Lo que desayunamos determina el nivel de energía que tendremos durante el resto del día, pero hay algo que no solemos contemplar y son los picos de glucosa. La estabilidad es la clave: controlar nuestra alimentación es fundamental para que estos se produzcan de forma puntual (que es lo normal), y que no se conviertan en una montaña rusa, ya que esto puede suponer problemas graves a largo plazo, como diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Un pico de azúcar indica que hay una liberación de glucosa en la sangre. Esto no necesariamente puede provenir de un consumo desmedido de alimentos dulces, sino de cualquier alimento que actúe como tal en el organismo (por ejemplo, los carbohidratos).
Cuantos menos picos de azúcar alcancemos en la mañana y a lo largo del día, más energía, mejor ánimo y menos ganas de "picar" entre horas sentiremos. Por eso es fundamental elegir bien los alimentos que se toman tras el ayuno que suponen las horas de sueño.
El alimento que deberíamos incluir siempre en el desayuno
Un alimento que, por su excepcional perfil nutricional y su bajo índice glucémico, es decir, que apenas desencadena picos de glucosa en la sangre y que por lo tanto deberíamos comer todas las mañanas, es el aguacate.
No en vano es considerado como un "superalimento" ya que contiene alrededor de 15 nutrientes que van desde calorías, carbohidratos, proteínas, fibra alimenticia, Vitaminas A, C y E, Folatos, Potasio, Magnesio, Ácido Fólico (tan importante en el embarazo), Hierro, Calcio y Sodio, así como grasas monoinsaturadas.
Precisamente estos ácidos grasos monoinsaturados se caracterizan por mejorar la sensibilidad a la insulina, algo fundamental en el tratamiento de la diabetes tipo 2 (aunque en realidad es algo que todos deberíamos vigilar). Por eso se trata de un alimento tan efectivo para ayudar a controlar el azúcar en la sangre y lograr una mejor eficiencia metabólica.
El aguacate, además de brindarnos mayor sensación de saciedad y una buena dosis de energía que perdura a lo largo del día, tiene un alto componente de fibra que nos ayuda a tener un metabolismo más eficiente y una mejor salud cardiovascular.
Basta con comer media pieza en la mañana (no os preocupéis por la otra mitad, ya que encontramos el truco definitivo para conservarlo sin que se oxide). Lo puedes poner en la tostada, comerlo en trozos, añadirlo a una tortilla o a un batido, pero siempre teniendo en cuenta que se debe combinar con una dieta variada y equilibrada.