Los padres buscamos siempre lo mejor para nuestros hijos, y ninguno pondríamos riesgo su vida de forma consciente. Sin embargo, el desconocimiento o las falsas creencias nos llevan en ocasiones a cometer imprudencias que podrían salir muy caras, y que repercuten directamente en quienes más queremos.
Así se ha puesto de manifiesto en una encuesta realizada por el comparador de seguros, Acierto, en la que se desprende que casi tres de cada cinco padres pone en riesgo la vida de sus hijos a la hora de viajar por carretera. Te contamos qué hacemos mal en el coche y cómo deberíamos solucionarlo.
Viajar con el abrigo puesto
Más de la mitad de los padres encuestados monta a sus hijos en el coche con el abrigo puesto, incrementando hasta en un 80 por ciento las posibilidades de que el niño salga despedido del vehículo en una frenada brusca o colisión.
Y es que viajar con una prenda de abrigo genera un volumen falso en el tórax del pequeño, provocando el llamado "efecto submarino" en caso de choque, que es un deslizamiento hacia delante, fuera de la sujección del cinturón de seguridad.
Este efecto se agudiza si la prenda de abrigo está fabricada en tejido impermeable y resbaladizo, o si los arneses de la silla o el cinturón de seguridad no está debidamente ajustados.
Muchos de los padres que caen en este error lo hacen porque temen que sus hijos pasen frío, sin ser conscientes realmente del peligro de esta práctica. En estos casos, podemos llevar a cabo las siguientes medidas:
Montar al niño en la silla con el abrigo puesto pero sin poner en marcha el coche, tan sólo con el motor y la calefacción encendidos, dejando unos minutos hasta que el habitáculo se aclimate. Cuando así sea, quitaremos el abrigo al niño, le sentaremos de nuevo en su sillita correctamente atado, y ¡ahora sí, pondremos rumbo a nuestro destino!
Quitar el abrigo al niño antes de montarle en su sillita, y una vez que esté correctamente atado se lo echaremos por encima, a modo de manta. Otra opción también sería guardar una mantita dentro del coche, únicamente destinada a este fin.
Para otros padres, poner y quitar el abrigo supone una "pérdida de tiempo". Y es que en ocasiones las prisas del día a día, y el ir siempre con la hora ajustada nos hacen pasar por alto estos detalles tan vitales.
Sin embargo, la Asociación Nacional de Seguridad Infantil ha calculado que el tiempo que se emplea en quitar el abrigo a un niño antes de subir al coche y volvérselo a poner después, no supera los 30 segundos. Un tiempo excelentemente invertido cuando puede suponer la diferencia entre viajar seguro o viajar en peligro.
Llevar a los niños en sillas no homologadas
Otro de los motivos que lleva a los padres a poner en riesgo la vida de sus hijos cuando viajan en coche, es no hacerlo en un sistema de retención infantil (SRI) homologado y adecuado al peso y talla del niño.
Según la encuesta de Acierto, más un millón de padres afirman que no siempre llevan a sus hijos en la correspondiente sillita homologada. De entre ellos, el 27 por ciento reconoce no hacerlo nunca, y el 73 por ciento confiesa que "a veces se les pasa".
Además, el estudio revela que el diez por ciento de los encuestados cree que la silla no protege adecuadamente a sus hijos, a pesar de que los expertos insisten en que un sistema de retención infantil adecuado al peso y talla del niño, puede reducir hasta en un 75 por ciento el riesgo de lesiones en caso de accidente.
Y aunque no debería ser el motivo que nos mueva a llevar a nuestros hijos en un SRI, conviene recordar que el Reglamento General de Circulación establece multas de hasta 200 euros, pérdida de tres puntos de carnet e inmovilización del vehículo por no llevar a los niños en su silla.
Igualmente, debemos asegurarnos de que la silla está correctamente anclada al asiento del coche, y de que los arneses que sujetan el cuerpo del niño están bien colocados y tensados. En caso de utilizar una silla del grupo II/III, deberemos prestar atención al correcto guiado del cinturón de seguridad, y a la colocación de la banda inferior.
Pero... ¿qué es una "silla homologada"?
Los productos homologados son aquellos que cumplen con unos determinados estándares de calidad y seguridad mínimos, especificados en una normativa que los regula. En lo que respecta a las sillas de seguridad del coche, hay dos normativas vigentes: la ECE R44/04 y la R129 o i-Size (en vigor desde 2013).
Cualquiera de las dos normativas es apta, aunque recordemos que la i-Size acabará sustituyendo a la ECE R44/04, por lo que conviene informarse de los cambios que esto va a suponer.
A la hora de elegir una silla para el coche hay que tener en cuenta que la normativa R129 o i-Size divide los SRI por intervalos de peso y altura, mientras que la normativa ECE R44 lo hace por grupos.
Pero no basta con elegir una silla homologada bajo cualquiera de las dos normativas para que el niño viaje seguro, pues recordemos que hay otras medidas de seguridad aparejadas que debemos tener en cuenta:
La cabeza del niño nunca debe salir por encima del respaldo de la silla. Cuando esto ocurra, habrá que renovarla.
La silla debe adaptarse a la perfección al peso y talla del niño, así como a las características de nuestro vehículo. En este sentido, es recomendable visitar una tienda especializado con vendedores formados en la materia que puedan asesorarnos correctamente.
El SRI debe estar bien anclado al coche, utilizando en algunos casos el sistema isofix combinado con un tercer punto de anlcaje, y en otros el cinturón de seguridad del vehículo.
No comprar sillas de segunda mano, y renovar las que tenemos en caso de haber estado implicadas en un accidente de tráfico. Además, recordemos que las sillas también envejecen, y a partir de los seis años de antigüedad los materiales pueden empezar a deteriorarse.
Y ya por último, pero no menos importante, volvemos a insistir en la importancia de utilizar sillas a contramarcha el mayor tiempo posible, pues según los expertos es la forma más segura que tienen los niños de viajar.
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