixta con un segundo hijo y exclusiva con un tercero.
- Síndrome de Sheehan: es la necrosis de la hipófisis o parte de ella por falta de riego sanguíneo durante el parto, normalmente porque la mujer ha perdido mucha sangre. Al no producirse prolactina ni oxitocina (de las que la hipófisis se encarga) no puede crearse leche.
- Déficit congénito de prolactina: si hay un déficit de prolactina, la hormona encargada de crear leche, la madre hará menos leche de la necesaria. Es un síndrome también extraño que sucede en muy contadas ocasiones.
Posibles causas de sensación de hipogalactia
Después de ver las verdaderas causas de hipogalactia falta ver las causas de sensación de hipogalactia, que son las culpables de la mayoría de hipogalactias verbalizadas por las madres.
- El niño no extrae la leche adecuadamente: la madre tiene leche, pero la he puesto en este listado porque el resultado es el mismo, un niño que engorda poco o nada, que llora o duerme mucho y que no está comiendo suficiente. Se trata de problemas de posición, de problemas de succión con culpables como retrognatias (mandíbula inferior demasiado pequeña) o anquiloglosias (frenillos sublinguales que no dejan que la lengua ordeñe el pecho materno). Aquí la madre cree que no tiene leche, pero el problema no es ese.
- El niño mama muy a menudo: amamantar se hace a demanda, por lo que es normal que los niños mamen a menudo, aunque muchas mujeres creen que deben comer, más o menos, cada tres horas o más. Sin embargo cuando un niño no está comiendo lo suficiente también es lógico que pida alimento muy a menudo. Es necesario entonces ver el peso del niño y buscar otros posibles problemas que nos lleven al punto anterior.
- Cuando no está mamando está nervioso: los niños que están comiendo poco suelen quejarse entre tomas porque tienen hambre. Sin embargo no siempre que un bebé se queja tiene hambre y a veces, aún cuando están satisfechos, quieren estar cerca de mamá o papá y solicita ese contacto con gemidos y quizás con llantos. Aunque cada vez pasa menos, sigue habiendo gente que no contempla la necesidad de afecto como una necesidad real (“si ha comido, no tiene frío ni calor, le he cambiado el pañal y no tiene sueño: ¿de qué se queja?”).
- La madre tiene los pechos blandos: muchas madres no notan la subida de la leche, muchas la notan siempre entre tomas y algunas la notan por la noche o cuando su bebé pasa un rato largo sin mamar. De todas ellas las que se ponen más nerviosas, obviamente, son las primeras, porque no perciben ninguna sensación que les haga pensar que en sus pechos hay leche. Ante esta situación, cualquier mínimo gesto que haga el bebé, cualquier molestia o signo será seguramente culpa de que “no hago leche suficiente” (“mama mucho… no tengo leche”, “mama poco… no tengo leche”, “llora mucho… porque no tengo leche”, “llora poco… como no come no tiene ni fuerzas para llorar”, etc.).
- Etc.: hay muchas causas más, desde herencias al estilo “mi madre no tuvo leche, yo tampoco tengo”, que no son ciertas, pasando por “con el primero no tuve, así que ya ni lo intento”, hasta “me noto los pechos muy blandos así que no tengo” o “es que yo tengo el pecho pequeño”. Todas estas causas son mitos también, pero hacen caer a la madre en una absoluta desconfianza, fruto de la cual cualquier síntoma (o creencia de que existe un síntoma) de su hijo estará achacado a la falta de leche.
Qué hacer ante una teórica hipogalactia
Una vez vistas las posibles causas de hipogalactia (verdaderas y no verdaderas) es necesario saber qué puede hacer un profesional o alguien que esté intentando ayudar a una madre ante dichas sensaciones.
Soluciones milagrosas no hay, así que lo ideal es tratar de diagnosticar de la manera más concreta posible la causa de que el niño esté comiendo poco o desvelar la razón por la que la madre cree que el niño está comiendo poco. Lo ideal es hacer primero una entrevista a la madre o simplemente dejarle hablar para que ella vaya contando los “síntomas”, las sensaciones, lo que nota, lo que querría notar, si le duele, si no le duele, etc.
Luego habría que hacer una valoración tanto del pecho de la mujer como de la boca del niño, buscando alguna razón que pueda provocar dificultad, y una valoración de madre e hijo juntos, cómo se posicionan, cómo mama el bebé, si la succión es efectiva, etc. Evidentemente, sabiendo que las hormonas juegan un papel importante, un médico debería pedir un análisis de sangre en el que se pudiera ver si hay un hipotiroidismo no diagnosticado o incluso si la mamá tiene la prolactina demasiado baja y por eso no está produciendo suficiente leche.
Después de todo esto siempre hay otras variables que pueden y deben valorarse, muchas veces difíciles de encontrar. Yo personalmente, cuando no soy capaz de hallar la causa acabo “tirando” de asesoras de lactancia conocidas, de las que llevan media vida “viendo tetas”, porque el diablo sabe más por viejo que por diablo, y tienen un ojo clínico que ya querría yo para mí.
Con todo esto quiero mostrar que “pues si no tienes leche, dale un biberón” es la solución más cómoda que un profesional puede tomar, tan simple como verbalizarla. Hasta mi padre, que no ha estudiado nada de medicina ni tiene noción alguna de lactancia, puede dar ese consejo. Hasta yo puedo darlo… pero claro, no sería justo para aquellas madres que quieren seguir dando el pecho, porque no estaría haciendo lo posible por ellas, como se presupone al personal sanitario.
Fotos | moppet65535, Daquella manera en Flickr
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