Los trastornos de salud mental durante el postparto son relativamente frecuentes. Investigaciones realizadas en los últimos años han demostrado que dos de cada tres madres jóvenes tienen problemas de salud mental tras el parto y una de cada siete mujeres padece depresión postparto.
En base a esto, un equipo de investigadores ha querido recabar la evidencia disponible hasta el momento sobre el efecto protector que tendrían las bajas por maternidad y paternidad en la salud mental de madres y padres recientes.
Las conclusiones - que han sido publicadas en The Lancet Public Health y se basan en una revisión de 45 estudios de cinco bases de datos distintas de varios países de altos ingresos económicos - han asociado un permiso de maternidad/paternidad prolongado con un menor riesgo de mala salud mental, protegiendo frente a la aparición de síntomas depresivos, angustia psicológica y agotamiento.
El efecto protector de los permisos de maternidad y paternidad en la salud mental de los padres recientes
El permiso de maternidad no solo es fundamental para que la madre pueda recuperarse del embarazo y el parto, sino que también ayuda a establecer la lactancia y fomentar el vínculo entre madre y bebé.
Para los padres, disfrutar de un permiso de paternidad repercute de forma positiva tanto a nivel individual, como en su pareja y en su hijo. Para empezar, puede involucrarse en los cuidados de su bebé desde el primer momento, con los importantes beneficios que esto supone. Pero además, el el permiso de paternidad repercute de forma positiva en las madres, ya que estas pueden contar con ayuda y cuidados para una mejor recuperación.
Por último, el hecho de que ambos progenitores disfruten de una baja por maternidad/paternidad fomenta la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral y familiar.
Pero además de estos visibles beneficios, el estudio publicado en The Lancet Public Health también ha asociado un menor riesgo de aparición de problemas de salud mental entre aquellos padres y madres que pueden disfrutar de una baja por nacimiento amplia y remunerada.
Este último caso lo encontramos en Estados Unidos, un país donde en muchos estados no existe la baja de maternidad pagada. De hecho, tras la aprobación de un permiso de maternidad remunerado en California y Nueva Jersey se observaron mejoras en la salud mental de las madres recientes en comparación con aquellas que vivían en estados con licencias de maternidad no retribuidas.
En este sentido, la evidencia sugiere que una baja de maternidad remunerada de al menos tres meses ayudaría a prevenir la aparición de trastornos mentales en las madres, no solo durante la etapa del postparto sino también a largo plazo. En el caso de los padres, los estudios no han demostrado una relación tan clara y concluyente en cuanto a beneficios a largo plazo, aunque son indiscutibles los efectos positivos en la salud mental en el corto plazo.
Los problemas de salud mental durante el postparto: una realidad que es necesario atajar
La llegada de un bebé supone uno de los cambios vitales más grandes que hay, tanto para la madre, como para el otro progenitor y el conjunto de la pareja.
Las mujeres experimentan importantes cambios biológicos durante el embarazo, parto y postparto, además de cansancio físico debido al esfuerzo realizado durante meses. A esto hay que sumar las dudas y desafíos propios de la crianza a los que ambos progenitores se enfrentan durante los primeros meses de vida de sus bebés.
La presión y los cambios bruscos que experimentan en su vida los padres y madres recientes pueden desencadenar o acrecentar problemas de salud mental, como depresión postparto, tristeza, ansiedad, estrés u otros trastornos psiquiátricos.
Aunque a la hora de prevenir la aparición de trastornos mentales en las madres y padres recientes entran en juego varios factores, esta revisión de estudios pone el foco en la importancia de que los países cuenten con permisos de maternidad y paternidad remunerados y prolongados, dados sus importantes beneficios.
Por otro lado no debemos olvidar que desde un punto de vista político y social los problemas de salud mental conllevan un alto coste económico para el estado, además de aumentar las desigualdades sociales en salud. No en vano, según podemos leer en este artículo, los costes directos e indirectos de la mala salud mental de la población se estiman en más del 4% del PIB mundial.