Sabía que el creador de Bob Esponja es biólogo marino, pero nunca había visto una imagen suya. Me imaginaba un señor de barba y bata blanca, por eso lo primero que me ha sorprendido al ver su foto en un periódico es lo joven que es, y después el desparpajo con el que habla de su creación más famosa.
El éxito planetario conseguido con el dibujo animado le ha valido críticas diversas, desde la “acusación” de homosexualidad de Bob Esponja y Patricio (esta no la conocía) a sugerir que los dibujos provocan problemas de concentración o afirmar que son demasiado violentos, como os contamos en estas páginas.
Stephen Hillenburg no presume de los galardones obtenidos por la serie y respecto a la polémica relativa a la supuesta tendencia homosexual de los dos amigos señala que no le molesta, ya que si se miran los personajes con los ojos y la actitud de un niño, se ve que básicamente todos ellos son asexuados e ingenuos.
Como se puede ver en muchos capítulos, no les importa caminar cogidos de la mano, abrazarse, o correr medio desnudos, son como niños y a esas edades no hay vergüenzas, es con la edad cuando llega el miedo y la hipocresía. Además, digo yo, tanto que abogamos por los derechos, ¿por qué nos iba a parecer mejor que se sintieran atraídos por Arenita?
Respecto al estudio realizado por investigadores de Virginia (EEUU), recordemos que afirmaba que la visión continuada de los dibujos animados de Bob Esponja (en realidad, de cualquier dibujo de ritmo rápido) provocaba a los niños, como efecto inmediato, déficit de atención y dificultades tanto para resolver problemas como para presentar una conducta “moderada”.
Hillenburg no parece creerse estos datos y señala que es mejor apagar la televisión cuando se hacen los deberes, para no desconcentrarse. Vamos, básicamente lo que algunos de vosotros señalabais en los comentarios a ese estudio, y con lo que coincido.
Como no podía ser de otro modo, el creador de Bob Esponja señala las supuestas ventajas de ver los dibujos:
En la serie se habla de reciclaje, de cómo se puede ahorrar agua y no contaminar el mar, pero no es un producto pedagógico: lo mío no es la educación sino el entretenimiento. Estoy seguro de que los dibujos animados contribuyen mucho más a abrir la mente y a ser imaginativos, de los supuestos peligros que conllevan.
En definitiva, todo depende del prisma con que se mire, y es normal que el creador de Bob Esponja se defienda de las críticas a su personaje al tiempo que destaca sus “virtudes”. Vosotros, ¿qué veis en Bob Esponja, ángel o demonio?
Vía | El País
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